China se supera a sí misma y construye el nuevo puente más alto del mundo: casi el doble del tamaño del Empire State
La megaobra del puente Huajiang Canyon, en Guizhou, alcanzará los 625 metros de altura y se convertirá en el más alto del mundo. Su finalización está prevista para junio de 2025 y promete revolucionar la conectividad en el suroeste de China.
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En la provincia montañosa de Guizhou, ubicada al suroeste de China, avanza la construcción de una de las infraestructuras más imponentes de los últimos tiempos: el Puente Huajiang Canyon. Actualmente en su fase final, esta estructura alcanzará una altura de 625 metros, lo que lo posicionará como el puente más alto del mundo, superando con holgura al Puente Duge —también situado en China— que ostenta el récord vigente con 565 metros.
Con una extensión de 2.890 metros, la estructura fue concebida para conectar las localidades de Liuzhi y Anlong, ubicadas en una zona de geografía escarpada y de acceso complicado. Se proyecta que reducirá el tiempo de viaje entre ambos puntos de más de una hora a apenas un minuto. La construcción, iniciada en 2021, tiene previsto concluir en junio de 2025, según anunció el gobierno provincial.
La megaobra de China: así se construye el puente más alto del mundo
Levantado sobre el río Beipan, el puente destaca por su altura, longitud y por el tiempo récord de ejecución. Con una inversión de 280 millones de dólares y más de 22.000 toneladas métricas de acero, la estructura representa una apuesta estratégica por mejorar la conectividad en China y dinamizar el desarrollo económico en zonas históricamente aisladas.
El encargado de llevar adelante la construcción es Guizhou Bridge Group, una compañía con amplia experiencia en obras de gran escala. Entre los desafíos técnicos superados figuran las fuertes ráfagas de viento del cañón, el ensamblaje en altura y la instalación de un sistema de cables inteligentes, capaces de monitorear en tiempo real la tensión y condiciones estructurales del puente.
Así funciona el sistema térmico que evita grietas en el hormigón del puente más alto del mundo
Uno de los aspectos más innovadores del proyecto ha sido el manejo del vertido de hormigón a gran escala, una tarea especialmente compleja en estructuras tan elevadas. Según técnicos del proyecto, la hidratación del concreto genera una alta temperatura en su interior, lo que puede provocar grietas al enfriarse rápidamente en la superficie.
Para evitarlo, se desarrolló un sistema de tuberías con sensores térmicos que regula automáticamente la temperatura interna. Si esta supera los parámetros establecidos, se inyecta agua fría o caliente, según el caso. Esta solución no solo protege la estructura durante la fase de construcción, sino que asegura su durabilidad a largo plazo, un aspecto clave en una obra de esta magnitud.