Mario Vargas Llosa celebra a Jorge Luis Borges
Mario Vargas Llosa no solo fue un artífice de grandes novelas, del mismo modo fue un ensayista de altura, en especial cuando escribía de escritores a quienes admiraba con espíritu crítico. Jorge Luis Borges fue uno de ellos.

En estos días, seguramente, al igual que muchos lectores desde el pasado domingo 13 de marzo, he estado regresando a algunos libros de Mario Vargas Llosa. Sé que la mayoría lo está haciendo con sus cuatro novelas mayores (La ciudad y los perros, La casa verde, Conversación en La Catedral y La guerra del fin del mundo), que es la mejor manera de recordarlo, pero en lo que no se está incidiendo mucho es en el Vargas Llosa ensayista. En este género, el nobel de Literatura tiene más de una joyita que deberíamos también (re)visitar.
Esa es otra característica literaria de este peruano irrepetible. Al respecto, su ensayística ha generado encendidos elogios de grandes escritores y pensadores, y al mismo tiempo abiertas envidias de, también, grandes escritores y pensadores. Pienso en lo que dijo el escritor español Francisco Umbral en su Diccionario de Literatura (1995), una suerte de ajustes de cuentas, mediante la posería conceptual, de este genial estilista. Umbral dijo que Vargas Llosa era un ensayista perdido en el mundo de la novela.
Quien escribe estas líneas admira a Umbral, pero Vargas Llosa, a su lado, siempre se ha hallado muy por encima de él.
En el ensayo, Vargas Llosa tiene una obra mayor, García Márquez. Historia de un deicidio, y no pocos títulos que no dejan de generar discusión, siendo uno de ellos La utopía arcaica. José María Arguedas y las ficciones del indigenismo. Pero decidí regresar a un libro de ensayo publicado en el año 2020, no muy conocido pese a su razón temática: Jorge Luis Borges, autor a quien sí vengo releyendo desde hace ya varios meses.
Medio siglo con Borges (Alfaguara), es una invitación por partida doble: por un lado, va dirigido al público lector aún no del todo familiarizado con la obra del argentino; y en menor medida, para los lectores conocedores de esta poética literaria.
Jorge Luis Borges es un autor muy alejado de los resortes intelectuales y emocionales que identifican a la obra del peruano. Entonces, ¿en qué punto confluyen ambas miradas?, ¿cuál es el factor que lleva a Vargas Llosa a reunir ensayos, entrevistas, conferencias y reseñas sobre un autor muy distinto a él? No sorprende que preguntas como estas sean formuladas por lectores conocedores, que en algunas ocasiones pecan de soberbios sin darse cuenta de que este tipo de libros, los de difusión, cumplen una función que hay que agradecer: la formación de nuevos lectores.
Medio siglo con Borges pudo ser un libro más “analítico” (no olvidemos que Vargas Llosa se encontraba en Princeton enseñando sobre novela y Borges cuando en la mañana del 7 de octubre de 2010, recibe la llamada de Suecia en la que se le comunicó que acababa de obtener el Nobel de Literatura) y recursos le sobraban para llevarlo por ese sendero. Por eso, es notoria la intención de Vargas Llosa de privilegiar su asombro de lector que le producían la figura y los libros de Borges. A saber, en una de las entrevistas, ambos llegan a conversar sobre el poeta peruano José María Eguren y de la relación emocional de Borges con el Perú, entre otros aspectos. Y fiel a su estilo, Vargas Llosa manifiesta la importancia del legado literario del argentino (ya calificado de clásico para el gran futuro), sin dejar de subrayar algunos puntos de apreciación literaria con los que no estaba de acuerdo con él. A saber, la visión sesgada de Borges en cuanto a la cultura occidental.
Esta publicación guarda un lazo a destacar con La utopía arcaica (admirar a un autor con el que no se sintoniza en absolutamente nada en cuanto a poética) y muy en especial con Cartas a un joven novelista. Si en Cartas… se privilegiaba la dimensión de la escritura literaria, en Medio siglo con Borges se exalta la dimensión de la lectura como único medio de estar en la vida. Al respecto, resulta curiosa la reseña sobre Atlas, que Borges escribió con su esposa María Kodama. En este texto, en onda con La verdad de las mentiras (sobre las novelas preferidas del Nobel de Literatura 2010), Vargas Llosa nos brinda un ángulo distinto del Borges habitual, a saber, un Borges en conexión con la vida y sus circunstancias, a kilómetros del Borges libresco ya instaurado en el imaginario literario.
En su brevedad, Medio siglo con Borges cumple su propósito, contagia pasión por leer absolutamente todo. Un librazo.