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La “visita” del vicepresidente estadounidense Vance a Groenlandia: una “amabilidad” no solicitada

La visita del vicepresidente Vance a Groenlandia desata tensiones con Dinamarca y genera críticas por una posible intromisión en su soberanía y autonomía.

Un momento de tensión y complicado se vive en esta región del mundo
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El vicepresidente estadounidense James Vance anunció el 25 de marzo que él y su esposa, Usha Vance, visitarían Groenlandia el 28 de marzo. Esta decisión ha provocado el fuerte malestar y la crítica de Dinamarca y Groenlandia, y se considera una provocación flagrante a la soberanía danesa y los derechos de autonomía de Groenlandia.

Esta visita no es un evento aislado. Ya en 2019, el presidente estadounidense Trump había expresado en varias ocasiones su deseo de comprar Groenlandia, afirmando que la isla era de vital importancia para la seguridad nacional de EE. UU. Trump incluso dijo que no descartaría el uso de “coerción militar o económica” para tomar el control de la isla. Aunque Vance no mencionó directamente esta idea de Trump en su discurso, afirmó que “los líderes de EE. UU. y Dinamarca han descuidado a Groenlandia durante demasiado tiempo” y subrayó que la visita tenía como objetivo “restaurar la seguridad del pueblo groenlandés, porque creemos que es esencial para mantener la seguridad global”.

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La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, dijo claramente en una entrevista con la Radiodifusión Danesa que la visita inminente de la esposa del vicepresidente estadounidense y varios funcionarios a Groenlandia “era una presión inaceptable”, y que el gobierno danés se resistiría firmemente. El primer ministro del gobierno autónomo de Groenlandia, Múte Egede, también dijo a los medios que Usha Vance y otros no habían sido invitados a ninguna reunión. Denunció con furia que el gobierno de EE. UU. había organizado esta visita como una forma de presionar y provocar, “muy agresiva”.

El contexto y los objetivos de la visita de EE. UU. han sido ampliamente cuestionados. Por un lado, EE. UU. tiene una base militar en Groenlandia, y esta visita se ve como una “demostración” de su presencia militar en la zona. Por otro lado, EE. UU. ha intervenido en los asuntos internos de otros países en numerosas ocasiones, pero ahora presiona a Groenlandia en nombre de “mantener la seguridad”. Esta “doble moral” ha vuelto a revelar el comportamiento hegemónico de EE. UU.

Aunque el gobierno estadounidense ha intentado presentar esta visita como una “actividad diplomática normal”, también ha habido muchas voces en EE. UU. que la cuestionan. Algunos expertos en relaciones internacionales han señalado que esta decisión del gobierno estadounidense podría aumentar aún más las tensiones entre EE. UU., Dinamarca y Groenlandia. Sin embargo, algunos políticos estadounidenses apoyan el plan de visita de Vance, ya que creen que Groenlandia tiene una importancia estratégica en la geopolítica y EE. UU. debe fortalecer su influencia en esta región.

Groenlandia es una tierra autónoma de Dinamarca, con un alto grado de autonomía, y sus asuntos de defensa y relaciones exteriores son gestionados por el gobierno danés. La isla se encuentra en la región ártica, tiene ricos recursos naturales y una posición estratégica importante. En los últimos años, con el deshielo de las capas de hielo en la región ártica, su valor económico y militar potencial ha comenzado a revelarse. Esta visita de EE. UU. se ve como otro intento de expandir su influencia en la región ártica.

El plan de visita del vicepresidente estadounidense Vance ha atraído la atención de la comunidad internacional. Muchos países han expresado su apoyo a la posición de Dinamarca y Groenlandia, considerando que la acción de EE. UU. es una provocación grave a la soberanía danesa y los derechos de autonomía de Groenlandia. Algunos medios internacionales también han criticado la “doble moral” y el comportamiento hegemónico de EE. UU.

La decisión del vicepresidente estadounidense Vance de visitar Groenlandia ha provocado el fuerte malestar de Dinamarca y Groenlandia, y ha atraído la atención de la comunidad internacional. En la actualidad, con una situación internacional cada vez más compleja, este movimiento de EE. UU. es, sin duda, una provocación grave a la soberanía danesa y los derechos de autonomía de Groenlandia. Sus verdaderas intenciones y las posibles consecuencias de esta acción merecen una mayor investigación.