Política

Óscar Vidarte: “El asilo político es clasista, refuerza las desigualdades y es un privilegio para unos cuantos con poder”.

El internacionalista y maestro universitario reflexiona sobre el rol de Luiz Inácio Lula da Silva y su Gobierno en el asilo político concedido esta semana a Nadine Heredia, lo que le permitió evadir una sentencia en su contra. También analiza la respuesta del Gobierno de Dina Boluarte ante esta movida diplomática.  

Para Vidarte, al régimen de Dina Boluarte no le convenía reaccionar de mala manera ante el asilo concedido a Nadine Heredia. Aunque dice que quizá sí pudo hacer notar su molestia. Fotografía: Archivo La República.
Para Vidarte, al régimen de Dina Boluarte no le convenía reaccionar de mala manera ante el asilo concedido a Nadine Heredia. Aunque dice que quizá sí pudo hacer notar su molestia. Fotografía: Archivo La República.

¿Qué gana Lula con el asilo político a Nadine Heredia?

A ver, partamos de algo básico, la relación entre Perú y Brasil no está en su mejor momento. Tenemos una relación cordial, pero marcada por la indiferencia. No es que Perú y Brasil hoy se vean como dos socios cercanos. Eso, por ejemplo, lo vimos en la cumbre del G-20, de hace algunos meses, que se realizó en Brasil. Brasil invitó, además de los participantes, a una serie de países como anfitrión de la región. Por ejemplo, invitó al presidente colombiano y a otros como Paraguay, Uruguay, pero a Perú no, a pesar de que Perú acababa de realizar la cumbre APEC, y la importancia y visibilidad que eso le dio al país. Entonces, yo no veo a Lula, mirando con mucha confianza al Perú, a la luz de lo que sabemos acerca del Gobierno de Boluarte, su alianza con la derecha conservadora, sus políticas de represión. Creo que Lula da Silva prioriza los que han sido los principales aliados del Gobierno brasileño. Y seamos sinceros, en su momento, tanto Ollanta Humala como Nadine Heredia, o el Partido Nacionalista, fueron aliados muy cercanos de Brasil. Es decir, en la elección del año 2011, el mismo Partido de los Trabajadores apoyó directamente la campaña de Ollanta Humala, con asesoría política, con recomendaciones, hubo una relación muy intensa.

Tan tibia es la relación entre Perú y Brasil que el propio Lula no ha hecho esfuerzos por ocultar que él mismo tomó la decisión sobre el asilo. Y hay otros elementos que se suman a eso. Por ejemplo, la presencia en esta movida del abogado Marco Aurélio de Carvalho, que, según medios brasileños, colaboró en la recaudación de fondos para la última campaña del Partido de los Trabajadores.

Lo cual demuestra o confirma el vínculo estrecho que se generó hace ya más de una década entre Lula da Silva, el Partido de los Trabajadores, el Partido Nacionalista, Ollanta Humala y Nadine Heredia. Un vínculo que sirvió para que Ollanta Humala gane la presidencia en el año 2011 y que sirvió también para acompañar ese proceso. Es cierto que luego, incluso durante el gobierno Humala, la relación se enfrió bastante, pero creo que por otras razones. Creo que eso estuvo muy vinculado con el tema del impeachment contra Dilma Rousseff, y el mismo Brasil dejó su liderazgo regional y un poco causó el fin de Unasur. Pero creo que igual hay un vínculo ahí que se mantiene. Y se mantiene incluso a nivel personal, que es algo mucho más profundo.

Ahora, está claro que Lula no prioriza la relación con el Perú,  pero quizá sí podría pensar cuánto le puede afectar lo del asilo internamente. Ayer, por ejemplo, veía las reacciones al tuit de la Cancillería de Brasil en el que confirmaba este beneficio para la señora Heredia. Los usuarios brasileños se preguntaban por qué se tienen que usar recursos de su país para trasladarla a Sao Paulo.

Es obvio que en los últimos años Brasil es un país bastante fracturado políticamente. Desde los tiempos de Bolsonaro hemos visto esta fractura muy fuerte entre la centro-izquierda, la derecha y los sectores más conservadores. Y es obvio que una decisión como la que estamos viendo es bastante cuestionable, porque evidentemente Nadine Heredia no es una perseguida política. O sea, hay para cuestionar esta decisión de todos lados, de la derecha o la izquierda. Y eso genera una oportunidad para cuestionar internamente al régimen de Lula. Pero la pregunta es: ¿tan importante puede ser el Perú para que esto se vuelva un caso importante en Brasil? No, yo creo que la agenda con Perú, en Brasil, no es prioritaria, no es un tema que genere tanto debate. Probablemente, saldrá en los medios de comunicación en los próximos días y creo que va a pasar a un segundo plano. Recordemos un poco lo que pasó con México, con el asilo a la esposa del expresidente Castillo. También generó un espacio de discusión entre la oposición mexicana y luego se diluyó.

Bueno, pero entre ambos casos hay una diferencia, la esposa del señor Castillo no tenía una sentencia. En cambio, la señora Heredia viaja con una sentencia de primera instancia.

