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Michel Dancourt: “Los periodistas deportivos de hoy no tienen la empatía de Pocho Rospigliosi”

“Lo que le gusta a la gente” no solo es un homenaje a Pocho Rospigliosi, es también una implícita crítica a un periodismo deportivo que últimamente está perdiendo la cuota que lo debería identificar: la pasión.

Pocho Rospigliosi. Imagen: Difusión.
Pocho Rospigliosi. Imagen: Difusión.

Para quienes vivimos nuestra infancia en los atribulados años 80, existe una sabatina imagen recurrente. En ese escenario que vuelve gaseoso la memoria: un hombre al terno, robusto y sin cabello, era el responsable de un programa de televisión, literalmente, maratónico, llamado Gigante Deportivo, conducido por Carlos Alfondo Rospigliosi Rivarola, Pocho Rospigliosi (1930 - 1988).

Esa es mi imagen generacional que tengo de Pocho Rospigliosi. No solo abordaba temas relacionados con el fútbol, sino a todo tipo de deportes, la mayoría de los cuales no entendía, pero tampoco me suponía un problema no entenderlos porque para eso estaba Pocho Rospigliosi, cuya mayor virtud era transmitir una pasión. Con el tiempo me he dado cuenta de que esa transmisión de la pasión era igualmente un signo evidente de su generosidad.

Si esta es una imagen personal, imaginemos a los que nacieron y crecieron en décadas anteriores, o a los que tuvieron la oportunidad de escucharlo y verlo siendo (muy) jóvenes. Ni hablar de los periodistas que tuvieron la oportunidad de trabajar con él y conocer su intensidad.

Esta es una de las impresiones que nos deja Lo que le gusta a la gente. Una mirada sobre Alfonso “Pocho” Rospigliosi (2025) del periodista y catedrático Michel Dancourt Delion.

Como se anuncia en el subtítulo: se trata de una mirada, la de Dancourt, que está acompañada de otras miradas, que vemos en el prólogo y en los textos de periodistas y apasionados que escriben sobre Pocho: Óscar Chumpitaz, Carlos Salinas, Raúl Ortiz Mori, Antenor Guerra-García, Ricardo Montoya, Daniel Peredo Menchola, Pedro Ortiz Bisso, Fernando Jiménez y José Carlos Univazo.

Le hace bien al ambiente deportivo peruano una publicación como esta. Pocho no solo fue una figura deportiva local, su reconocimiento recorría toda Sudamérica. No era un intelectual, tampoco un periodista profesional, pero sí era alguien tremendamente inteligente gracias a su pasión y, en especial, su dimensión de trabajo que aderezaba con ese toque mágico que no vemos en el periodismo deportivo actual: olfato para la noticia.

Miche Dancourt y "Lo que le gusta a la gente".

Miche Dancourt y "Lo que le gusta a la gente".

“Si yo soy periodista, es por el señor Rospigliosi.  Era un personaje inconmensurable. No estudió periodismo y a los 17 años se fue a cubrir el Mundial de Brasil 1950 y vio la final del Maracaná entre Brasil y Uruguay. Desde muy joven supo hacer un periodismo distinto, no lo que vemos ahora: un periodismo con lisuras, groserías y polémicas baratas”, dice de manera frontal el autor, quien del saque subraya una diferencia.

“Rospigliosi trabajaba mucho y quienes han trabajado con él, saben que podía llegar a ser muy enérgico, pero sin faltarte el respeto. Era un trabajólico, porque era un apasionado del periodismo deportivo. Si no tienes pasión, no puedes ser periodista. Este es un trabajo a tiempo completo en donde no hay Navidad ni celebración de cumpleaños. Así veía Pocho el periodismo deportivo. Le interesaba buscar un ángulo distinto de lo que pasaba, estaba todo el día recibiendo a sus fuentes, coordinando notas, haciendo llamadas y muchas personalidades mundiales del deporte lo ubicaban, como Pelé. Lo que hoy vemos con las transmisiones en vivo, Pocho ya lo hacía. Me atrevería a decir que el periodismo deportivo que vemos hoy en las cadenas extranjeras, es un legado de Pocho. No olvidemos que Ovación, que fundó en 1964, fue elegido el mejor medio deportivo del mundo en dos ocasiones: por las coberturas de los mundiales de México 70 y Argentina 78”, precisa Dancourt, quien brinda no solo datos, sino una imagen de la monumentalidad de un personaje que, hasta la salida de Lo que le gusta a la gente, estaba extraviado para el imaginario de las nuevas generaciones de apasionados del deporte.

Ya sea en prensa escrita o televisiva, Pocho la rompía, “sin embargo, el lugar en donde le gustaba estar era en la radio, ese era su espacio. Pocho narraba fútbol, hípica, boxeo. Por ejemplo, Pocho llamaba a Cantinflas y Cantinflas le contestaba en la noche; llamaba a Mercedes Sosa y le respondía con gusto. Llamaba a Chabuca Granda, Alberto Olmedo. Pelé estuvo con él un 24 de diciembre. Imagínate lo que hubiese hecho con redes sociales”, lo dicho por Dancourt no solo es contundente, sino a la vez una radiografía de cómo es la dinámica del periodismo deportivo hoy.  “Imagínate lo que hubiese hecho con las redes sociales”, remarquemos, es ¿acaso suficiente para conectar con las masas?

Dancourt dice: “Pocho tenía empatía, pero los periodistas de hoy, y lo digo porque soy profesor, no la tienen porque están dependiendo de la tecnología. Cuando en 1983, en el Madison Square Garden de Nueva York, Orlando Romero peleó con Ray “Boom Boom” Mancini por el título mundial, Pocho en lugar de hacer una nota más de la pelea, buscó a una señora peruana que vendía empanadas para que los peruanos que veían la pelea por televisión se sintieran cercanos a la pelea, para que se sientan también en el Madison viendo pelear a Romerito con Mancini. Pocho, cuando hacía periodismo, pensaba en la gente. Su mente estaba en el otro”.

No le falta razón a Dancourt. A saber, muchas de las frases de Rospigliosi, obviamente incluidas en el libro, hoy podrían ser tendencias en las redes por su picardía y sonoridad. Había en Pocho una naturalidad para comunicar y esa es la razón de ser de Lo que le gusta a la gente. “Se ha escrito y publicado libros sobre Fujimori y Montesinos, y no dejaba de preguntarme por la ausencia de libros sobre personajes positivos y que hicieron historia. Pocho no solo era información, le interesaba la gente”, dice el autor.

Lo que le gusta a la gente, se colige, es el homenaje a una figura que fue reconocida en toda Sudamérica. Pero como todo buen libro, este deja varias preguntas. Una de ellas, ¿por qué se le ha olvidado en el gremio deportivo y se ha ensalzado figuras que, teniendo una formación intelectual mayor, no conectan con las personas? Fácil: se puede escribir/hablar de la pasión con la cabeza fría, pero sin dejar de tener el corazón caliente.  Pocho tenía el corazón caliente y desde ahí transmitía. Publicación indispensable.