Alonso Segura, exministro de Economía y Finanzas: “Populismo, fragmentación y clientelismo: el cóctel que frena al Perú”
En esta entrevista, el presidente del Consejo Fiscal no solo analiza los retos económicos y las reformas necesarias, sino que también critica abiertamente la derecha en Perú, cuestionando la falta de propuestas serias y resaltando los peligros del populismo.
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A medida que se acercan las elecciones de 2026, la economía peruana muestra señales de recuperación, aunque el ritmo de crecimiento podría desacelerarse con la llegada de la campaña electoral y las políticas de Donald Trump.
—Cómo evalúa el estado actual de la economía peruana de cara a las elecciones de 2026?
La economía peruana muestra signos de recuperación, principalmente por “vientos de cola” externos: precios récord de nuestras exportaciones, mejora en condiciones financieras, y desinflación global. Empero, se anticipa que en la segunda mitad del año el ritmo de crecimiento se modere al entrar en una etapa más marcada de campaña electoral.
—Cómo influyen las decisiones internacionales?
Es el verdadero reto. Estamos atravesando una reconfiguración del orden económico y geopolítico, marcada por guerras comerciales y tensiones entre potencias. De hecho, el FMI advirtió que estas condiciones afectarán el crecimiento global.
La esperanza es que el impacto en Perú sea controlado, ya que partimos de una posición relativamente sólida. Actualmente, nuestra economía crece cerca del 4%, aunque es probable que se pegue al 3% para fin de año.
—Qué desafíos estructurales cree que deberá enfrentar el próximo gobierno?
Son tres. Primero, la institucionalidad que se está debilitando de manera sostenida y se refleja en la seguridad ciudadana, pero también en los intereses ilícitos. La estructura política del país está totalmente fragmentada, de cambios constantes en las reglas de juego, y un Congreso que toma decisiones irresponsables e inconstitucionales. Además, los gobiernos son débiles, con muy poca representatividad y enfocándose mayormente en su supervivencia, sin pensar en el futuro a largo plazo.
El segundo es la descentralización, que, aunque es un objetivo deseable, ha fracasado tanto en lo político como en lo económico. En lugar de beneficiar a las localidades, ha funcionado más como un mecanismo para financiar caudillos locales y crear agencias de empleo sin impacto real en la población.

Recuperación del PBI tanto en los sectores primarios como no primarios, es decir, en actividades basadas en recursos naturales, así como en servicios, comercio e industria
Y el tercero es la necesidad de reformas económicas a mediano plazo. Perú ha dejado de reformar y ha avanzado en dirección contraria. La economía peruana no es capaz de generar un crecimiento sostenido más allá del 3%.
Existen grandes brechas por cerrar, y el presupuesto público se maneja de manera ineficiente, con aumentos descontrolados en la planilla e iniciativas de gasto desde el legislativo casi todas las semanas.
—Qué hay del Banco Central de Reserva?
Con el cambio de gobierno y Congreso, quienes sean elegidos deberán designar a todo el directorio del Banco Central, incluyendo a tres miembros nombrados por el Congreso, tres por el Ejecutivo, y el Presidente propuesto por el Ejecutivo y ratificado por el Congreso. Es crucial que estas designaciones recaigan en profesionales competentes y apolíticos para que se mantenga independiente.
—Qué propuestas económicas deberían priorizar los candidatos presidenciales?
La agenda debe enfocarse en fortalecer la macroeconomía y trabajar en reformas estructurales a mediano plazo de oferta que generen mejores condiciones para competir en el futuro y mejorar el empleo, los servicios y la calidad de vida para la población.
En ese sentido, es urgente reencaminar la política fiscal e ideal una reforma de la descentralización. El siguiente gobierno va a heredar un reto de austeridad.
—Quién representa hoy la “confianza económica” para los empresarios y el mercado?
Para el establishment, casi cualquier candidato de derecha será percibido como idóneo, independientemente de si es capaz de proponer políticas sensatas. Basta con mirar el desastre que vivió el Perú en la pugna PPK-Fuerza Popular a partir del 2016 y cuya herencia fue Castillo. No voy a dar nombres, pero ciertamente hay figuras que preocupan.
Hoy hay más de cuarenta posibles candidatos, pero se desconoce si es rescatar a unos pocos que realmente tengan buenas ideas, planes sólidos, equipos de trabajo serios y capacidad de gobierno. Queda esperar y ver.

