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El misterioso caso de Rita Curran, la mujer cuyo crimen fue resuelto después de 51 años gracias al ADN de una colilla de cigarro

El asesinato de Rita Curran, ocurrido en 1971 en Burlington, Vermont, ha encontrado resolución tras más de cinco décadas de misterio. La clave fue el ADN de una colilla de cigarro.

El caso del asesinato de Rita Curran, resuelto tras 51 años, identificó a William DeRoos, quien falleció víctima de una sobredosis, como el culpable del horrendo crimen. Foto: composición LR/Murder, She Told/CNN
El caso del asesinato de Rita Curran, resuelto tras 51 años, identificó a William DeRoos, quien falleció víctima de una sobredosis, como el culpable del horrendo crimen. Foto: composición LR/Murder, She Told/CNN

El crimen de Rita Curran, una joven mujer asesinada en su apartamento en Burlington, Vermont, había permanecido en las sombras durante más de cinco décadas. El asesinato, ocurrido en 1971, no solo afectó profundamente a su familia, sino que también desconcertó a las autoridades que no lograban hallar al responsable. Durante años, la única pista disponible fue la falta de evidencia forense que pudiera vincular a alguien con el crimen. Sin embargo, un avance reciente en la tecnología de ADN permitió que el caso, aparentemente olvidado, recibiera el cierre que tanto merecía.

El descubrimiento de la verdad fue posible gracias a una muestra de ADN encontrada en una colilla de cigarro en el apartamento de Curran. Lo que parecía ser una prueba trivial, en realidad se convirtió en la clave para resolver el caso. Tras un análisis exhaustivo, se descubrió que el ADN pertenecía a William DeRoos, un hombre que había sido vecino de la víctima y que nunca había sido considerado un sospechoso hasta entonces. La noticia no solo dejó al mundo en shock, sino que también proporcionó finalmente justicia a la familia de Rita Curran.

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¿Cómo se resolvió el asesinato de Rita Curran, que permaneció sin resolver durante 51 años?

La resolución de este caso tan complejo se dio gracias a la tecnología forense avanzada, específicamente el análisis de ADN. Aunque el asesinato de Rita Curran ocurrió en 1971, las pruebas iniciales no lograron identificar al autor del crimen. El caso quedó estancado por años, hasta que el avance de la ciencia permitió una nueva oportunidad. En 2022, la policía de Burlington, Vermont, tomó una muestra de ADN extraída de una colilla de cigarro hallada en el lugar del crimen, una pista que hasta entonces no se había considerado crucial.

La tecnología de ADN fue fundamental en la resolución del caso. Al comparar el ADN con bases de datos genéticos, los investigadores pudieron establecer un vínculo directo con William DeRoos, un hombre que en su momento vivía en el mismo edificio que Curran. Esta técnica moderna permitió resolver lo que parecía un caso cerrado, trayendo finalmente justicia después de tanto tiempo. La pieza crucial de evidencia fue suficiente para que las autoridades reabrieran el caso y lo cerraran con un desenlace sorprendente.

¿Quién fue el principal sospechoso del asesinato de Curran y qué evidencia forense permitió vincularlo con el crimen?

William DeRoos, un vecino de Curran, fue identificado como el principal sospechoso gracias al ADN encontrado en la escena del crimen. Después de la muerte de Curran, DeRoos se separó de su esposa y se trasladó a Tailandia, donde comenzó una nueva vida como monje budista. Con el paso de los años, regresó a Estados Unidos, donde murió en 1989 en un hotel de San Francisco a causa de una sobredosis de drogas.

A pesar de que DeRoos nunca había sido considerado un sospechoso serio durante las investigaciones iniciales, la evidencia forense lo conectó directamente con el asesinato. Durante años, la teoría más mencionada apuntaba a que el famoso asesino en serie Ted Bundy podría estar involucrado, dado que el crimen ocurrió en una época en que Bundy cometió varios asesinatos. Sin embargo, los avances en la investigación forense demostraron que DeRoos era, de hecho, el verdadero culpable.

Una de las pruebas clave fue el ADN que se obtuvo de una colilla de cigarro encontrada en el apartamento de la víctima. Este análisis permitió rastrear el perfil genético de DeRoos. La evidencia forense reveló detalles ocultos de un crimen que había desconcertado a la comunidad durante más de 51 años, poniendo fin a décadas de incertidumbre y brindando respuestas a quienes nunca dejaron de buscar la verdad.