Niña venezolana de 2 años permanece en EEUU tras deportación de su madre y su padre bajo el gobierno de Trump
El padre de la niña venezolana fue encarcelado en El Salvador y la madre deportada a Venezuela el 25 de abril. La menor permanece en un centro de acogida, bajo la custodia del gobierno de EEUU.
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Una niña venezolana de 2 años, de nombre Maikelys Antonella Espinoza Bernal, ha sido separada de sus padres tras ser deportados por las autoridades estadounidenses. El padre de la niña fue enviado a una prisión en El Salvador, mientras que su madre fue enviada a Venezuela el pasado 25 de abril. La menor permanece en un centro de acogida en Estados Unidos, lo que ha despertado el clamor de su familia para que sea reunificada con su madre, quien está en su país de origen.
La situación de la pequeña Maikelys, conocida por sus familiares como Antonella, es solo una de las múltiples separaciones familiares que ocurrieron durante la presidencia de Donald Trump. Las autoridades estadounidenses justificaron la separación al argumentar que la niña fue retirada del avión de deportación por su “seguridad y bienestar”. No obstante, la falta de pruebas claras sobre los cargos que vinculan a los padres con actividades delictivas, así como el proceso legal ambiguo que sigue a la familia, ha generado más preguntas que respuestas.

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Deportación de los padres de la niña venezolana y la respuesta del gobierno
El gobierno de Trump había implementado medidas estrictas en contra de la inmigración, lo que incluyó la separación de familias en la frontera. Aunque esta política fue ampliamente criticada y en gran parte abandonada por la administración de Biden, siguen ocurriendo casos de separaciones, especialmente cuando las autoridades consideran que los menores corren algún tipo de riesgo. En el caso de la familia de Maikelys, las autoridades alegaron que los padres tenían vínculos con el Tren de Aragua, una banda criminal venezolana, aunque no han presentado pruebas contundentes que respalden esta acusación.
El padre de Antonella, Maiker Espinoza, fue detenido en marzo y enviado a una prisión de máxima seguridad en El Salvador. La madre, Yorely Bernal, fue deportada el 25 de abril de 2024, tras haber ingresado a EEUU con su hija y su pareja en mayo de 2024, cuando aún gobernaba el presidente Joe Biden. Según los informes, a Bernal se le informó que Antonella viajaría con ella, pero al momento de embarcar, la niña no estaba en el avión. La familia denunció que la niña fue retirada del vuelo, aunque las autoridades no han detallado la razón de esta decisión. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) indicó que la decisión de separar a la niña de sus padres se basó en la "seguridad y bienestar" de la menor. Sin embargo, el gobierno no ha proporcionado evidencia clara que demuestre la vinculación de los padres con actividades delictivas o que justifique su tratamiento como miembros del Tren de Aragua, una organización criminal a la que las autoridades han relacionado a varios inmigrantes venezolanos.
La vida de la niña venezolana en centros de acogida
Mientras su madre y su padre enfrentan sus respectivos destinos, Antonella permanece bajo la custodia del gobierno estadounidense, específicamente en un centro de acogida administrado por la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR). La niña ha sido trasladada a varios hogares de acogida a lo largo de este proceso, lo que ha generado angustia en su abuela, Raida Inciarte, quien reside en Maracaibo, Venezuela. Inciarte ha solicitado al gobierno de Estados Unidos que libere a la niña para que pueda reunirse con su madre, quien actualmente está en su país de origen, donde sigue enfrentando la angustia de la separación.
El caso de Antonella ha atraído la atención de organizaciones defensoras de los derechos de los migrantes, quienes exigen una mayor transparencia en los procesos de deportación y separación familiar. La familia, que ya ha vivido un año de incertidumbre, sostiene que la niña ha sufrido emocionalmente debido a los constantes traslados y la separación de su madre y padre. Inciarte ha indicado que la pequeña ha pasado por varias familias de acogida, lo que añade más dolor a una situación ya de por sí compleja.