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Donald Trump arremete contra Kilmar Ábrego, el salvadoreño que fue deportado por "error" de Estados Unidos

Kilmar Ábrego García, quien fue deportado pese a tener estatus migratorio regular y protección judicial en EE. UU., se encuentra en el CECOT de El Salvador, mientras su familia clama por su regreso y exige justicia.

Kilmar Ábrego García: Deportado injustamente por el gobierno de Donald Trump  y encarcelado en El Salvador. Foto: Semana. com
Kilmar Ábrego García: Deportado injustamente por el gobierno de Donald Trump y encarcelado en El Salvador. Foto: Semana. com

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, intensificó el 18 de abril sus críticas contra Kilmar Ábrego García, un ciudadano salvadoreño legalmente residente en ese país que fue deportado por "error". Durante una intervención desde el Despacho Oval, Trump se refirió a una investigación inconclusa sobre Ábrego García y lo vinculó indirectamente con un caso de asesinato en el que no estaba involucrado.

El mandatario fue consultado por la prensa acerca del encuentro sostenido el día anterior en El Salvador entre el senador demócrata Chris Van Hollen y Ábrego García. Este último fue deportado el 15 de marzo, a pesar de contar con un estatus migratorio regular, estar casado con una ciudadana estadounidense y tener una orden judicial que impedía su expulsión. Incluso, fue trasladado a una prisión de máxima seguridad.

Kilmar Ábrego García: una vida interrumpida por un "error administrativo"

Kilmar Ábrego García no era un extraño para el sueño americano. Vivía en Maryland, tenía un trabajo estable, una esposa salvadoreña-estadounidense, y dos hijos nacidos en suelo norteamericano. Como muchos migrantes, había escapado de la violencia en El Salvador, y en 2019 logró que un juez le concediera protección judicial para quedarse en EE. UU. Pero en marzo de 2025, todo cambió. Fue arrestado por agentes migratorios y deportado sin previo aviso, a pesar de tener una orden judicial que lo protegía.

Desde entonces, su familia no sabe nada de él. Solo saben que lo encerraron en el CECOT, una megacárcel salvadoreña diseñada para criminales de alto perfil. Su esposa no deja de alzar la voz en entrevistas, y sus hijos preguntan cada día cuándo volverá papá. El gobierno de Trump primero lo llamó "error administrativo", pero luego cambió el discurso, acusándolo de tener vínculos con pandillas, sin pruebas claras. La Corte Suprema ordenó que se hicieran esfuerzos para traerlo de regreso, pero el gobierno insiste en que no está obligado a repatriarlo.

Trump y Bukele: la polémica alianza que agiliza deportaciones

Lo que empezó como una política migratoria dura, ahora parece una estrategia conjunta entre dos líderes que comparten una narrativa de "mano dura": Donald Trump y Nayib Bukele. En nombre de la seguridad, ambos crearon una especie de pasarela de deportaciones exprés para personas consideradas "peligrosas", muchas veces sin juicio previo. Trump, bajo leyes tan antiguas como la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, justificó las expulsiones a El Salvador.

Bukele, por su parte, los recibe con los brazos abiertos, pero no de bienvenida: los manda directo al CECOT, donde ni la familia ni los abogados pueden saber qué ocurre realmente dentro. Esta alianza generó preocupación de múltiples organismos internacionales. Y es que, detrás de los discursos sobre seguridad y orden, hay personas que quizás no tenían ningún antecedente criminal, como Kilmar.

Crece presión internacional y Trump ataca a senador Van Hollen

La historia de Kilmar tocó fibras profundas en comunidades migrantes y en sectores políticos que defienden los derechos humanos. El senador Chris Van Hollen viajó personalmente a El Salvador para exigir su liberación. Lo visitó en prisión, lo escuchó, y volvió a EE. UU. decidido a exponer lo que calificó como una "tragedia legal y humanitaria". Trump reaccionó con dureza, llamando "tonto" al senador por apoyar a alguien que, según su gobierno, representa una amenaza.

Organizaciones como ACLU y activistas migratorios siguen luchando para que se respeten los derechos de Ábrego y otros en su situación. En redes sociales, su caso se viralizó como un símbolo de injusticia, y cada día más voces se suman pidiendo su liberación y regreso. Mientras tanto, su familia sigue esperando, aferrada a la esperanza de que la justicia, alguna vez, esté por encima de la política.