¿Qué pasa cuando las autoridades detienen a un menor inmigrante? Los riesgos de los niños que cruzan solos la frontera de EE. UU.
Los menores migrantes no acompañados que cruzan la frontera de EE. UU. enfrentan un proceso legal complejo y riesgos graves, incluyendo la detención en condiciones precarias y la amenaza de sufrir daños emocionales.
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Cada año, un número creciente de menores no acompañados cruza la frontera de Estados Unidos buscando refugio. La situación, lejos de ser aislada, ha ido aumentando con el paso de los años, poniendo en evidencia las grietas en el sistema migratorio estadounidense. Con cifras alarmantes, solo en el año fiscal 2024 más de 99,000 niños fueron detenidos por las autoridades migratorias en la frontera. Los menores enfrentan no solo el desafío de un largo y peligroso viaje, sino también un proceso legal complejo que pone en peligro su bienestar.
A medida que las autoridades estadounidenses intentan manejar este fenómeno, organizaciones no gubernamentales y expertos en el tema advierten sobre los riesgos físicos, psicológicos y legales a los que se enfrentan estos menores. Muchos de ellos provienen de países de Centroamérica y México, huyendo de la violencia, la pobreza y el reclutamiento de pandillas.
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“Nadie quiere que un niño tenga que venir a Estados Unidos y pedir ayuda. Nadie quiere eso. Todo el mundo quiere que los niños puedan quedarse en sus comunidades de origen y tener éxito allí. Si hay un niño que tiene que venir porque no está a salvo (en su lugar de origen)", sentenció a CNN Jennifer Podkul, abogada y jefa de Defensa Global de Kids in Need of Defense (KIND), una organización que asiste a menores migrantes no acompañados.
La detención de menores en la frontera de EE. UU: ¿qué riesgos afrontan?
El proceso legal que enfrentan los menores inmigrantes no acompañados al ser detenidos por las autoridades de EE. UU. es complejo y lleno de riesgos. Desde el primer contacto con los agentes fronterizos, el niño se enfrenta a un proceso judicial que puede ser traumático. Aunque las autoridades están obligadas a proporcionar cuidados básicos, como alimentos, alojamiento y atención médica, una vez en detención, el menor puede sufrir daños emocionales debido a la incertidumbre y la falta de apoyo adecuado durante el proceso legal.
“Los niños no entienden necesariamente cómo hacerlo [el proceso legal]. Tienen que hablar de lo peor que les ha pasado, repetirlo una y otra vez, escribirlo y, a veces, los entrevistarán y les harán preguntas al respecto. Es un proceso traumático”, acota Podkul
Sumado a ello, muchos niños son asignados a refugios de detención donde permanecen durante largos períodos. Este entorno, a menudo hostil, genera un impacto negativo en su salud mental. Los expertos coinciden en que sin la representación legal adecuada, estos menores tienen pocas probabilidades de lograr una resolución favorable en su caso.
¿Por qué un menor llega solo a la frontera?
La decisión de enviar a un niño solo a la frontera de EE. UU. no es sencilla. En algunos casos, los padres o tutores toman la decisión debido a las condiciones extremas de violencia o pobreza que enfrentan en sus países de origen. Sin embargo, también existen casos en los que son los propios menores quienes deciden emprender el viaje por miedo a ser reclutados por pandillas o ser víctimas de otras formas de violencia.
“No siempre la decisión de enviar a un niño no acompañado a la frontera es de los padres, a veces la idea viene del propio niño. Recuerdo haber hablado con un niño de 11 años que dijo que estaba empezando a tener la edad en la que las pandillas querían empezar a reclutarlo (en su lugar de origen)”, aclara Podkul. Asimismo, agregó que, en este caso, el menor de 11 años era el mayor de la familia, por lo que las pandillas le dijeron que si no se unía a ellos, lastimarían a su madre o a sus hermanos menores.
¿Qué ocurre cuándo son detenidos los menores no acompañados en la frontera?
Cuando un menor es detenido por las autoridades de inmigración, se inicia un proceso legal que involucra varios pasos complicados. Primero, el niño es transferido a la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR), donde se le proporciona alojamiento y cuidados básicos. Sin embargo, lo más importante es que el menor debe ser liberado a un patrocinador, que suele ser un familiar, mientras espera los procedimientos judiciales relacionados con su estatus migratorio.
Es en esta etapa donde la intervención de un abogado especializado se vuelve crucial. Los menores que no reciben representación legal corren el riesgo de ser deportados sin que se les haya dado la oportunidad de presentar su caso ante un juez. La representación legal aumenta significativamente las probabilidades de que un niño reciba una decisión favorable, ya sea en un caso de asilo o en un proceso de protección humanitaria.

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Sin embargo, a pesar de la importancia de la asistencia legal, muchos niños no tienen acceso a abogados debido a la falta de recursos. En muchos casos, los menores viven durante años en un limbo legal, enfrentando la incertidumbre de su futuro mientras lidian con el trauma del viaje y las condiciones de su detención.
“Llevamos ositos de peluche porque siempre es abrumador asistir a una audiencia de deportación. Pensar que un niño que necesita un osito de peluche para sentirse más seguro en el tribunal podría perder a su abogado de la noche a la mañana es una desviación impactante de las ideas más básicas que tenemos sobre la justicia y el debido proceso”, sentenció Susan E. Reed, directora del Centro de Derechos de los Inmigrantes de Michigan (MIRC).