PPK y Keiko Fujimori se reunieron con miembros del JNE, Tribunal de Honor del Pacto Ético Electoral, Reniec y ONPE durante la campaña electoral 2016. Foto: Andina/Norman Córdova
—Cree que el Ministerio de Economía y Finanzas ha perdido protagonismo en los últimos gobiernos?
Es evidente que sí. La influencia no puede recuperarse tomando decisiones poco técnicas o respondiendo a intereses particulares. Me refiero a las múltiples exoneraciones tributarias, iniciativas de gasto o la nueva ley de Asociaciones Público-Privadas (APP) aprobada por el Congreso, que busca trasladar competencias clave a ProInversión, una entidad que no tiene la capacidad ni el alcance necesarios para asumir ese rol.
La medida responde más a problemas coyunturales en el manejo del área de inversión que a una visión de largo plazo.
También hay limitaciones impuestas por fallos del Tribunal Constitucional (TC), como el que reconoció al Congreso cierta iniciativa de gasto, lo que ha restado capacidad de control fiscal. Revisar legalmente esas sentencias podría ser parte de la solución.
Además, la falta de bancadas ha llevado a que los gobiernos cedan poder, debilitando al ministerio frente al Legislativo y Ejecutivo. Se necesita un gobierno que lo fortalezca, con líderes técnicos y propuestas responsables, que no sean populares ni clientelistas.
—El próximo presidente necesitará más un economista o un político hábil?
Ambos perfiles son necesarios. Un gabinete eficaz requiere manejo político y solidez técnica. Los últimos años han demostrado los riesgos de carecer de ambos. Tradicionalmente, el presidente del Consejo de Ministros asumía el rol político y el titular de Economía el técnico, con suficiente autoridad para liderar la política económica.
—Qué candidato creería que es más peligroso como Ministro de Economía?
No la puedo responder.
—Ve riesgo real de un giro populista en 2026?
Siempre vamos a ser vulnerables a ese tipo de discurso, somos la tierra de los outsiders. Dado el nivel de fragmentación actual, es muy posible que dos candidatos que pasen a segunda vuelta con apenas el 15% —o incluso menos— del voto, lo que abre la puerta a que muchos aspiren a dar un “golpe” en el último mes y casi cualquiera pueda lograrlo.
Es importante recordar que el populismo también viene de la derecha, aunque a veces se crea que las políticas públicas irresponsables solo vienen del lado progresista.

