Agencias

Un carnaval afrobrasileño celebra el vínculo cultural en Nigeria


Miles de jóvenes y ancianos descendientes de antiguos esclavos desfilaron el domingo con elaborados y coloridos atuendos en Lagos, la ciudad más grande de Nigeria, para mantener viva su herencia y celebrar la historia afrobrasileña de la ciudad.

La vitalidad, los colores y el ritmo recordaban al Carnaval de Río de Janeiro, aunque a menor escala y al otro lado del océano Atlántico.

Tras la abolición de la esclavitud en Brasil, algunos de los esclavizados regresaron a África Occidental y se asentaron en varios países, entre ellos Nigeria y Sierra Leona.

Con ellos trajeron la cultura latinoamericana, con sus bailes, comidas, religiones y colores, que aún perduran en algunos rincones de la gran ciudad de Lagos.

En el carnaval Fanti del domingo, una mujer con un vestido verde y amarillo y un tocado amarillo en la cabeza bailaba al compás de fuertes tambores y trompetas, abrazando a veces a un compañero que actuaba con zancos.

Justo detrás, un grupo de jóvenes con máscaras de colores y pantalones y chaquetas amarillos y rojos se preparaban para la "danza del dragón".

Los largos dragones de goma, similares a los que se utilizan en las celebraciones del Año Nuevo chino, seguían el tema amarillo y verde.

"Queremos mantener (nuestra herencia) viva, muy colorida (...) nos encantan los colores", declaró Onabolu Abiola, un profesor de bellas artes jubilado de 67 años, vestido con el amarillo y verde de la bandera brasileña.

"Durante este tiempo, no nos preocupamos de la situación económica o de lo que sea. Todo el mundo se reúne para divertirse", afirmó este hombre de barba gris, que se arrancó a bailar improvisadamente al son de la música tradicional nigeriana yoruba y de los tambores que sonaban de fondo mientras las comparsas se preparaban para sus actuaciones.

- "Historia de esperanza" -

Mayegun Musiliu, de 50 años, vestía un traje rojo intenso mientras caminaba con sus compañeros.

"Estamos aquí para mostrar la cultura, estamos aquí para hacer historia. La celebración de la cultura es importante", afirmó. "Así es como la mantenemos".

Brasil fue el último lugar de América en abolir la esclavitud, poniendo fin formalmente a esta práctica en 1888. Muchos esclavos fueron obligados a adoptar nombres portugueses.

Actualmente es frecuente encontrar en Nigeria a personas con nombres de etnia yoruba y apellidos portugueses, como Aduke Gomez, abogada e historiadora de 62 años.

"La historia de los afrobrasileños es una historia de tragedia, pero también de esperanza, de resiliencia", declaró mientras sonaba música a todo volumen, ahogando casi sus palabras.

"Personalmente, estoy muy orgullosa de ser descendiente de afrobrasileños. (...) Cuando volvieron, no tenían nada. Trabajaron, se educaron y contribuyeron positivamente" al país, explicó.

El carnaval "no es solo un día, es un legado tangible de lo que vivieron mis antepasados", añadió.

Joke Silva, una conocida cineasta y actriz de 64 años, recuerda cómo sus padres solían llevarla siempre al festival Fanti cuando era niña. Ella continuó la tradición y trajo a sus hijos.

"Es necesario cuestionar más cómo el trauma (de la esclavitud, ...) ha formado parte de lo que somos hoy, pero eso no significa reivindicar el victimismo", afirmó.

Para muchos nigerianos, el carnaval representa una parte de la historia de su país a veces desconocida, aunque algunos intentan cambiar eso.

Kelenchi Anabaraonye, de 27 años, recordó que cuando era más joven tenía compañeros de colegio con apellidos portugueses.

"Tenía amigos que se llamaban Pionero, Pereira, Da Silva, Gomez. En aquella época pensaba que bromeaban con los nombres. ¿Por qué tenían un nombre yoruba y un apellido extranjero? No sabía que había alguna conexión histórica", explicó Anabaraonye, que organizó una exposición sobre la historia del festival.

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