Estudio de EEUU revela que la vacuna contra el herpes zóster podría ser clave para reducir el riesgo de demencia
Investigaciones recientes sugieren que la vacuna contra el herpes zóster podría no solo prevenir esta enfermedad, sino también reducir significativamente el riesgo de desarrollar demencia en adultos mayores.
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En un estudio reciente publicado en la prestigiosa revista Nature en Estados Unidos, científicos de la Universidad de Stanford sugieren que la vacuna contra el herpes zóster podría tener efectos inesperados pero prometedores en la prevención de la demencia. Este hallazgo proviene de un análisis realizado en más de 280.000 adultos mayores en Gales, donde se compararon los casos de personas que recibieron la vacuna y aquellas que no lo hicieron. Los resultados fueron reveladores: aquellos que recibieron la vacuna mostraron una disminución del 20% en el riesgo de desarrollar demencia, lo que abre nuevas posibilidades para la prevención de enfermedades neurodegenerativas.
El herpes zóster, una enfermedad dolorosa causada por la reactivación del virus de la varicela, es particularmente problemático en personas mayores. Aunque la vacuna contra esta enfermedad ha sido comúnmente utilizada para prevenir el dolor crónico y las complicaciones relacionadas con el herpes zóster, este nuevo estudio amplía sus posibles beneficios. Además de las implicaciones para la salud pública, estos hallazgos podrían cambiar la forma en que los médicos consideran la vacunación para la prevención de demencia, especialmente en personas de edad avanzada.
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¿Qué es el herpes zóster y cómo afecta a los adultos mayores?
El herpes zóster, también conocido como culebrilla, es una infección viral que ocurre cuando el virus de la varicela, que permanece latente en el cuerpo después de una infección previa, se reactiva. Afecta principalmente a adultos mayores, debido a que el sistema inmunológico tiende a debilitarse con la edad. Los síntomas incluyen una erupción dolorosa, a menudo en un solo lado del cuerpo, que puede ir acompañada de ardor, picazón o sensibilidad. Además de la incomodidad física, el herpes zóster puede generar complicaciones graves como neuralgia postherpética, que causa dolor crónico.
Este virus, aunque se asocia comúnmente con dolor y molestias, también ha sido vinculado a problemas de salud más graves. En algunos casos, su reactivación puede generar inflamación en el sistema nervioso, lo que podría tener consecuencias más amplias para la salud cerebral, lo que incluye un posible vínculo con enfermedades neurodegenerativas.
El vínculo entre el herpes zóster y la demencia
El estudio realizado en Gales ha identificado una posible conexión entre el herpes zóster y el desarrollo de demencia. Según los investigadores, la reactivación del virus podría contribuir a la acumulación de proteínas anómalas en el cerebro, un fenómeno que se asocia con el Alzheimer. Se especula que la inflamación causada por el virus en el sistema nervioso central podría ser uno de los factores subyacentes en el deterioro cognitivo.
Aunque aún se requieren más investigaciones para confirmar esta relación, los resultados iniciales abren la puerta a nuevas estrategias preventivas. Los expertos sugieren que la reactivación del herpes zóster podría ser solo una de las varias infecciones virales que impactan negativamente la salud cerebral. La idea de que la vacunación podría reducir el riesgo de enfermedades como el Alzheimer podría revolucionar la forma en que los médicos abordan la prevención de la demencia, especialmente en grupos de alto riesgo, como los adultos mayores.
EE.UU.: Impacto de las vacunas en la prevención de enfermedades neurodegenerativas
Además del análisis realizado en Gales, otro estudio complementario realizado en 2024 en los Estados Unidos refuerza la hipótesis de que la vacuna contra el herpes zóster podría proteger contra la demencia. En este análisis, se observó que la vacunación no solo ayudaba a prevenir el herpes zóster, sino que también estaba asociada con un menor riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas. Un aspecto interesante es que la vacuna Shingrix, introducida en 2020, mostró un impacto duradero en la prevención, con algunos estudios sugiriendo que ofrece una protección más robusta frente a las complicaciones asociadas al herpes zóster y podría tener un beneficio adicional en términos de salud cerebral.
Sin embargo, los expertos advierten que aún existen limitaciones en los estudios observacionales. La Dra. Aarati Didwania, profesora de la Universidad Northwestern, destacó que aún no está completamente claro cómo las vacunas podrían reducir el riesgo de demencia. Aunque se teoriza que la reducción de la inflamación o la prevención de la reactivación viral pueden jugar un papel clave, la relación exacta sigue siendo objeto de debate.