Un plan alimentario de Indonesia amenaza con una "deforestación masiva"

Un soldado hace el gesto de aprobación con el pulgar mientras maneja una cosechadora en un arrozal de una remota región de Indonesia, afectada por un megaproyecto de seguridad alimentaria del gobierno que amenaza con provocar una deforestación masiva.
Con tal de no depender de las importaciones de arroz para alimentar a sus 280 millones de habitantes, Indonesia quiere plantar vastos cultivos de este cereal y de caña de azúcar para producir biocombustible en la conflictiva región de Papúa, en el este del archipiélago.
Pero defensores del medioambiente alertan que puede convertirse en el mayor proyecto de deforestación del mundo y fomentar violaciones de derechos en una región plagada por los abusos militares contra insurgentes separatistas.
La verdadera magnitud del proyecto es difícil de calibrar porque incluso las estimaciones del gobierno difieren. Pero, como mínimo, busca plantar varios millones de hectáreas de arroz y caña de azúcar.
Por el momento, ya se han deforestado 11.000 hectáreas, una superficie más grande que París, según Franky Samperante, de la ONG de defensa medioambiental y de los derechos indígenas Yayasan Pusaka Bentala Rakyat.
El análisis de imágenes aéreas de las firmas Mighty Earth y The TreeMap muestra que las zonas desbrozados son marismas, manglares, sabanas y matorrales.
"Normalmente, la deforestación es producto de que el gobierno no hace su trabajo", subraya el director ejecutivo de Mighty Earth, Glenn Hurowitz.
"Pero en este caso, es el Estado que dice 'queremos limpiar algunos de nuestros últimos bosques'", afirma.
- Programa prioritario -
El gobierno de Indonesia argumenta que la tierra afectada está deteriorada, ya cultivada o necesitada de una "optimización". Dice que algunas áreas son simplemente barrizales.
Pero los ambientalistas replican que el gobierno no comprende el entorno. "En el sur de Papúa, el paisaje y el ecosistema es bosque bajo", afirma Samperante.
Los mapas realizados por Mighty Earth enseñan que el proyecto amenaza turberas y bosques que deberían estar protegidos por una moratoria gubernamental.
Indonesia presenta una de las mayores tasas de deforestación del planeta. Algunas de las zonas vírgenes más extensas están en Papúa.
Para Hurowitz, este proyecto "amenaza con deshacer" todos los progresos realizados en compatibilizar el desarrollo agrícola con la protección de los bosques.
Pero el gobierno del presidente Prabowo Subianto afirma que los críticos del proyecto ignoran las realidades económicas y agrícolas del cuarto país más poblado del mundo.
En un discurso en enero, el mandatario subrayó la importancia de ganar en independencia alimentaria y energética y aseguró que este mismo año podrían dejar de importar arroz.
- Implicación militar -
En Papúa, el proceso de plantación ya va a toda marcha. En el distrito de Kaliki, agricultores con la ayuda de militares cuidaban de arrozales en tierras recientemente despejadas.
El militar a cargo del equipo de resiliencia alimentaria del Ministerio de Agricultura, Ahmad Rizal Ramdhani, asegura que el lugar desbrozado antes era "tierra descuidada y no productiva".
El ejército está muy implicado en el proyecto. Un agricultor local, Yohanis Yandi Gebze, explica que los soldados le dieron "herramientas, equipos y maquinaria agrícola" para el cultivo de arroz.
"Los veo cooperar muy bien con la gente", afirma.
Algunas voces consideran que esta es una visión parcial. Desde hacerse con Papúa en 1969, Indonesia acumula décadas de acusaciones de abusos contra los separatistas de esta región.
"No todos los miembros de la comunidad están de acuerdo con el proyecto, pero no pueden rechazarlo directamente", sostiene Dewanto Talubun, director de la oenegé local Perkumpulan Harmoni Alam Papuana.
El Ministerio de Defensa dijo a AFP que el ejército dispone de los recursos y "la disciplina" para acelerar el programa y garantizar "la estabilidad y la seguridad" en la región.
También hay dudas sobre la viabilidad del proyecto debido a que el suelo de la zona "es demasiado ácido y el clima demasiado extremo", apunta David Gaveau, fundador de The Treemap.
En ese sentido, Hurowitz comprende el plan de seguridad alimentaria del gobierno, pero aboga por hacerlo "en lugares capaces de absorberlo" y "sin destruir el maravilloso patrimonio natural de Indonesia".
mrc-sah/jfx/cms/rjm/dbh/zm