Papa Francisco: ¿La muerte del sumo pontifice afectará la disolución del Sodalicio? Esto es lo que se sabe
La disolución fue firmada el 14 de abril. Existen dudas sobre su continuidad en el nuevo pontificado. Personas ligadas al proceso han hablado sobre la necesidad de vigilar su cumplimiento.
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El papa Francisco ha muerto. Durante la madrugada de este 21 de abril, Jorge Mario Bergoglio falleció a causa de un accidente cerebrovascular. Su legado como líder espiritual de la Iglesia Católica deja una acción especialmente valorada por muchos peruanos: la disolución del Sodalicio de Vida Cristiana, una comunidad religiosa en la que se perpetraron abusos psicológicos, físicos y sexuales contra menores durante varios años. La disolución de esta institución, fundada por Luis Fernando Figari, fue firmada por el sumo pontífice el pasado 14 de abril, apenas una semana antes de su fallecimiento.
A pesar de que esta medida fue oficializada por la Iglesia Católica, persisten dudas sobre si se mantendrá bajo el nuevo pontificado. Por ello, La República contactó a personas cercanas a la decisión tomada por el papa Francisco, así como a un experto en derecho canónico, con el objetivo de aclarar las incertidumbres respecto al futuro de este proceso.

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Experta en derecho canónico aclaró el futuro de la disolución del Sodalicio
La República se contactó con Milagros Revilla, constitucionalista y canonista de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), para disipar las dudas sobre el futuro de la disolución del Sodalicio. Revilla comentó que revertir la disposición de suprimir al Sodalicio es algo improbable y, básicamente, imposible.
“No se puede afectar. Está prohibido que durante la sede vacante —es decir, el período entre la muerte del papa y la elección de su sucesor— se modifiquen, deroguen o contradigan disposiciones del derecho canónico. Todo lo que el papa fallecido haya dispuesto, en este caso el papa Francisco, no puede ser alterado. Ya estamos frente a un hecho consumado. No se puede revertir, porque la decisión del papa Francisco fue tomada con fundamentos esenciales respecto a toda asociación. Esto incluye al Sodalicio, al Movimiento de Vida Cristiana y a otras entidades que fueron disueltas”, señaló.

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Para explicar por qué esta reversión es imposible, el fundamento canónico se encuentra en el concepto de carisma. Según explicó Revilla, el carisma es esa inspiración del Espíritu Santo que debe ser reconocida por la autoridad de la Iglesia. En este caso, el papa ha declarado que el Sodalicio carecía de dicha inspiración en su fundación. Francisco habría decretado que el Espíritu Santo no estuvo presente en el origen del movimiento fundado por Figari. De esta manera, se atacó el núcleo mismo de la institución y se estableció un fundamento sólido para su disolución.
“El decreto de disolución para cada una de las cuatro ramas fundadas por el señor Figari ataca la raíz misma de su existencia: el carisma. Por eso es casi improbable —por no decir imposible— que un nuevo papa, sin importar su tendencia, revierta esa decisión. Un papa conservador difícilmente afirmaría la existencia de un carisma donde ya se ha determinado que no lo hay. Sería contradictorio (…)”, expuso.
Revilla también adelantó lo que podría ocurrir con la gestión de Jordi Bertomeu. Al igual que la disposición de disolver el Sodalicio, la decisión de designar al monseñor Bertomeu como encargado del proceso de disolución y del acompañamiento a las víctimas se mantiene vigente. Solo una falta muy grave podría revocar dicha decisión: “Para que se anule su labor tendría que existir una razón extremadamente grave, más fuerte incluso que el sufrimiento de las víctimas, lo cual es muy poco probable. Para la Iglesia, las víctimas tienen alma, y su bienestar espiritual es fundamental. La Iglesia ha pedido perdón públicamente: lo hizo Benedicto XVI, lo ha hecho Francisco. Las normas comenzaron con Juan Pablo II, aunque se han intensificado recién en años recientes. Oponerse a eso sería oponerse a tres papas y a lo establecido canónicamente”, mencionó.
Sodalicio: José Enrique Escardó y Pedro Salinas hablaron sobre el futuro de su disolución
José Enrique Escardó, primer denunciante del Sodalicio, sostuvo una reunión con el papa Francisco a finales de enero de 2025. En aquella ocasión, Escardó recuerda haber encontrado a Bergoglio lúcido y dispuesto a conversar: "Estaba tranquilo, con las dificultades normales para pararse y moverse, pero muy atento", declaró. Al ser consultado sobre lo que podría ocurrir con el Sodalicio tras la muerte del pontífice, Escardó señaló que el decreto ya estaba aceptado por el propio Sodalicio, lo que brinda cierta tranquilidad frente a la posibilidad de que se revierta la decisión, contraria al deseo de las víctimas y sobrevivientes.
“El papa ya firmó el decreto de supresión. Además, el Sodalicio y las demás organizaciones de la Familia Sodálite —el Movimiento de Vida Cristiana, las Fraternas y las Siervas del Plan de Dios— ya han publicado comunicados en los que aceptan la medida y han comenzado el proceso”, afirmó Escardó.
El denunciante también advirtió que, aunque la decisión no debería ser anulada, la Iglesia Católica se rige por un modelo en el que el papa tiene poder absoluto, por lo que es necesario mantenerse vigilantes: “No debería haber ningún problema con ese decreto, incluso si el papa Francisco ha muerto. Siempre existe la posibilidad de que el próximo pontífice decida cambiarlo o anularlo. Esa es una característica de la Iglesia Católica: el poder absoluto que tienen los papas. Sin embargo, las víctimas y sobrevivientes estaremos atentos para denunciarlo si ocurre. No creo que pase, porque el caso Sodalicio es muy visible en todo el mundo y sería un escándalo. Y a la Iglesia no le gustan los escándalos”, indicó.
Por su parte, Pedro Salinas, periodista que ha dedicado gran parte de su carrera reciente a investigar los abusos cometidos por el Sodalicio, afirmó que la decisión es irreversible: “El Sodalicio ya fue. No existe, no existirá jamás”, sentenció. Según Salinas, el siguiente paso es continuar con el desmantelamiento de la red global vinculada a la organización, una tarea que recaerá en el comisario monseñor Jordi Bertomeu: “Tendrá un desafío muy grande por delante, porque lo que va a hacer es histórico. No ha pasado antes; está ocurriendo por primera vez en el Perú”, expresó.