Congresistas por grupo parlamentario 2024-2025, actualizado en marzo. Foto: La República
—Cuál es la gran mentira económica que más se repite en campaña electoral?
Una de las grandes mentiras económicas es que el Perú es un país rico. No lo es. Tiene serias restricciones, por lo que debe ser extremadamente eficiente, eficaz y prudente en el uso de sus limitados recursos. El segundo es que la economía y la política en el Perú iban por caminos separados, cuando están profundamente interconectadas.
¿La verdad entre los mitos? Que el populismo juega mucho en la siguiente elección. Si seguimos por este camino de parálisis reformista, rupturas institucionales y deterioro gradual, podríamos perder el grado de inversión en los próximos cinco años.
No podemos dar por sentada la credibilidad fiscal del país. Varios de los pilares que sostenían el relativo éxito macroeconómico del Perú están comenzando a resquebrajarse.
—Votarían los peruanos por una agenda económica seria aunque no prometa bonos ni subsidios?
Ese es el gran dilema en Perú y en muchos otros países. Los candidatos con una agenda económica sería suelen tener poca tracción porque, muchas veces, el electorado prefiere opciones anti-establishment o abiertamente clientelistas.
En el pasado, solían llegar al gobierno con peso en el Congreso, rodearse de equipos razonablemente competentes, con ministros de Economía responsables y con conocimiento técnico. Funcionaba como un contrapeso, sin embargo, esa lógica se ha ido perdiendo.
Hoy vemos candidatos que para ganar tienen que prometer “el oro y el moro”, pero la diferencia es que al intentar cumplir esas promesas, no miden las consecuencias. Ahí está el verdadero riesgo.
Y lo más preocupante es que, incluso sin promesas de campaña, gobiernos y Congresos terminan tomando decisiones improvisadas, guiadas únicamente por la necesidad de sobrevivir políticamente o subir en popularidad. Ese es el patrón lamentable que se ha consolidado en los últimos años.
—Si tuviera que escribir una carta al futuro ministro de Economía, ¿qué advertencia no podría faltar?
Que respeten la institucionalidad del MEF. En los últimos años, se ha desplazado a funcionarios de carrera para colocar a personas sin la preparación adecuada o simplemente afines al entorno de las nuevas autoridades. Son prácticas que no se condicen con un país que busca mantener su grado de inversión y credibilidad macroeconómica. Mientras el Banco Central ha logrado preservar su independencia, el ministerio ha sido debilitado, muchas veces desde dentro.
“Perú tendrá que aprender a moverse en un tablero con nuevas reglas y menos aliados”
—Cómo están afectando las decisiones de Donald Trump a la economía global?
Estados Unidos está promoviendo un nuevo orden mundial. Ningún economista sensato considera que esto sea positivo, ya que, además de la incertidumbre generada por los constantes cambios, se observa una represión creciente hacia gobiernos liberales y democráticos. Somos un efecto colateral de su gran batalla contra China en materia de comercio de bienes.
—Tenemos algún margen de maniobra?
Nuestro país mantiene un arancel mínimo del 10%, que no ha sido recertificado. Si otros países enfrentan barreras más altas, podríamos ganar competitividad. Pero también existe un riesgo: que EE.UU. presione a socios como Perú para aislar a China, bajo amenaza de sanciones. Y China ya advirtió que responderá si eso ocurre.

Más del 40% de las exportaciones peruanas van a China, mientras que EE.UU. representa solo alrededor del 13%
—El FMI advirtió sobre una recesión en EE.UU. y menor crecimiento global
Es una visión bastante pesimista. Incluso Olivier Gourinchas, economista jefe del Fondo Monetario, reconoció que debieron rehacer las proyecciones a último momento debido a la volatilidad global. El pronóstico de crecimiento mundial bajó de 3,3% a 2,8%, mientras que en EE.UU. la proyección pasó de 2,7% a 1,7%, y algunos analistas estiman más de 60% de probabilidad de recesión. China también vió recortada su previsión en 0,6 puntos, hasta el 4%.
—Dónde están los mayores riesgos?
En los canales indirectos. Hay señales mixtas, como el oro alcanzando máximos históricos por encima de los US$3.500, pero para nosotros el cobre es cuatro veces más importante y su precio depende principalmente de lo que ocurra en China.
—¿Qué otras señales preocupan?
El entorno financiero internacional muestra signos de dislocación, dado que está muy por encima de los niveles de la pandemia. En EE.UU., los retornos de los bonos del Tesoro —activos refugio— se han disparado, señal de una salida de inversionistas globales. El dólar también se debilita, lo que evidencia una pérdida de confianza en los mercados considerados seguros.

—¿Cuál es el mensaje de fondo?
No se trata de un ajuste pasajero, sino de un cambio estructural en las reglas del juego. En este nuevo mundo, crecen la volatilidad, las tensiones geopolíticas y la reducción del respaldo de organismos multilaterales. Habrá que aprender a navegar en un escenario mucho más incierto.