Hecha la ley, hecha la trampa
El cardenal Juan Luis Cipriani desobedeció el precepto penal que le impuso en vida el papa Francisco, tras ser acusado por abusos sexuales durante la confesión, al aparecerse en las reuniones previas al cónclave para elegir al sucesor de Francisco. Los sobrevivientes de abuso de la Iglesia católica critican la inacción del Colegio Cardenalicio ante el religioso de 81 años.
- Cipriani sigue en Roma y participa de actividades previas al Cónclave con ropa de cardenal cuando lo tiene prohibido
- Sobrevivientes del Sodalicio rechazan presencia de Cipriani en funeral del papa: "Tiene un impulso descontrolado de ejercer poder"

Por: Paola Ugaz
El primer cardenal del Opus Dei y obispo emérito, Juan Luis Cipriani Thorne, ha desatado un escándalo en la curia: días antes de la instalación del cónclave en Roma para elegir al sucesor de Francisco, acudió a su velorio y a todas las reuniones preparatorias, sin reparar en las obligaciones del precepto penal y en el dolor que causa a la víctima que lo denunció por abuso sexual.
La polémica de los religiosos desobedientes la inició el cardenal italiano Giovani Angelo Becciu, condenado por corrupción, quien buscó ser parte de la elección de los candidatos y desconocer las graves sanciones que penden sobre él por fraude financiero. Francisco le quitó todos sus derechos como cardenal y, de modo inesperado, Becciu quiso desconocer la medida. Felizmente, recapacitó y anunció que no participará en el cónclave porque “he decidido obedecer la voluntad del papa Francisco”.
Revictimizar al denunciante
La Red de Sobrevivientes de Perú, presidida por el comunicador José Enrique Escardó, publicó
un comunicado en el que señala su “rechazo” a la presencia de Cipriani en las actividades
previas al cónclave: “Al acudir a las congregaciones generales, Cipriani y los cardenales que se lo permiten revictimizan a la víctima denunciante, lo cual es imperdonable”.
“Si la Iglesia católica quiere seguir en el sendero de tolerancia cero a la violencia sexual contra menores planteada por el papa Francisco, ello es un preocupante mensaje que afecta la confianza en los criterios de elección del próximo pontífice”, dice el comunicado, al tiempo que añade, “…la presencia de Cipriani tiene como finalidad: una muestra pública de rebeldía y poder”.
En tanto, en entrevista con La República, Juan Carlos Cruz, miembro de la Pontificia Comisión
para la Protección de los Menores, dijo que “es profundamente preocupante que al cardenal Juan Luis Cipriani, a pesar de las creíbles denuncias relacionadas con abusos y las claras medidas
punitivas impuestas por el papa Francisco —incluida la retirada de sus facultades para usar insignias cardenalicias y su prohibición de regresar a Lima—, se le siga permitiendo participar en las consultas vaticanas previas al cónclave”.
“Aunque el derecho canónico le impide votar debido a su edad (más de 80 años), su mera
presencia en estas deliberaciones críticas es un escándalo y una profunda ofensa para los
supervivientes y los fieles”, agregó Cruz, quien fue uno de los amigos más cercanos al papa.
El historial de Cipriani
De acuerdo con el también miembro de la Comisión Pontificia de Abusos, en el historial de Cipriani se ha documentado el abierto menosprecio a los sobrevivientes y que haya permitido entornos abusivos.
“Su desafío a las sanciones del papa Francisco subraya aún más su desprecio por la responsabilidad la disciplina de la Iglesia. Permitirle cualquier forma de participación, incluso consultiva, socava el compromiso de la Iglesia con la salvaguarda, la justicia y la transparencia”, explicó.
Para uno de los sobrevivientes y denunciante del sacerdote chileno, Fernando Karadima, se debería evaluar una sanción a Cipriani que le “prohíba cualquier forma de influencia visibilidad. La rendición de cuentas debe significar algo más que gestos; debe ser real, decisiva y coherente, especialmente en momento tan críticos como la preparación de un nuevo cónclave”.
“Los fieles y los supervivientes merecen algo mucho mejor que ver cómo figuras comprometidas
como Cipriani siguen teniendo voz en la configuración del futuro de la Iglesia”, concluyó.

