Venuca Evanán: “Quiero dar a conocer la propuesta de mis familiares y paisanos”
La Bienal do Mercosul, que se extiende hasta el 1 de junio de 2025, presenta la propuesta de Venuca, quien explora la memoria y resistencia del sur del Perú a través de sus danzas y tradiciones culturales.

Escribe: Leyla Aboudayeh*
La invitación de Raphael Fonseca a la Bienal do Mercosul llegó de manera inesperada. "Recuerdo que tomó un taxi por aplicativo, pero no llegaba exactamente a mi dirección, así que vino caminando. Me preocupaba que se perdiera", cuenta Venuca. La conversación con el curador giró en torno a su obra, su herencia cultural y su visión artística. Al conocer el concepto de la Bienal—"ESTALO", que significa estallido, ruido—, supo que su propuesta encajaba perfectamente.
Venuca propuso trabajar sobre las danzas y cómo estas funcionan como canales de expresión en la coyuntura social y política del sur del Perú. "El arte es resistencia", afirma, y su propuesta en la Bienal se centró en mostrar cómo las comparsas y pasacalles funcionan como formas de protesta y memoria viva de la comunidad.
El mayor desafío de su participación fue la logística: trasladar las maderas propias de su comunidad suponía un alto costo. Sin embargo, se encontró una solución, y hoy sus obras están expuestas en la Fundación Iberê Camargo de Porto Alegre, llevando el arte de Sarhua a un nuevo contexto.
Desde su infancia, Venuca ha estado rodeada por la tradición artística de las tablas de Sarhua, una herencia familiar que se ha convertido en el núcleo de su identidad creativa. Su padre, Primitivo Evanán Poma, y su tío, Víctor Yucra, fueron pioneros en llevar este arte a Lima en los años 70. Posteriormente, en los 80, su padre fundó la Asociación de Artistas Populares de Sarhua (ADAPS) en Chorrillos, espacio donde Venuca creció viendo a su madre pintar y aprendiendo las técnicas ancestrales que hoy define como parte esencial de su ser. "Mi madre me decía que desde su vientre me gustó pintar", recuerda, enfatizando cómo su identidad artística nació de la convivencia y la práctica dentro de su comunidad.
Venuca no solo aprendió de su familia, sino también de su entorno. Desde niña, participó en eventos culturales sarhuinos en la capital y viajó constantemente a la comunidad, nutriéndose del idioma, las costumbres y la memoria colectiva. Su padre le inculcó el orgullo por sus raíces, un principio que sigue guiando su trabajo. "Nunca te avergüences de tus raíces", le decía, un consejo que se convirtió en su estandarte.
El proceso de aprendizaje dentro de ADAPS fue natural. Desde pequeña, se involucró en la preparación de las tablas, desde el empastado de la madera hasta los detalles finales de los personajes. Su primer contacto con la pintura surgió de manera lúdica: "Cuando tenía cuatro años, encontré tierras de colores en latas y, con arena bien seca y dura, hacía esculturas. Luego, humedecía las tierras y pintaba mis esculturas". Esta exploración infantil pronto se transformó en una práctica artística consciente, enraizada en la memoria y la comunidad.
Para Venuca, la memoria no es solo un tema, sino el eje de su práctica. Su arte no solo conserva tradiciones, sino que también las cuestiona y expande. Fue la primera mujer descendiente de sarhuinos en representar historias de mujeres en las tablas, un aporte significativo en un campo que hasta entonces había priorizado otras narrativas. Su trabajo no es solo un testimonio del pasado, sino una reivindicación de la presencia y agencia de las mujeres en la historia y el arte popular.
En su obra, Venuca documenta las festividades y expresiones culturales del sur del Perú. Inspirada en los carnavales de Ayacucho, donde las comparsas incluyen letras de protesta contra el gobierno, decidió plasmar estas expresiones en sus tablas de maguey. "El internet me permitió ver transmisiones en vivo de carnavales en diferentes regiones del país, lo que me ayudó a recopilar información y escribir las letras de las canciones y dibujos de estos acontecimientos".
También decidió intervenir varas de mando, elementos de autoridad en su comunidad. Pintó nueve varas representando a los varayuq y sus esposas, una decisión que aún no ha generado reacciones en Sarhua, pero que ha sido recibida con interés en la Bienal. Para documentarse, observó de cerca a su primo Anacleto, quien fue alcalde vara, y consultó el trabajo del antropólogo Salvador Palomino y la alguacila Elizabeth Canchari.
Uno de los logros más significativos de Venuca en la Bienal fue la inclusión de otros artistas de su comunidad. "Muy pocos curadores llegan a la propia comunidad por tiempo o presupuesto. Si yo tengo esta accesibilidad, quiero dar a conocer las propuestas de mis familiares y paisanos", explica. Reunió obras de Jorge Pomacanchari, Victoriano Pomacanchari, Maximino Ramos y Yoselin Baldeón, ampliando el espacio de visibilidad para el arte sarhuino dentro del circuito contemporáneo.
El trabajo de coordinación no fue fácil debido a la inestabilidad del internet en Sarhua. Sin embargo, el esfuerzo valió la pena. "Este es un arte comunitario, y eso lo conté cuando se abrió la exposición en la Bienal", comenta.
Para Venuca, "estalo" no solo representa el estallido festivo de su comunidad en tiempos de celebración, sino también la resistencia cultural y la continuidad de una identidad. "Lo que soy ahora es por influencia de mis padres. Lo que vi en mi entorno cotidiano era esto: cantos en quechua, pintura de tablas de Sarhua, danzas, trabajo comunitario. Todo esto es normal para mí", afirma.
En la Bienal, descubrió nuevas perspectivas y conexiones. "En corto tiempo, hice amigos, amigas, amigues de otros países. Escucharnos y compartir lo que traemos cada uno me sigue ampliando la mente", dice. Además, la experiencia reforzó su interés en la educación artística, un campo en el que quiere seguir desarrollándose.
Actualmente, Venuca trabaja en dos ferias en Nueva York y Portugal y tiene programados viajes a otros tres países para mostrar sus textiles, pinturas y esculturas. También es mayordoma de la Virgen de la Asunción de Sarhua y extiende una invitación abierta a la festividad que se realizará el 3 de agosto en Chorrillos y Villa El Salvador.
Su mensaje para quienes exploran su obra por primera vez es claro: "Quiero que conozcan estas formas de pintar, de registrar la historia a través de la técnica de las tablas de Sarhua. Que salgan del circuito cotidiano y exploren otros territorios, donde también hay arte, identidad y memoria viva".
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*Directora de Casa Fugaz y fundadora de Vocablo del Arte (vocablodelarte.com).