¿Exámenes a la vista? Consejos prácticos para reducir el estrés y mejorar el rendimiento de tus estudiantes
Ayudar a los estudiantes a rendir mejor no se logra solo enseñando contenido. También se trata de acompañarlos emocionalmente y brindarles herramientas para gestionar el estrés.

Con la llegada de las evaluaciones escolares, miles de estudiantes en Perú enfrentan una etapa que, para muchos, se convierte en sinónimo de ansiedad, insomnio, irritabilidad y miedo al fracaso. Aunque el estrés académico es una reacción normal, cuando se intensifica puede afectar tanto la salud emocional como el rendimiento académico de los escolares.
Por eso, es fundamental que docentes y familias estén atentos y adopten estrategias efectivas para ayudar a los alumnos a manejar la presión y encarar los exámenes con mayor seguridad y equilibrio.
¿Por qué se estresan los estudiantes durante los exámenes?
El estrés en época de exámenes tiene múltiples causas: temor a obtener malas notas, presión familiar, falta de preparación, sobrecarga de tareas o incluso una baja autoestima académica.
“Los estudiantes muchas veces se sienten evaluados como personas, no solo en conocimientos. Eso eleva la carga emocional de los exámenes, sobre todo en adolescentes”, explica la psicóloga educativa Diana Velásquez.
Consecuencias del estrés no controlado
Si el estrés no se maneja de manera adecuada, puede provocar bloqueos mentales, dificultades para concentrarse, problemas de memoria, dolores físicos (como de cabeza o estómago), alteraciones en el sueño y, en casos más graves, crisis de ansiedad.
Además, el exceso de tensión puede llevar a que un estudiante que conoce los temas no logre demostrar sus capacidades durante la evaluación.
Consejos prácticos para ayudar a tus estudiantes a controlar el estrés
A continuación, algunas recomendaciones útiles y aplicables dentro y fuera del aula:
- Planificación y organización: Ayuda a los estudiantes a distribuir su tiempo. Una buena planificación semanal que incluya repasos cortos, descanso y recreación reduce la presión.
- Técnicas de relajación antes del examen: Respirar profundo durante 3 a 5 minutos, cerrar los ojos o hacer pequeños estiramientos puede calmar el sistema nervioso. Estas técnicas pueden practicarse antes de empezar la prueba.
- Promover pausas activas durante la jornada escolar: No todo es estudiar. Breves pausas con juegos, caminatas o ejercicios ayudan a oxigenar el cerebro y liberan tensión.
- Reforzar la confianza: Frases como “confío en ti”, “tú puedes”, “el error también enseña” tienen un gran impacto. Un entorno de confianza y sin burlas favorece la autoestima académica.
- Alimentación y sueño adecuados: Dormir al menos 8 horas y alimentarse bien antes de los exámenes mejora el rendimiento cognitivo y la estabilidad emocional. Evitar comidas muy pesadas o azucaradas justo antes de rendir una prueba también es clave.
- Normalizar los nervios: Los nervios son normales. Enseñarles a los estudiantes que sentir miedo o ansiedad no los hace “débiles” o “malos estudiantes” es parte del proceso de crecimiento emocional.
¿Y los docentes? Su rol va más allá del contenido
El papel del maestro es esencial. No solo transmite conocimientos, sino que también puede generar calma, empatía y motivación. El tono de voz, la actitud, la forma en que presenta los exámenes y cómo reacciona ante errores puede influir enormemente en el nivel de estrés de sus estudiantes.
“Un docente que crea un ambiente de respeto y comprensión disminuye automáticamente el nivel de ansiedad en el aula”, afirma la profesora Rocío Díaz.
Ayudar a los estudiantes a rendir mejor no se logra solo enseñando contenido. También se trata de acompañarlos emocionalmente y brindarles herramientas para gestionar el estrés. Si bien los exámenes son inevitables, sufrir durante ellos no debería serlo.