La leyenda de la 'única' papa mujer de la historia: usó el nombre falso de Juan el Inglés y un embarazo repentino la delató
La historia de la papisa Juana, quien disfrazada de hombre, ascendió en la jerarquía de la Iglesia hasta llegar al papado, sigue sorprendiendo por las distintas teorías sobre su vida. Su identidad fue revelada de forma dramática cuando dio a luz en plena procesión.
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A lo largo de los siglos, la Iglesia Católica ha sido escenario de numerosas leyendas, pero ninguna tan intrigante como la de la papisa Juana. Según las crónicas medievales, una mujer disfrazada de hombre, ascendió al trono papal; no obstante, su papado terminó de manera dramática al descubrirse su verdadera identidad por un embarazo repentino. La historia detrás de esta leyenda sigue siendo un misterio, lleno de giros sorprendentes y cuestionamientos históricos.
A pesar de que muchos expertos han desmentido su existencia, la historia de la papisa Juana ha perdurado, influyendo en la literatura, el cine y el debate sobre el rol de la mujer en la Iglesia.
¿Quién fue la papisa Juana?
La leyenda de la papisa Juana sostiene que nació en Maguncia, Alemania, alrededor del siglo IX; sin embargo, es recién a mediados del siglo XIII que la leyenda se escribe por primera vez, aunque es probable que se haya expandido antes de forma oral. Existen tres versiones tempranas clave de escritores dominicos, siendo estas muy similares: Jean de Mailly, Esteban de Borbón y Martín de Polonia.
Aunque no se conocen detalles sobre su familia, se dice que sus padres eran ingleses. Los autores coinciden en que durante su juventud se escapó de casa con su amante a Atenas. Para poder estudiar y acceder a la educación universitaria, se disfrazó de varón, haciéndose pasar por un hombre llamado Juan, llegando a destacar. Su educación la llevó a Roma, donde continuó ocultando su identidad y trabajando como profesora del Trivium, enseñando gramática, lógica y retórica a nobles y discípulos.
Fue tal su erudición que, según los relatos, llegó a ganar la confianza del papa León IV, quien la designó secretaria curial en la Iglesia. Con el paso del tiempo, y gracias a su inteligencia y destreza, Juana logró ascender hasta convertirse en cardenal y finalmente papa, eligiendo el nombre de Juan VIII. Las versiones de Martín el Polaco y Jean de Mailly sostienen que su papado duró entre 855 y 857 o entre 872 y 882, aunque las fechas varían según las fuentes.

Representación de la papisa Juana. Foto: CapturaLa Pontífice.
¿Cómo descubrieron que el papa Juan el inglés era mujer?
La revelación de la verdadera identidad de la papisa Juana se produce, según la leyenda, durante una procesión desde la basílica de San Pedro a Letrán, en una calleja estrecha entre el Coliseo y la iglesia de San Clemente, en Roma. Durante el evento, Juana dio a luz en público, lo que sorprendió a los fieles que asistían a la ceremonia. Este hecho, aparentemente inesperado, destapó la verdad sobre su sexo y la identidad secreta que había mantenido durante su reinado.
Las versiones varían sobre las consecuencias de este descubrimiento. En algunas, Juana es atada de pies y manos y arrastrada por un caballo fuera de la ciudad, mientras es lapidada por una multitud enfurecida, mientras que en otras, su vida termina al dar a luz. Otras; sin embargo, indican que falleció en un convento, después de haber sido depuesta por el clero.
Un aspecto de la leyenda que ha sido objeto de controversia fue que se atribuya la paternidad del niño de la papisa Juana, según algunos relatos, a Lamberto de Sajonia, un embajador que desempeñó un papel clave en la corte papal.
¿Realmente existió la papisa Juana?
Aunque la historia de la papisa Juana ha sido repetida por siglos, su existencia nunca ha sido confirmada. La primera mención documentada de la leyenda proviene de escritores medievales como Jean de Mailly, Esteban de Borbón y Martín el Polaco. Cada uno de estos autores añadió detalles a la narrativa, pero las inconsistencias en sus relatos han hecho que muchos historiadores pongan en duda la autenticidad del relato.
En el siglo XVI, Onofrio Panvinio, un historiador agustino italiano, refutó la existencia de Juana, señalando que la sucesión papal en ese período estaba bien documentada y no había lugar para una mujer en esa línea. La falta de pruebas sólidas, como monedas o documentos contemporáneos, llevó a muchos a cuestionar la historia, considerándola más como una leyenda que como un hecho histórico. La falta de registros oficiales de la Iglesia que mencionaran a la papisa Juana en las listas papales también alimenta las dudas sobre su existencia.