Cultural

Mario Vargas Llosa (1936 – 2025): un peruano irrepetible

Mario Vargas Llosa no solo deja un vacío en la vida nacional, sino también una salida para estos tiempos de polarización, mediante su literatura, su autocrítica y su consecuencia. Toda su vida luchó contra la opresión y vivió como predicaba: siendo libre y comprometido con las causas justas, sin importar si estas eran de izquierda o derecha.

Mario Vargas Llosa. Foto: Difusión.
Mario Vargas Llosa. Foto: Difusión.

De un escritor de la talla de Mario Vargas Llosa creemos saberlo todo. Se ha vuelto tan universal que pensamos que ya no existe nada más que podamos saber de él. Por un lado, la impresión puede ser cierta. Por ejemplo, los lectores y jóvenes de las últimas generaciones han tenido como un implícito referente nacional (la radiación es literaria, social, política y cultural) a la figura y obra de nuestro nobel de Literatura, sabiendo lo que se tiene que saber de él, sin necesidad de haberlo leído necesariamente (hasta ese punto llega su grandeza). Sin embargo, cuando más pensamos que conocemos a Vargas Llosa, se nos presenta un dato ya recorrido que en la relectura se impone a manera de epifanía.

Mario Vargas Llosa falleció este domingo 13 de abril de 2025. Así lo anunció su hijo Álvaro en su cuenta de X. Se trató de un hecho que muchos veníamos intuyendo desde que se despidió de la ficción con Le dedico mi silencio, su última novela, cuya lectura simbólica sería la de la unión de los peruanos mediante la cultura.

Figura polémica de la cultura y de la historia en Perú, su país al que amó tanto que no vio otra manera de mostrar su amor que siendo crítico con él. Qué mejor ejemplo de su amor al Perú que sus memorias El pez en el agua, en donde nos contó cómo se hizo escritor y cómo la política nunca afectó sus convicciones personales.

Sus últimos años estuvieron signados por la puesta en orden de las cosas. Hace poco, en el 2023, Mario Vargas Llosa ingresó a la Academia Francesa, un logro equiparable al Nobel de Literatura, incluso podríamos señalar que es mayor al galardón de la Academia Sueca. Además, es el único latinoamericano que la integra desde su fundación en 1635 por el cardenal Richelieu. No es poca cosa. Un peruano así no lo vamos a tener en siglos.

Como bien lo hemos visto y hemos consignado en La República, en sus últimos días, Mario Vargas Llosa estuvo recorriendo los espacios urbanos representados en sus emblemáticas novelas, como La ciudad y los perros y Conversación en La Catedral. Más de uno dedujo que se estaba despidiendo, pero lo que nadie imaginaba era que fuera a partir tan pronto. Entonces, la desazón crece, esa es la sensación que dejan aquellos que pensamos que no van a morir jamás. Un signo de trascendencia.

Se escribirá mucho de Mario Vargas Llosa. Es un autor inacabable que genera libros sobre su vida y obra. En los últimos tiempos, aparecieron títulos como Palabras en el mundo de Alonso Cueto y Biografía política. Vargas Llosa, su otra gran pasión de Pedro Cateriano. Del mismo modo, sus cartas con Sebastián Salazar Bondy en el último número de la revista Hueso Húmero. Mario Vargas Llosa: escritor, político y persona. ¿Qué hay que tener para suscitar tanta atención?

Mario Vargas Llosa fue amado por la izquierda y detestado por la derecha, pero en los años 80 hizo su cambio al liberalismo y comenzó a ser detestado por la izquierda. En ese tránsito ideológico, hubo conocimiento de causa. Y en lo que respecta a su relación con la política peruana, los hechos revelan que el Perú siempre estuvo como su único punto de interés y su buena voluntad se sustenta en la coherencia de sus acciones. Así como pidió votar por Keiko Fujimori y no por Pedro Castillo, hizo lo propio cuando pidió votar por Alan García y no por Ollanta Humala en el 2005, el mismo escenario lo podemos ver cuando pidió votar en el 2010 por Humala y no por Keiko Fujimori. Decisiones polémicas, pero muy consecuentes con su manera de ver la vida.

