Los sicarios definitivamente han maleado a la motocicleta lineal, su más conocido instrumento de ataque asesino en el país. Ya antes de ellos existían el delito en moto y los intentos de atajarlo. Uno de ellos, más o menos reciente, fue que no pudieran viajar dos en una sola moto, el conductor y el ratero. La norma no pegó.
Acaso el mayor disimulador del crímen sobre ruedas es el casco, tan necesario como el cinturón de seguridad en un auto. Pero a nadie se le ha ocurrido todavía obligar a un motociclismo sin casco. El balance de todo esto es que las motos son un problema para la seguridad en las calles, lleven a una o dos personas, de día o de noche.
Ahora ha aparecido una nueva propuesta, una suerte de toque de queda para motociclistas, de 6pm a 6am. ¿Cuáles son las ideas detrás de esto? ¿Que la oscuridad de la noche alienta el delito, mientras que la luz diurna lo disuade? No parece coincidir con la psicología de los curtidos asesinos que cometen los crímenes de estos días.
Quizás la lógica es más simple. Menos motos en la calle, menos crímenes violentos y letales. Un problema puede surgir cuando los malhechores pasen a movilizarse en automóviles, como de hecho ya lo hacen muchos. La idea parece ser dificultar el acercamiento del asesino a la víctima potencial. En el fondo, un irónico asunto de transporte.
Pero la noche sin motos tiene algunos problemas. Uno de ellos es el de los muchos miles de empleos que ellas producen. Un observatorio del tema estima que hay 50,000 personas dedicadas al reparto, una parte de ellos de noche, de la cena en adelante. No es el único empleo en moto nocturna. Ese encargo pasaría a los automóviles, más caros, pero no necesariamente más seguros.
Asumiendo que la prohibición misma funcione, ¿qué es lo que hay que sacrificar para lograr más seguridad? ¿y por cuánto tiempo? Luego está la conducta de los desempleados por la nueva medida, y por los mayores costos de producción y servicios que ella generaría. No es un cálculo para un columnista, sino para un economista.
En verdad el sentido común desaconseja una noche sin motos. De allí a un toque de queda permanente de los ciudadanos hay un solo paso. Sospechamos que los delincuentes encontrarán la manera de resolver esa situación.
Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco twitter. Cero Facebook. Poemario más reciente, Las arqueólogas (Lima, AUB, 2021). Próximo poemario, Un chifa de Lambayeque. Acaba de reeditar la novela policial Pólvora para gallinazos (Lima, Vulgata, 2023).