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Estafas bancarias en Costa Rica: millones de dólares perdidos y vidas destrozadas por delitos informáticos

Con el avance de las técnicas cibernéticas, las víctimas sufren por los delitos informáticos que usan páginas falsas que imitan a las de servicios públicos como bancos y municipalidades

El fiscal Miguel Ramírez, Jefe de la Unidad de Cibercrimen del Ministerio Público, afirma que los delitos informáticos han evolucionado. Foto: Freepik.
El fiscal Miguel Ramírez, Jefe de la Unidad de Cibercrimen del Ministerio Público, afirma que los delitos informáticos han evolucionado. Foto: Freepik.

Cada año, miles de personas en Costa Rica son víctimas del delito informático que vacían sus cuentas bancarias, dejando detrás pérdidas millonarias y un profundo impacto emocional en quienes las sufren. Según datos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), más de 4.000 personas fueron afectadas por estos delitos durante 2024.

El modus operandi de los delincuentes ha cambiado con el tiempo, pasando de simples páginas falsas a complejos mecanismos de suplantación que imitan sitios web de servicios públicos, como bancos y municipalidades, lo que ha complicado su detección. Mientras tanto, las víctimas enfrentan no solo pérdidas económicas, sino también una lucha constante por obtener justicia, ya que las entidades financieras suelen no asumir responsabilidades por los fraudes.

La historia de Gina Sibaja: una vida cambiada por un delito informático

Gina Sibaja, politóloga y profesora universitaria, vivió en carne propia las consecuencias de un delito informático. Intentando ingresar al Sistema Integrado de Compras Públicas (Sicop), Sibaja fue contactada por un supuesto ayudante que le pidió llenar varios formularios. En cuestión de horas, notó movimientos extraños en su tarjeta de crédito.

“Duré varias horas en una llamada con el supuesto ayudante, hasta que recibí notificaciones de transacciones”, relató Sibaja. A través de una serie de movimientos de extra-financiamiento, los delincuentes lograron vaciar su cuenta. La afectada destacó que ni el banco ni otras autoridades tomaron acciones inmediatas, lo que la llevó a acudir al OIJ para poder entender lo sucedido. Este suceso desencadenó una serie de problemas de salud y emocionales, incluyendo depresión y pensamientos suicidas.

Bryan Rostrán, un técnico informático que también cayó en la trampa del delito informático

Bryan Rostrán, un técnico informático de 36 años, también fue víctima de un delito informático. A pesar de ser un profesional con conocimientos tecnológicos, Rostrán recibió una llamada de un falso agente que le solicitó realizar un procedimiento de seguridad para matricular una nueva cuenta bancaria. Siguiendo las indicaciones del estafador, terminó transfiriendo todos sus ahorros a cuentas ajenas, sin poder hacer nada para detenerlo.

"Lo peor de todo es que, después de lo sucedido, recibí una respuesta automática y fría por parte de la entidad financiera", comentó Rostrán, quien afirmó que esta experiencia afectó profundamente su autoestima. El dinero robado fue transferido a cuentas del mismo banco, lo que dificultó aún más el proceso de recuperación. A pesar de sus esfuerzos, las denuncias y las investigaciones no lograron resolver su situación.

Evolución del crimen cibernético y las nuevas amenazas

El fiscal Miguel Ramírez, jefe de la Unidad de Cibercrimen del Ministerio Público, explicó que los delitos informáticos han evolucionado significativamente en los últimos años. En sus inicios, las estafas se realizaban a través de sitios web de baja calidad, pero ahora los delincuentes emplean técnicas más sofisticadas, como la creación de páginas web que imitan perfectamente a las de servicios públicos, incluyendo bancos y municipalidades.

"Cada vez que surge un tema relevante, aparece una página falsa diseñada para aprovecharse de las personas", advirtió Ramírez. Además, destacó que los estafadores utilizan técnicas avanzadas para mejorar la visibilidad de sus sitios en los motores de búsqueda, haciendo más difícil para los usuarios identificar si están ingresando a un sitio legítimo o no. Esta situación plantea un grave riesgo, especialmente para personas vulnerables, como los adultos mayores, que pueden no tener los conocimientos necesarios para detectar estos delitos informáticos.