Avance en neurociencia: descubren una pequeña estructura cerebral que revela nuevas vías para tratar la adicción y la depresión
Un estudio neurocientífico revela que la habénula, una diminuta región cerebral, podría ser clave para desarrollar nuevos tratamientos contra la adicción y la depresión crónica.
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Un descubrimiento reciente en el campo de la neurociencia podría revolucionar el tratamiento de la adicción y la depresión. Ines Ibañez-Tallon, profesora de la Universidad Rockefeller, ha identificado el papel central de la habénula, una diminuta pero poderosa región del cerebro, en la regulación de la motivación, la respuesta a recompensas y la resiliencia emocional.
La habénula, antes poco estudiada, ha surgido como un centro clave en el procesamiento de emociones y comportamientos, influyendo en la respuesta cerebral a recompensas y decepciones. Este hallazgo abre nuevas vías para tratar la adicción y la depresión crónica.

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¿Qué es la habénula y por qué es tan importante?
La habénula es una microestructura ubicada en el epitalámico, justo encima del tálamo, que actúa como un centro de control de señales químicas en el cerebro. Aunque su tamaño es reducido, su influencia es enorme: regula la liberación de neurotransmisores clave como la dopamina, serotonina, acetilcolina y norepinefrina, todos fundamentales en la respuesta al placer, el estado de ánimo y el estrés.
Estudios recientes demostraron que la habénula no solo gestiona respuestas de recompensa y aversión, sino que también participa en procesos de aprendizaje rápido frente a situaciones positivas o negativas.
La conexión entre la habénula y la adicción
Durante investigaciones sobre receptores nicotínicos, Ibañez-Tallon descubrió que mutaciones específicas afectan la respuesta del cerebro a la nicotina y los opioides. Estas alteraciones se encuentran en regiones conectadas a la habénula, como el interpeduncular nucleus (IPN), y son responsables de que algunas personas desarrollen mayor dependencia a sustancias como el tabaco y opioides.
La habénula procesa la primera experiencia de consumo como aversiva —náuseas o ardor en los pulmones—, pero simultáneamente, el cerebro libera neurotransmisores que inducen placer y calma. Esta contradicción biológica convierte el consumo en un comportamiento reforzado, haciendo difícil romper el ciclo de adicción.

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Un nuevo objetivo farmacológico para combatir la dependencia
Uno de los hallazgos más prometedores es la identificación del receptor GPR151, localizado en las sinapsis de las neuronas de la habénula. Los científicos han descubierto que eliminando este receptor en modelos animales se reduce la sensibilidad a opioides y nicotina, aunque aumenta la cantidad consumida debido a la búsqueda del "subidón perdido".
Actualmente, se están desarrollando compuestos para modular el GPR151, con el objetivo de lograr que las personas se sientan satisfechas con dosis mucho menores, facilitando así la superación de la adicción y disminuyendo la probabilidad de recaídas.
Tratamiento de la depresión y mejora de la motivación
El impacto de la habénula no se limita a la adicción. Esta estructura también es clave en la regulación de la motivación y la respuesta ante la decepción. En trastornos como la depresión crónica, donde los mecanismos de recompensa fallan, la habénula podría estar desempeñando un papel crucial.
Incluso se investiga cómo el ejercicio físico, que incrementa los niveles de dopamina, podría estar mediado en parte por esta región cerebral. Además, terapias innovadoras como la estimulación cerebral profunda de la habénula han mostrado resultados alentadores en casos de depresión resistente a tratamientos convencionales.
¿Qué sigue en la investigación?
Gracias al programa HEAL de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), se están evaluando miles de compuestos para encontrar un ligando eficaz para el receptor GPR151. Si los ensayos preclínicos tienen éxito, este avance abriría la puerta a tratamientos más específicos y menos invasivos para la dependencia química y la depresión.
La habénula, una estructura ancestral que ha pasado desapercibida durante décadas, se perfila ahora como una pieza clave en la comprensión de la salud mental y la adicción. Un recordatorio poderoso de que, a veces, los secretos más importantes del cerebro están ocultos en los lugares más pequeños.