Estudio científico revela cómo se formó la región de los Andes en Sudamérica hace más de 20 millones de años
Los investigadores identificaron cuatro etapas clave en la evolución tectónica de los Andes, marcadas por cambios en compresión y deslizamiento lateral. Estos datos son cruciales para entender la historia geológica de la región.
- Geólogos revelan que los terremotos están formando grandes pepitas de oro gracias al cuarzo, según estudio científico
- La inteligencia artificial logró resolver uno de los mayores misterios arqueológicos en Perú

Un reciente estudio científico dirigido por Rodrigo Quiroga reveló nuevos detalles sobre la formación de la región sur de los Andes en Sudamérica, un proceso que comenzó hace más de 20 millones de años. La investigación, centrada en la meseta de la Puna Sur, identifica cómo la evolución tectónica estuvo marcada por una transición progresiva entre regímenes de compresión y deslizamiento lateral, a medida que la corteza terrestre se engrosaba y elevaba de forma significativa.
Mediante el uso de técnicas como la datación de circones, el análisis de paleoesfuerzos y la reconstrucción estructural, el equipo científico logró precisar cuatro etapas claves en la evolución de esta región andina. Los resultados demuestran que el crecimiento y la elevación crítica de la meseta modificaron de manera profunda el campo de esfuerzos, configurando el paisaje actual de los Andes y ofreciendo nuevas claves para entender su compleja historia geológica.
Así se formó la región de los Andes en Sudamérica
La meseta andina, que domina gran parte del paisaje sudamericano a más de 4.000 metros de altitud, se formó a partir de un prolongado levantamiento orogénico iniciado hace más de 20 millones de años. Este fenómeno, típico de las zonas donde colisionan placas tectónicas, provocó que la corteza terrestre se elevara para dar origen a cordilleras y extensas mesetas.
Dado que esta región solo es superada en altura y tamaño por el altiplano tibetano, su estudio resulta clave para comprender los procesos geológicos que moldean algunas de las áreas más elevadas del planeta.
¿Cómo se realizó el estudio científico?
Con el objetivo de reconstruir la historia tectónica de la Puna, en el sector sur de la meseta andina central, un grupo de investigadores liderado por Rodrigo Quiroga aplicó un enfoque multidisciplinario. Analizaron los cambios en el campo de esfuerzos y las deformaciones de la corteza a lo largo de los últimos 24 millones de años, ofreciendo una perspectiva más completa que impulsaron el levantamiento de esta vasta región.
Para lograrlo, el equipo combinó el análisis de imágenes satelitales con modelado progresivo, lo que permitió mapear las estructuras actuales y simular las variaciones geométricas a lo largo del tiempo. Además, utilizaron la datación de circones mediante el método uranio-plomo para precisar la cronología de los procesos geológicos. Estos minerales, resistentes a las alteraciones, aportaron datos fundamentales sobre los cambios en la intensidad y dirección de las tensiones que actuaron en la formación de la meseta.

PUEDES VER: La inteligencia artificial logró resolver uno de los mayores misterios arqueológicos en Perú
La evolución de la meseta se dividió en cuatro etapas
El equipo de investigación estableció que la evolución de la meseta andina puede dividirse en cuatro etapas bien diferenciadas. La primera estuvo dominada por una fuerte compresión de este a oeste, mientras que la última se caracterizó por un régimen de deslizamiento lateral. Entre estos extremos, se identificaron dos fases de transición que reflejan el cambio progresivo en el comportamiento tectónico de la región a lo largo de millones de años.
Este enfoque revela que el levantamiento de la meseta andina ocurrió bajo un régimen de tensiones cambiante, y no de forma uniforme, lo que ofrece nuevas claves para entender la formación de grandes cordilleras. Según los investigadores, el patrón identificado presenta similitudes con los procesos orogénicos observados en la meseta tibetana y los Andes peruanos.
No obstante, mientras en el Tíbet ya se registra un colapso orogénico —expansión y adelgazamiento de la corteza—, en la meseta andina no se detectan fallas normales, lo que sugiere que aún conserva su estabilidad estructural.