Sociedad

Un burro y una llama impulsan la educación en Perú y llegan a cientos de escolares de las más lejanas comunidades

En Cusco, un burrito y una llama se han convertido en símbolos de una innovadora propuesta educativa que promueve la lectura en las comunidades rurales de Quispicanchi, Perú.

Un burrito y una llama recorren diversas comunidades de Cusco con libros y revistas. Foto: Composición LR/Oficina de Prensa-San Borja
Un burrito y una llama recorren diversas comunidades de Cusco con libros y revistas. Foto: Composición LR/Oficina de Prensa-San Borja

En Cusco, un tierno burrito de rebuzno potente y una llama juguetona de suave pelaje se han convertido en los protagonistas de una creativa propuesta educativa que está revolucionando la enseñanza en la provincia de Quispicanchi. Gracias a estos animales, cientos de escolares de las más lejanas comunidades en Perú han despertado su amor por los libros y han mejorado significativamente su comprensión lectora.

Estos simpáticos animales, que también colaboran con las labores agrícolas en las alturas andinas, son parte esencial de “Quispicanchi lee, comunidad que aprende”, una iniciativa impulsada por los docentes Vilma Apaza, Valerio Huamán y Vilma Arphi, quienes buscan fortalecer los aprendizajes de niños y adolescentes en zonas rurales.

Animales recorren comunidades y transportan libros y revistas

Desde el 2021, Platero (el burrito) y Pituca (la llama) recorren los fríos distritos de Ccatca, Ocongate y Quiquijana en Cusco, llevando diversos libros y revistas en sus alforjas para que los alumnos se doten de mayor recursos de estudio.

La llama 'Pituca' junto a una pobladora de Cusco. Foto: Oficina de prensa- San Borja

La llama 'Pituca' junto a una pobladora de Cusco. Foto: Oficina de prensa- San Borja

Con ellos, han creado bibliotecas móviles que promueven la lectura con un enfoque intercultural, revalorizando además los saberes ancestrales de la región, en comunidades situadas por encima de los 4 mil metros de altitud.

Intentan fortalecer niveles de compresión lectora

Vilma Apaza, una docente de Cusco, explicó que esta iniciativa, ganadora del Concurso de Buenas Prácticas de Gestión Educativa 2023, organizado por el Ministerio de Educación (Minedu), surgió como respuesta a los resultados en comprensión lectora que obtuvieron los niños de Quispicanchi en la Evaluación Censal de Estudiantes (ECE-2018), donde el 21 % apenas alcanzaba un nivel satisfactorio. Es decir, se registraban bajos niveles de aprendizaje.

Docente enseñando a alumnos en comunidades de Cusco. Foto: Oficina de Prensa-San Borja

Docente enseñando a alumnos en comunidades de Cusco. Foto: Oficina de Prensa-San Borja

“Las cifras eran el reflejo de la escasez de estrategias pedagógicas innovadoras adecuadas a la zona, la planificación educativa alejada de la realidad local y la ausencia de espacios que fomentaran el hábito de la lectura. Ahora, los índices de comprensión lectora han mejorado notablemente, según las cifras de la última Evaluación Regional de Aprendizajes”, señaló Apaza.

Docentes crearon jornadas comunitarias de lectura

Con la aprobación del proyecto, durante 2021 y 2022 los docentes implementaron diversas acciones que involucraron a los alumnos, sus familias y a otros profesores. Así nacieron los “Miércoles Pedagógicos”, jornadas comunitarias de lectura en las que Platero y Pituca son los invitados especiales. “Cuando llegamos a las escuelas jalando el burrito y la llama, todos los niños corren a acariciarlos, a jugar con ellos y a coger los libros, revistas y folletos que cargan, porque saben que sus páginas traen miles de historias para contar”, precisó Apaza.

El éxito fue tal que este año el programa se ampliará a nivel regional bajo el nombre “Ayni Educativo: Maestros que siembran y ciudadanos del futuro”, en colaboración con el Ministerio de Educación y organizaciones como World Vision y Fe y Alegría. Se espera llegar a más de 50 mil escolares en las zonas más alejadas del Cusco.

Iniciativa fomenta la lectura

Además de fomentar la lectura, la iniciativa ha motivado a los estudiantes a crear obras teatrales, dramatizar cuentos, escribir relatos inspirados en sus raíces y componer canciones en lenguas originarias. Ello llevado a la organización de festivales de lectura como “Tinkuy y saberes ancestrales”, donde los alumnos se convierten en narradores y artistas guiados por sus maestros.

Hasta el momento, el 80 % de las escuelas participantes ya cuentan con bibliotecas en castellano y quechua, y múltiples familias han creado espacios de lectura en casa. Relatos que antes solo se contaban de forma oral, ahora se escriben, se leen y se comparten. "Platero y Pituca no solo transportan libros, también llevan esperanza, sabiduría y orgullo cultural, y demuestran que la innovación no siempre necesita pantallas ni robots, pues, a veces, solo basta con mirar el entorno e interactuar con la naturaleza, afirma con orgullo la maestra", finalizó la maestra.

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