El Parlamento británico adopta una ley para tomar el control de British Steel

El Parlamento británico adoptó este sábado una ley de emergencia que permite al gobierno tomar el control de los dos últimos altos hornos del país, amenazados de cierre inminente por su propietario chino.
El primer ministro británico, el laborista Keir Starmer, había pedido medidas urgentes para evitar el cierre de los altos hornos de Scunthorpe, situados en el norte de Inglaterra y propriedad de la empresa siderúrgica British Steel, filial de la china Jingye.
El texto, que era objeto de un amplio consenso, fue aprobado en pocas horas por las dos cámaras en una inusual sesión celebrada el fin de semana. Aún debe recibir el consentimiento real, aunque se trata de una mera formalidad.
Los cierres en la planta de acero de Scunthorpe amenazan a unos 2.700 empleos y supondrían un duro golpe a lo que queda de la industria siderúrgica en Reino Unido.
La legislación adoptada este sábado permite al gobierno mantener la actividad al forzar a British Steel a continuar su actividad bajo pena de sanciones.
El ministro británico de Comercio, Jonathan Reynolds, precisó ante la Cámara de los Comunes que el texto no transfería la propiedad de British Steel al gobierno.
Pero esta opción "sigue sobre la mesa" y podría ser "la opción probable", añadió, subrayando al mismo tiempo que el gobierno no podrá "financiar a largo plazo la transformación de la empresa". Según él, el valor económico de la fábrica es "cercano a cero".
British Steel, que emplea a 3.500 personas en Reino Unido, anunció a finales de marzo que planeaba cerrar sus dos altos hornos en junio así como sus operaciones de fabricación de acero. También dijo que quería reducir la capacidad del laminador de acero en Scunthorpe.
La empresa, que asegura haber invertido desde 2020 más de 1.200 millones de libras esterlinas (1.500 millones de dólares) en sus instalaciones, argumentó que los dos altos hornos ya no eran rentables. La compañía dijo que perdía 700.000 libras (915.000 dólares) al día.
Según Reynolds, las negociaciones iniciadas desde hace varios meses no dieron resultados. "Aunque nuestra oferta a Jingye fue sustancial, ellos querían mucho más", declaró.
La amenaza de cierre de los últimos altos hornos reavivó el trauma de la clausura de los de Port Talbot, en Gales, la mayor acería del país. El cierre ocurrió en septiembre de 2024 y 2.800 empleos fueron suprimidos.
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