Sí, pero de alguna manera el régimen mexicano defendió al régimen de Castillo y hasta el final negó la posibilidad de que se hubiera dado un golpe de Estado y cuestionó la detención de Castillo. Entonces, había una justificación detrás que también era insostenible. Lo mismo pasa ahora al señalar que lo de Nadine se da porque hay una persecución  política, cuando evidentemente no la hay.

El costo interno del asilo político para Lula

Quiero insistir con el probable costo interno para Lula de este asilo. Su aprobación es de 24%, una de las más bajas de todos sus mandatos. Entonces, ¿no hay ninguna posibilidad de que esto lo golpee, que los bolsonaristas aprovechen esta coyuntura para cuestionarlo y recordar su vieja relación con Odebrecht?

Todo es posible en política. Me parece que la oposición siempre, sobre todo en países tan fragmentados, va a buscar cualquier posibilidad para golpear a un presidente muy popular, pero que en los últimos tiempos, por diversas razones, no lo viene siendo. Pero, nuevamente, yo creo que hay temas en la agenda brasileña que pueden generar mucho más impacto. Piénsalo, ¿qué tanto le puede interesar a un poblador común la situación de una ex primera dama de hace ya casi una década?

PUEDES VER: Nadine Heredia y su asilo en Brasil: ex primera dama del Perú elige São Paulo tras fallo de justicia peruana.

Ahora, todo lo que ha pasado refuerza la hipótesis fiscal de que los dineros de Odebrecht llegaron a la familia Humala por indicación del Gobierno de Lula y el Partido de los Trabajadores.

Sí, lo que sucede es que durante esos años el accionar de Brasil impulsando sus empresas privadas en el exterior fue muy intenso. Es decir, el Gobierno brasileño creó una sinergia muy fuerte con el empresariado brasileño.

Con las constructoras.

Pero había más, estaba Petrobras también. Estamos hablando de cómo Brasil construye una relación con sus empresas para tener mayor presencia en la región y consolidarse como un líder regional. Y en esa sinergia obviamente se generan algunos comportamientos ilícitos. En otras palabras, lo que vimos acá es cómo Odebrecht, una empresa constructora, actuó en todos los ámbitos, tanto legales como ilegales, muy cercanamente con el Gobierno brasileño.

Lo que ocurrió también en otros países.

Sí, eso fue una estrategia regional de consolidación de Brasil. Que tuvo canales legales, pero lamentablemente también hubo canales ilegales. En donde, al parecer, la empresa actuaba en conjunto con el Gobierno. Y es verdad que este asilo genera mucha suspicacia.

Ahora, en el Perú hay una izquierda que se siente cercana a Lula, que dialoga con él a través de organismos como el Grupo de Puebla. ¿Cómo quedan estas organizaciones ante el asilo concedido a la señora Heredia?

Yo creo que, al margen de lo que Lula significa para la izquierda regional —que es un símbolo, un ícono de una izquierda democrática, preocupada por la transformación social—, justificar este asilo es algo que no se sostiene. Y la verdad es que los líderes de izquierda no han salido a defender el asilo, sino que han tenido respuestas más cautelosas. El argumento de la persecución política, que es el único que validaría el asilo, es algo que no tiene mucho sustento. El problema es que la misma convención sobre asilo diplomático de 1954 dice que es el Estado asilante, o sea Brasil, es el que se encarga de calificar si estamos frente a una persecución política...

PUEDES VER: "Yo recomendé que lo hiciera": abogado brasileño de Nadine Heredia revela detalles del pedido de asilo de la ex primera dama.

Claro, se podrían dar una serie de argumentos que desmienten ese dato, pero la responsabilidad de la calificación le corresponde enteramente a Brasil.

Y además no tiene que justificarla.

Asilo político: refugio de la élite política

Vi un tuit suyo en el que decía que la figura del asilo político termina siendo clasista, ¿por qué lo dice?

El clasismo expresa las diferencias que existen entre las clases sociales. Y hace notar cómo, para algunas clases privilegiadas, se da un comportamiento distinto a clases sociales menos privilegiadas. Eso es clasismo. Y lo que vemos con la figura del asilo es cómo políticos o personajes de la élite política pueden aprovecharse de una figura como esta para no responder ante la justicia. Alan García trató de hacerlo con Uruguay. Nadine Heredia lo hace ahora. Castillo trató de hacerlo con la Embajada de México, su esposa finalmente se fue. Es decir, la élite política tiene canales jurídicos y válidos para huir de la justicia, algo que no tiene la población menos privilegiada. Entonces, una figura como el asilo refuerza estas desigualdades, y es un privilegio para unos cuantos...

Con influencia en la política.

Para unos cuantos con poder, sí.

¿La salida de la señora Heredia le conviene a Boluarte? Al menos no se ha abierto un frente con el gigante continental.

Yo digo que al Gobierno no le convenía generar un problema en este momento, por dos razones. La primera es que a un Gobierno que tiene 3% de aprobación no le ayuda tener un problema latente con la Embajada de Brasil. También hay que verlo a nivel internacional. Este es un Gobierno que genera desconfianza y tiene malas relaciones con muchos países. Ya tiene un problema con México, que es una potencia regional. No es el momento más adecuado para abrirse un frente con la otra potencia de la región.