Se necesita un censo de criminales, por Mirko Lauer


En pleno, y desierto, domingo de ramos un pequeño equipo de bribones intentó escalar al techo de un edificio de Miraflores de tres pisos. Se hicieron pasar por agentes de la Telefónica, encargados de instalar una nueva antena. Los vecinos les llamaron la atención, y el equipo desapareció al vuelo. Casi seguramente un robo frustrado.

    La noche anterior, a poquísimas cuadras del pequeño edificio, dos sicarios dejaron malherido a un suboficial PNP que cuidaba a un empresario agroexportador, desde una camioneta Porsche. Ambos incidentes son en cierto modo adelantos de lo que se viene en una ciudad desierta por los viajes de la Semana Santa.

    La cifras del desborde delincuencial presentadas por este diario permiten afirmar que a casi toda localidad, no solo en Lima, le viene tocando presenciar una seguidilla de episodios delictivos en los alrededores. Es obvio que los vecinos y la PNP están abrumados. Nunca la policía había sido blanco tan frecuente del crímen armado en las calles.

    La cifras de La República no incluyen el número de personas dedicadas a extorsionar, robar, asesinar y otras formas de crímen, pero es posible imaginarlos como una cantidad grande. Lo cual permite a su vez suponer que hay algunos hampones a tiempo completo, operando desde bandas establecidas, y otros hampones más o menos ocasionales.

    Al menos en la información pública, la que circula por los medios o las redes más serias, hay un evidente déficit en el conocimiento de los delincuentes en el Perú. Sin duda hay un nivel de información especializada y reservada que corresponde a los profesionales de la seguridad. Pero los números públicos también son importantes.

    Saber cuántos son los hampones permanentes u ocasionales puede ayudar a averiguar quiénes son, dónde están establecidos, por dónde se mueven. De algo nos tienen que servir Internet, la computación, la inteligencia artificial. Aunque todo eso, como estamos viendo, no puede compensar una administración ineficiente.

    Pero hay algunas cifras, que a simple vista hablan de un crecimiento explosivo desde anteriores decenios. Para la policía: en el 2008 había 12,128 jóvenes en 410 pandillas, y responsables de 5318 hechos delictivos. Para el INEI el “pandillaje pernicioso” pasó de 164 hechos en el 2005 a 1244 en el 2012.

    A fines del año pasado la criminalidad ya había crecido 24%. A juzgar por lo que se lee, el 2025 ya debe estar superando ese porcentaje.

Mirko Lauer

Observador

Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco twitter. Cero Facebook. Poemario más reciente, Las arqueólogas (Lima, AUB, 2021). Próximo poemario, Un chifa de Lambayeque. Acaba de reeditar la novela policial Pólvora para gallinazos (Lima, Vulgata, 2023).