En marzo de 2023, Mario Vargas Llosa recibió la Orden El Sol de Perú en el grado de Gran Collar. Por la fecha, se deduce que fue en la gestión de Dina Boluarte. Ese reconocimiento es del Estado -da igual quien haya sido jefe de Estado- por la resonancia que significa para el Perú su ingreso a la Academia Francesa. No deja de ser polémico que lo haya recibido de una mandataria cuestionada, pero el dato tiene que estar completo y así ver el panorama como realmente es. Esa es una contribución de Mario Vargas Llosa al país al que regresó para vivir sus últimos días. Pero también otorgó otra contribución, dentro de la parcela literaria, como lo es su trilogía novelística del Perú contemporáneo: las novelas El héroe discreto, Cinco esquinas y Le dedico mi silencio. En esas novelas está el Perú que hoy sangra y que Mario Vargas Llosa vio cuando otros veían sus intereses. Siempre estuvo adelante.

Como señalamos al inicio, de nuestros referentes queremos saberlo todo y cuando creemos saberlo, siempre aparece un dato entre los silencios de las palabras. Para saber de Mario Vargas Llosa hay que leer a Mario Vargas Llosa, tanto sus libros directos y los indirectos.

Solo los grandes generan libros indirectos. Por ejemplo, los libros de entrevistas. Entre las entrevistas que concedió, podemos encontrar distintas facetas de su personalidad. A razón de sus 80 años, en el año 2016, tuve la oportunidad de presentar un libro de entrevistas con Alfredo Barnechea en una feria de libro organizada por la Municipalidad de Los Olivos.

Mario Vargas Llosa. 80 años. Entrevistas escogidas a cargo de Jorge Coaguila. Se trataba de la cuarta edición de un libro que refleja la conexión del nobel de Literatura con su país, Perú. Esta es una cartografía actualizada que nos ubica a un Vargas Llosa ya recorrido, pero a la vez nuevo, como si fuera una caja china temática que cumple su objetivo: interesarnos más, sensación que nos lleva a releer no solo su obra de ficción, sino también su corpus discursivo alimentado del periodismo y del ensayismo.

Entre las entrevistas reunidas, destacan las de César Lévano, Maynor Freire, Isaac León Frías, Juan Bullita, Alfredo Barnechea, Ricardo González Vigil, Luis Jochamowitz, Alfredo Pita, Federico de Cárdenas, Peter Elmore, Jorge Salazar, Jaime Bedoya, Jaime Bayly, César Hildebrandt, Carlos Batalla, Enrique Planas, Pedro Escribano, Coaguilla, Alonso Rabí, Jeremías Gamboa, Pedro Salinas, Raúl Tola y Dante Trujillo.

Estas entrevistas cubren el periodo de 1964 a 2015. Es decir, una cronología detallada que nos permite constatar no una evolución, sino una consecuencia que se manifiesta en una entrega apasionada hacia la práctica de la escritura de ficción y una postura política alimentada en la autocrítica. En este sentido, la mejor muestra de la postura política e ideológica del escritor, tantas veces puesta en entredicho y ya casi imperecedero punto del que se cogen sus detractores, la vemos precisamente en la entrevista de Pita, quien presenta sustentados reparos a la postura política de Vargas Llosa, pero en ella el nobel también exhibe una argumentación no solo brillante en el flujo del discurso, sino también en el contenido político del mismo. Sumemos también la entrevista sobre cine que le realizan León Frías y Bullita, en la que Vargas Llosa se muestra como lo que es: un simple cinéfilo al que le interesa pasarla bien mientras mira una película, sin pretensiones intelectuales de por medio.

Pero ante todo somos partícipes de la relación de amor y odio del escritor con su tópico mayor: el Perú, con su historia e identidad como nación. Tal y como señalamos, la publicación cumple un objetivo difícil en tiempos en los que accedemos a la información con un inofensivo movimiento de dedos: redescubrir con una mirada más lozana a Vargas Llosa. Lo vamos a extrañar.