Ciencia

Descubren que un fósil de mandíbula encontrada en el fondo del mar pertenecería a un antiguo pariente humano

Hace años pescadores extrajeron una mandíbula del fondo marino. Ahora, los científicos afirman que perteneció a un hombre a una especie humana. Este ancestro podría haber estado distribuido más ampliamente de lo que se creía.

La mandíbula de Penghu 1 permaneció sin ser descubierta en el fondo del mar frente a la costa de Taiwán hasta que una red de pesca la desenterró en 2010. Foto: Jay Chang
La mandíbula de Penghu 1 permaneció sin ser descubierta en el fondo del mar frente a la costa de Taiwán hasta que una red de pesca la desenterró en 2010. Foto: Jay Chang

Un hallazgo en la costa occidental de Taiwán ha revelado nuevos conocimientos sobre una enigmática especie humana. Se trata de una mandíbula fosilizada extraída del fondo marino, que fue identificada como parte de un antiguo homínido. El fósil, denominado Penghu 1, ha sido confirmado como denisovano gracias a un innovador análisis de proteínas antiguas, una técnica conocida como paleoproteómica.

El estudio publicado en Science, liderado por la Universidad de Posgrados para Estudios Avanzados de Japón y la Universidad de Copenhague, concluyó que este resto óseo perteneció a un individuo masculino. Este dato se obtuvo tras descartar contaminantes y comparar 2,218 residuos de aminoácidos con registros de Homo sapiens, Neandertales y otros grandes simios. Dos variantes exclusivas en la secuencia proteica coincidieron con el perfil denisovano, lo que permite asociar el fósil directamente a esta especie humana extinta.

 Foto de la mandíbula de Penghu 1. Foto: Yousuke Kaifu

Foto de la mandíbula de Penghu 1. Foto: Yousuke Kaifu

Encontrando rastros de denisovanos

Los restos denisovanos son escasos. Hasta ahora, la mayoría consistía en fragmentos óseos y piezas dentales halladas en la Cueva Denisova en Siberia y la Cueva Baishiya, en el Tíbet. Un diente encontrado en Laos también ha sido considerado, aunque su origen sigue en discusión. La mandíbula Penghu 1 representa el fósil más completo jamás vinculado a esta especie y es el primero descubierto en Taiwán.

 Impresión artística de un hombre denisovano. Foto: Cheng-Han Sun

Impresión artística de un hombre denisovano. Foto: Cheng-Han Sun

Su datación aún no es precisa. Los análisis arrojan un rango que oscila entre los 10,000 y los 190,000 años. Esta incertidumbre no resta valor al hallazgo, pues sugiere que los denisovanos habitaron zonas mucho más amplias de Asia oriental de lo que se pensaba. Hasta ahora, no se había registrado evidencia de su presencia tan al sur de la Cueva de Denisova, lo que amplía significativamente el alcance geográfico de esta especie.

Evidencia de mestizaje entre denisovanos y Homo sapiens

Estudios genéticos han revelado que poblaciones actuales conservan fragmentos de ADN antiguo heredados de denisovanos. Este dato sugiere que Homo sapiens y denisovanos tuvieron contacto, y probablemente descendencia, en diversos puntos del continente asiático. El hallazgo en Taiwán aporta una nueva pieza a esta historia de mestizaje entre especies humanas.

A pesar de que el ADN no pudo extraerse directamente del fósil por el deterioro del material, los científicos aplicaron técnicas avanzadas de espectrometría de masas. Esta herramienta permitió identificar proteínas asociadas exclusivamente a los denisovanos y también al sexo masculino. La paleoproteómica se ha consolidado así como una alternativa clave cuando el ADN antiguo no está disponible.

Lo que la mandíbula revela sobre su especie

El análisis morfológico del fósil sugiere que los denisovanos poseían mandíbulas más robustas y molares de mayor tamaño en comparación con los Neandertales, con quienes compartieron territorio durante el Pleistoceno medio y tardío. Esta diferencia física refuerza la idea de una divergencia evolutiva que habría ocurrido entre 300,000 y 400,000 años atrás.

Según los investigadores, estos rasgos anatómicos podrían haber respondido a factores ecológicos, alimenticios o genéticos. La mandíbula antigua de Penghu 1 confirma la coexistencia de dos grupos humanos contrastantes en Eurasia: los Neandertales, de mandíbulas altas y delicadas, y los denisovanos, con estructuras óseas más bajas pero resistentes.