Por Ítalo Cardona, director de la Oficina de la OIT para los Países Andinos
Ninguna persona debería perder la vida ni ver afectada su salud por causa del trabajo. Sin embargo, cada año, casi 3 millones de personas mueren en el mundo por accidentes o enfermedades de trabajo, según estimaciones de OIT. Millones más sufren lesiones o padecimientos crónicos que podrían haberse evitado.
Cada 28 de abril, el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo nos plantea una oportunidad para poner en marcha acciones que promuevan entornos laborales seguros y saludables. Este año, la OIT sugiere poner el foco en los efectos de la digitalización y la inteligencia artificial en la salud y seguridad de las personas que trabajan. Está en juego no solo la creación de empleos decentes o el aumento de la productividad, sino la seguridad y la salud de millones de personas.
Cuando hablamos del impacto de la tecnología en el trabajo, solemos pensar en empleos que desaparecen, se transforman o se crean. Y es cierto: la automatización podría afectar hasta 75 millones de empleos en el mundo, mientras que la inteligencia artificial podría potenciar el trabajo de más de 400 millones de personas (OIT, 2023). A esto se suma la rápida expansión de nuevas formas de organización del trabajo, como el teletrabajo o el uso de las plataformas digitales. Pero detengámonos en algo más urgente: ¿cómo impacta esto en la seguridad, la salud y la vida de quienes trabajan?
Sabemos que la digitalización ofrece grandes oportunidades para mejorar la seguridad y salud en el trabajo: automatiza tareas peligrosas o repetitivas, permite el monitoreo en tiempo real de condiciones de riesgo y facilita la capacitación mediante simulaciones con realidad virtual, entre otras cosas. Todo esto puede salvar vidas y prevenir miles de lesiones en los lugares de trabajo. Pero también abre la puerta a nuevos riesgos: agotamiento físico y mental, jornadas extendidas, adaptación al ritmo de trabajo estandarizado por la tecnología y, sobre todo, una mayor exclusión de quienes no acceden o no están preparados para adaptarse a ellas.
Los países necesitan sistemas de seguridad y salud en el trabajo que puedan responder a los nuevos desafíos. Perú debe seguir fortaleciendo de forma decidida sus esfuerzos en esta materia. En 2024, se reportaron al Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo más de 37 000 accidentes de trabajo y 132 casos de enfermedades ocupacionales, según consta en el Sistema Informático de Accidentes de Trabajo, Incidentes Peligrosos y Enfermedades Ocupacionales del MTPE. Además, se notificaron 270 muertes relacionadas con el trabajo. Y todo esto, únicamente considerando los casos que fueron reportados. En un país donde más del 70 % de la fuerza laboral trabaja en la informalidad, la dimensión real del problema es, sin duda, mucho mayor.
Reconocer la seguridad y la salud en el trabajo como un derecho fundamental —como lo hicieron todos los Estados miembros de la OIT en el 2022— implica una responsabilidad que merece ser asumida con determinación. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), adoptados por todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas en 2015, especialmente el ODS 8 sobre trabajo decente y crecimiento económico, incluyen metas con referencias explícitas a la salud y seguridad en el trabajo como parte del enfoque integral hacia el desarrollo sostenible. Que el Perú avance hacia la ratificación de los Convenios 155 y 187 de la OIT (convenios fundamentales) enviaría una señal clara de voluntad política hacia una cultura de prevención. Ambos instrumentos ofrecen marcos sólidos para diseñar e implementar políticas públicas, programas y sistemas eficaces de protección, con responsabilidades bien definidas entre el Estado, los empleadores y los trabajadores.
No se trata solo de cumplir con un estándar internacional, sino de avanzar, mediante el diálogo social, hacia el futuro del trabajo sin poner en riesgo lo más importante: la vida de quienes lo hacen posible.
Columnista invitado. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.