Ciencia

Descubren unas bacterias que no pueden vivir solas y actúan como un solo cuerpo: explicarían el origen de la vida compleja

Científicos descubren unas bacterias que poseen un comportamiento cooperativo que podrían revelar cómo surgieron los organismos multicelulares.

Bacterias que viven en grupos estrechamente unidos muestran cómo la vida pudo haber evolucionado hacia formas multicelulares complejas. Foto: Roland Hatzenpichler / Universidad Estatal de Montana
Bacterias que viven en grupos estrechamente unidos muestran cómo la vida pudo haber evolucionado hacia formas multicelulares complejas. Foto: Roland Hatzenpichler / Universidad Estatal de Montana

Un equipo de investigadores ha identificado un tipo de bacteria que no puede vivir de forma aislada. Estas bacterias magnetotácticas multicelulares (MMB), que dependen absolutamente unas de otras para sobrevivir y cada célula desempeña una función especializada. Este descubrimiento revela una complejidad sorprendente y ofrece una visión de los posibles pasos iniciales que dio la vida en la Tierra para convertirse en los diversos ecosistemas multicelulares que vemos hoy.

El hallazgo, respaldado por la NASA, permite entender mejor cómo los microorganismos primitivos pudieron dar paso a organismos multicelulares con funciones diferenciadas. Lo que distingue a estas bacterias cooperativas es que no pueden vivir de forma individual y, en cambio, funcionan como un cuerpo único, donde cada célula asume un rol específico.

 Imagen de microscopía electrónica de un consorcio de MMB, destacando sus características, incluyendo un espacio hueco en el centro del consorcio celular. Foto: George Schaible

Imagen de microscopía electrónica de un consorcio de MMB, destacando sus características, incluyendo un espacio hueco en el centro del consorcio celular. Foto: George Schaible

Bacterias que viven como organismos multicelulares

A diferencia de otros microbios que forman colonias temporales, las MMB viven en agrupaciones permanentes donde cada célula depende del conjunto para funcionar. Se trata de una organización biológica excepcional: estas bacterias forman consorcios estables que se desplazan en sincronía, guiados por estructuras internas magnéticas, un comportamiento conocido como navegación magnética bacteriana.

 Ciclo de vida propuesto para las bacterias magnetotácticas multicelulares (BMM). Foto: George Schaible

Ciclo de vida propuesto para las bacterias magnetotácticas multicelulares (BMM). Foto: George Schaible

La investigación destaca que estas bacterias no solo se agrupan, sino que replican su estructura completa como un todo. Cuando se reproducen, no lo hacen célula por célula, sino que duplican el grupo entero, dando lugar a dos conjuntos idénticos. Esta forma de división celular colectiva representa un ejemplo claro de cómo una comunidad bacteriana puede comportarse como un organismo multicelular verdadero.

Diferentes genes, diferentes trabajos

Hasta hace poco, se creía que las células que conformaban los consorcios de MMB eran genéticamente idénticas. Sin embargo, el estudio reveló que cada célula presenta variaciones genéticas que afectan su metabolismo y función. Esta diferenciación celular recuerda al comportamiento de los tejidos especializados en organismos superiores.

Los investigadores observaron que algunas células se encargan de procesar ciertos nutrientes, mientras otras cumplen roles distintos, como el mantenimiento estructural o la respuesta a estímulos ambientales. Este tipo de cooperación bacteriana es inusual en el mundo microbiano y se acerca a lo que ocurre en organismos complejos como plantas y animales, donde cada célula tiene una tarea definida.

¿Por qué es importante la multicelularidad para la evolución?

La aparición de la multicelularidad marcó uno de los eventos más significativos en la historia de la vida terrestre. Permitió el desarrollo de estructuras especializadas y la diversificación de funciones, lo que dio paso a los ecosistemas complejos que conocemos hoy.

Las MMB, al ser el único ejemplo bacteriano conocido con multicelularidad obligada, se convierten en una ventana al pasado evolutivo. Según los científicos, entender cómo se organizan y reproducen estas bacterias podría ofrecer claves sobre cómo los organismos multicelulares surgieron a partir de microorganismos primitivos. Además, este conocimiento podría aplicarse en biotecnología, medicina y astrobiología, ya que modelos similares podrían existir en otros ambientes extremos, incluso fuera de la Tierra.