EE. UU. detecta aviones de guerra rusos cerca de Alaska: bombarderos y cazas registrados en el espacio internacional en los últimos meses
En septiembre de 2024, la tensión entre EE. UU. y Rusia escaló aún más cuando un avión ruso casi colisiona con un caza estadounidense. Este hecho fue calificado como “peligrosamente imprudente” por oficiales del Pentágono.
- Luisa González asegura que no reconoce resultados de la segunda vuelta de las elecciones 2025 en Ecuador
- "El gigante de las letras universales": así informa la prensa internacional la muerte del nobel peruano Mario Vargas Llosa

Estados Unidos reportó nuevas aproximaciones de aviones de guerra rusos cerca de la costa de Alaska, un hecho que ha generado preocupación. Según el Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD), la actividad se realizó en espacio aéreo internacional, pero fuera del espacio soberano de EE. UU. y Canadá. Autoridades aseguran que estas operaciones no representan una amenaza inmediata, pero indican que su frecuencia ha aumentado. "Monitoreamos cada movimiento con precisión. Se trata de ejercicios deliberados para medir nuestra capacidad de respuesta", explicó un portavoz del NORAD.
Además, al menos dos bombarderos estratégicos rusos, escoltados por cazas, volaron en las últimas semanas dentro de la zona de identificación de defensa aérea estadounidense, aunque sin violar el espacio soberano. Desde el Pentágono, la lectura es clara: Vladímir Putin intensifica su presencia militar cerca del Ártico como una forma de proyectar poder ante Washington, especialmente tras el reciente reforzamiento de la OTAN en Europa del Este.
¿Qué objetivos persigue Rusia con estas incursiones aéreas?
La reaparición constante de aviones de guerra rusos en el espacio internacional próximo a Alaska no ocurre al azar. De acuerdo con expertos en geopolítica, el Kremlin busca reafirmar su influencia en el Ártico, una región clave por sus recursos naturales y rutas estratégicas emergentes. En palabras de Michael Peterson, investigador del Instituto de Estudios Marítimos de EE. UU., “estas incursiones tienen un fuerte componente simbólico y estratégico. Son mensajes dirigidos tanto a Washington como a sus aliados”.
Además, los bombarderos avistados, como el Tu-95, poseen capacidad nuclear y forman parte del arsenal de disuasión de Rusia. Su despliegue cerca del territorio estadounidense responde también a una política de espejo frente a los movimientos de la OTAN. “Si Estados Unidos y sus socios realizan ejercicios militares en el Báltico o el mar Negro, Rusia opta por responder desde el otro frente, el Pacífico Norte”, indicó una fuente militar citada.
La respuesta de Trump ante las incursiones rusas
El gobierno de Donald Trump ordenó reforzar la vigilancia aérea en el extremo norte del país, sin escalar la situación. Desde NORAD se ha confirmado que aviones estadounidenses han sido desplegados para interceptar y escoltar a las aeronaves rusas en múltiples ocasiones durante los últimos meses. "Actuamos conforme al protocolo. No permitiremos que ninguna potencia extranjera ponga a prueba nuestros límites", afirmó el general Glen VanHerck.
Asimismo, el Departamento de Defensa ha incrementado la frecuencia de sus ejercicios conjuntos con Canadá en el Ártico, una señal clara de coordinación bilateral frente al creciente protagonismo de Moscú en esa zona. Para Trump, mantener el control de Alaska es “una prioridad nacional en términos de defensa, energía y soberanía”. En su discurso reciente ante el Congreso, subrayó que “ningún régimen autoritario intimidará a Estados Unidos en su propio hemisferio”.
¿Podría este escenario escalar hacia un conflicto abierto?
Aunque por ahora las incursiones rusas se mantienen dentro del marco del derecho internacional, el riesgo de una escalada no es descartable. Las operaciones tan cercanas a las fronteras aéreas de Estados Unidos podrían derivar en errores de cálculo, especialmente si una de las partes interpreta una maniobra como acto hostil. “La historia demuestra que los conflictos a menudo comienzan por malentendidos”, advirtió Fiona Hill, exasesora de seguridad nacional.