Mundo

Las mujeres francotiradoras que enfrentaron al grupo terrorista ISIS y desafiaron siglos de opresión en Siria

Para el Estado Islámico, morir a manos de una mujer impide el acceso al paraíso, lo que suponía un duro golpe a la narrativa religiosa que el grupo utilizaba para justificar sus actos violentos.

Las Unidades de Protección de Mujeres fueron creadas en 2013 como el brazo femenino de las YPG, la milicia kurda activa en el norte de Siria. Foto: composición LR/AFP/Wikimedia Commons.
Las Unidades de Protección de Mujeres fueron creadas en 2013 como el brazo femenino de las YPG, la milicia kurda activa en el norte de Siria. Foto: composición LR/AFP/Wikimedia Commons.

En medio del conflicto armado que marcó a Siria en la última década, un grupo de mujeres armadas cambió el rumbo de la historia local y desafió normas sociales arraigadas durante siglos. Se trata de las combatientes de las Unidades de Protección de Mujeres (YPJ, por sus siglas en kurdo), una milicia integrada exclusivamente por mujeres kurdas que se convirtió en una de las fuerzas más decididas en la lucha contra el grupo terrorista Estado Islámico (ISIS). Su resistencia no solo fue militar: también representó un movimiento por la igualdad y la autodeterminación en una región históricamente dominada por estructuras patriarcales.

Estas mujeres formaron parte de la ofensiva que derrotó a ISIS en ciudades clave como Kobani y Raqqa, capital simbólica del califato. Algunas de ellas fueron francotiradoras entrenadas y su sola presencia provocaba pánico entre los militantes extremistas. Según la ideología de ISIS, morir a manos de una mujer impedía la entrada al paraíso. Ese temor fue utilizado por las combatientes como un elemento más dentro del campo de batalla.

VIDEO MÁS VISTO

Trabajador sobrevive milagrosamente tras ser atropellado en su primer día de trabajo

¿Quiénes fueron las francotiradoras que combatieron a ISIS?

Las YPJ (Yekîneyên Parastina Jin en kurdo) nacieron en 2013 como una rama femenina de las Unidades de Protección Popular (YPG), una milicia kurda presente en el norte de Siria. Desde sus inicios, el objetivo fue doble: defender a las comunidades locales del avance de ISIS y promover la emancipación femenina en un entorno tradicionalmente restrictivo para las mujeres. Estas combatientes, que llegaron a ser alrededor de 7.000, se enfrentaron directamente a las tropas del grupo terrorista en batallas urbanas como las de Kobani en 2014 y Raqqa en 2017.

En uno de los episodios más recordados, una francotiradora kurda escapó por segundos de una bala en Raqqa y sonrió ante la cámara. Su gesto fue interpretado como un acto de resistencia. “Fue una risa que se convirtió en símbolo del desafío”, señalan excombatientes citadas por medios internacionales. Las mujeres de la YPJ asumieron tareas de francotiradoras, logística, entrenamiento y liderazgo militar. Su participación fue reconocida por diversas organizaciones internacionales durante y después de la derrota territorial de ISIS.

¿Por qué el grupo terrorista ISIS temía ser abatido por una mujer?

Según la doctrina extremista del Estado Islámico, un hombre que muere a manos de una mujer no alcanza el paraíso, lo que representaba un golpe directo a la narrativa religiosa con la que el grupo justificaba su violencia. Este elemento fue aprovechado por las YPJ como parte de su estrategia en el terreno: se reportaron múltiples casos en los que combatientes de ISIS entraban en pánico al enterarse de que estaban siendo seguidos por francotiradoras kurdas.

“No solo derrotaban al enemigo con balas, sino también con ideas. Derribaban su visión del mundo”, explican analistas consultados por organismos internacionales de derechos humanos. Este tipo de impacto psicológico tuvo un peso real en el desarrollo de las operaciones militares, especialmente en áreas donde la presencia de mujeres armadas era impensable antes del conflicto.

¿Qué ha pasado con las combatientes kurdas después de la derrota de ISIS?

Tras la caída territorial del califato en 2019, las fuerzas del YPJ no fueron desmovilizadas. Actualmente, mantienen presencia activa en la región autónoma del norte de Siria, conocida como Rojava, donde participan en tareas de seguridad y defensa comunitaria. Si bien los enfrentamientos directos con ISIS han disminuido, persisten amenazas de células durmientes y enfrentamientos con fuerzas extranjeras, especialmente de Turquía.

Además de su rol militar, muchas de estas mujeres lideran iniciativas sociales centradas en la educación, la igualdad de género y el empoderamiento económico. Para muchas jóvenes en áreas rurales, unirse al YPJ significó una oportunidad de escapar del matrimonio forzado o la servidumbre doméstica.

La historia de estas combatientes ha sido documentada en libros como 'The Daughters of Kobani' y reportajes internacionales, pero su legado principal sigue vigente: mujeres que tomaron las armas para defender su territorio y, al hacerlo, desafiaron siglos de opresión en una de las regiones más conservadoras del mundo.