El fracaso más grande de la energía solar está en Estados Unidos: costó más de US$1.000 millones
El proyecto Crescent Dunes, que buscaba ser una solución energética para 100,000 hogares en Nevada, terminó siendo un fracaso. Dificultades técnicas y legales impidieron que se concretara este ambicioso proyecto.
Hace una década en Estados Unidos, la planta de energía solar Crescent Dunes fue presentada como un proyecto revolucionario en el desierto de Nevada, capaz de suministrar electricidad limpia a más de 100.000 hogares. Con una inversión de cerca de 1.000 millones de dólares, la instalación contaba con 10.347 espejos que concentraban luz solar en una torre central de 200 metros, utilizando tecnología de sales fundidas para almacenar energía. Sin embargo, lo que prometía ser un hito en las energías renovables terminó convirtiéndose en un monumental fracaso.
El ambicioso proyecto, liderado por la empresa californiana SolarReserve, atrajo inversiones de figuras como Warren Buffet y recibió apoyo financiero del gobierno estadounidense. A pesar de estas expectativas, Crescent Dunes dejó de operar en 2020 debido a problemas técnicos, costos excesivos y demandas legales. Actualmente, la planta es vista más como un símbolo de advertencia que como un ejemplo de innovación.
Crescent Dunes empleaba un sistema de espejos que concentraban la luz solar en una torre central. Foto: Atlas Obscura
¿Cuáles fueron las causas del fracaso del proyecto en Nevada?
El colapso de Crescent Dunes se debió a una combinación de factores. En primer lugar, la planta nunca cumplió con el compromiso de producir 500,000 MWh anuales, establecido en su contrato con NV Energy. Problemas como el alto costo de mantenimiento y fallas en el sistema de almacenamiento la hicieron financieramente insostenible.
Además, las demandas de NV Energy y los inversores por incumplimiento y mala gestión agravaron la situación. SolarReserve acusó a ACS Cobra, la empresa española encargada de la ingeniería, de construir un depósito defectuoso que comprometió el funcionamiento de la planta. Estos conflictos culminaron en 2020 con la quiebra del proyecto y su expropiación por parte del gobierno.
A pesar de su cierre, Crescent Dunes sigue siendo un referente en la investigación y desarrollo de tecnologías solares. Foto: Atlas Obscura
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¿Qué energía superó a la tecnología termosolar del proyecto?
Crescent Dunes utilizaba energía termosolar (CPS), una tecnología que ya era considerada obsoleta al momento de su inauguración en 2015. Mientras que las plantas fotovoltaicas generan electricidad directamente a partir de la luz solar, las plantas de CPS usan espejos para calentar una mezcla de sales fundidas que almacena energía térmica. Aunque esta tecnología permite generar electricidad de manera constante, sus costos elevados la hacen poco competitiva.
En comparación, la energía fotovoltaica produce electricidad por menos de 30 dólares por MWh, frente a los 135 dólares por MWh de las plantas termosolares. Esta diferencia ha impulsado el crecimiento de las granjas de paneles solares, relegando a proyectos como Crescent Dunes a un segundo plano.
¿Se intentó salvar el proyecto de energía solar más grande del mundo?
En 2021, ACS asumió la gestión de Crescent Dunes e intentó revivirla bajo un nuevo contrato con NV Energy. Sin embargo, los resultados han sido decepcionantes. En 2022, la planta produjo apenas 80,236 MWh, muy lejos de su capacidad proyectada.
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El caso de Crescent Dunes refleja los desafíos de implementar tecnologías no probadas en un sector tan competitivo como el de las energías renovables. Aunque su ambición inicial fue admirable, el proyecto se convirtió en un recordatorio de que la innovación requiere tanto viabilidad técnica como económica.