PUEDES VER: Proponen que presidentes, congresistas y gobernadores sean vacados si mienten durante su gestión
¿Qué hace Cipriani en las congregaciones generales?
Los medios, organizaciones de sobrevivientes y estudiosos de la historia del Vaticano se preguntan qué hace Cipriani en las congregaciones generales. Desde 2019, fue sancionado por Francisco con un precepto penal tras la denuncia de abuso sexual, en el que se le impedí regresar al Perú, usar símbolos cardenalicios, entre otras prohibiciones.
Fiel a su espíritu soberbio, en enero, Cipriani regresó a Lima a recibir una medalla que le
entregó el miembro del Opus Dei y alcalde de Lima, Rafael López Aliaga. Mientras se acomodaba
la medalla y se congratulaba del presunto espaldarazo que le daba a la candidatura a la
presidencia de Rafael López Aliaga, el diario El País publicó un reportaje en el que revelaban
que Cipriani fue investigado desde el 2018 por una denuncia de abuso sexual y que su castigo,
el precepto penal, se lo impuso el papa Francisco. En ese entonces, el 2018, y a pedido del
pontífice, el jesuita Carlos Cardó acompañó la investigación que acabó con la destitución
como obispo de Lima de Juan Luis Cipriani. Cardó es uno de los mejores amigos en el mundo
de Jorge Luis Bergoglio.
De inmediato, Cipriani desmintió y negó la denuncia.
Por esa razón, en una inusual respuesta que llegó un día domingo, Matteo Bruni, el portavoz
de la sala Stampa (la Oficina de Prensa del Vaticano) confirmó la sanción a Cipriani, a través del precepto penal.
Este precepto penal significa que el papa no le hizo ningún proceso ni le puso ninguna pena,
sino que el papa Francisco como superior jerárquico en la Iglesia, que era Cipriani, puede imponer a sus subordinados la obediencia en algunos aspectos. Por tanto, puede mandarles
o prohibirles diferentes cosas. En este caso, el papa le prohibió, porque era superior suyo,
residir en Lima, usar insignias episcopales manifestarse públicamente, entre otras cosas.
Cipriani desobedeció el precepto penal de Francisco. El papa no le castigó con ninguna
pena. Solo le amenazó en caso de desobediencia. No dijo que fuese culpable o inocente.
Solo señaló, y lo supimos por el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, que había fumus delicti en lo que había cometido, es decir que era probable que aquello hubiera ocurrido, pero nunca hubo un proceso para declararlo culpable.
Según fuentes clericales, la declaración de Bruni ,del 25 de enero, “es clara y contunden la te. Los preceptos penales con medidas disciplinarias referidas a la actividad pública e impuestos contra Cipriani siguen válidas. Tenemos que esperar que pase este período para que sea retomado el caso: los cardenales congregados tendrán que pronunciarse”.
En el boletín oficial del Vaticano, señalaron lo siguiente: “Las medidas disciplinarias contra
el cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, arzobispo emérito de Lima (Perú), existen y siguen
siendo válidas y vigentes. Así lo confirmó hoy, domingo 26 de enero, a los periodistas, el director de la Oficina de Prensa del Vaticano, Matteo Bruni, tras las informaciones de la prensa española
sobre las denuncias contra el cardenal presentadas ante la Santa Sede en 2018, referidas
a abusos que Cipriani habría cometido a principios de los años ochenta. Acusaciones que dieron lugar a una serie de sanciones, entre ellas la obligación de abandonar su país de origen”.
Bruni confirmó en su comunicación que, “tras aceptar su dimisión como arzobispo de Lima”, al cardenal “se le impuso un precepto penal con ciertas medidas disciplinarias relativas a su actividad pública, lugar de residencia y uso de insignias”. La medida en cuestión fue “firmada y aceptada” por Cipriani. “Y aunque en ocasiones puntuales se concedieron ciertos
permisos para atender peticiones debidas a la edad y situación familiar del cardenal, en la actualidad, este precepto sigue vigente”, subrayó el portavoz.
Según el diario La Nación de Argentina, el cardenal Cipriani fue convocado oficialmente a las reuniones precónclave por el cardenal Giovanni Battista Re, el decano del colegio cardenalicio.
Según el experto en abusos sexuales, el teólogo Hans Zollner, el “caso Cipriani” debe ser
tratado y solucionado por el cardenal camarlengo Kevin Farrell y los tres cardenales que han sido sorteados este lunes para asistirlo en los primeros tres días (el filipino Luis Antonio Tagle, el alemán Reinhard Marx y el corso-francés Dominique Mamberti).
“No conozco las sanciones, pero si existen y (Cipriani) las está desobedeciendo, insisto, tienen que intervenir los cardenales, porque quiere decir que hay un problema de aplicación de las sanciones y de credibilidad de las sanciones”, indicó Zollner a La Nación, al tiempo que agregó que el sucesor de Francisco debe detener el escándalo de los abusos que han dañado a la credibilidad de la Iglesia: “Es necesario que entre los candidatos a papa esté muy claro cómo actuaron respecto a los abusos en el pasado y cómo actuarán en el futuro, porque se trata de un asunto importante para el pontificado, independientemente de quién sea papa”.

PUEDES VER: Poder Judicial confirma sentencia de 15 años de prisión contra Ollanta Humala y Nadine Heredia
¿Por qué los cardenales no toman medidas?
Cipriani quiere entrar en las congregaciones generales y en principio lo puede hacer según el número siete de Universi Dominici Gregis (la Constitución Apostólica de 1996) porque no está legítimamente impedido.
La pregunta que se hacen los fieles del mundo es ¿por qué los cardenales no lo castigan, al menos, evitándole entrar en las congregaciones generales? Y así acabar con este escándalo que supone ver a un presunto pederasta, como si nada hubiera ocurrido. Gracias a la investigación de El País y el libro de Pedro Salinas La verdad nos hizo libres, hay una víctima en Lima que ha dicho, claramente, que es víctima suya.
Cuando se desobedece un precepto penal, ya se puede imponer una pena. La pregunta es ¿quién escuda al cardenal Cipriani? En primer lugar, el Opus Dei limeño, principalmente el de Rafael López Aliaga, que también protege los bienes del Sodalicio a través del fideicomiso donde esconden los 9 cementerios de las víctimas a las que tienen que reparar. También el Opus Dei romano y español, seguramente por los favores debidos.
Le protegen también los cardenales que deben elegir al próximo papa: ellos son quieres
deberían imponer la pena debida a la desobediencia de Cipriani al precepto penal (que
aún desconocemos), y no lo hacen. En tercer lugar, lo protegen la desidia, la cobardía o la
complicidad de aquellos peruanos que le están agradecidos por el apoyo moral al gobierno autoritario de Alberto Fujimori (1990-2000), que “trajo la paz, pero al duro precio de lesionar los
derechos humanos y dejarnos como sociedad anestesiada”. Solo hay que ver la diferencia en
la reacción de la sociedad chilena a la pederastia respecto a aquella de la sociedad peruana.¿Quién le pone el cascabel al gato ad portas del cónclave? Veremos, veredes.