¿Quieres un asilo?, por Ramiro Escobar


La rauda huida de Nadine Heredia a Brasil -en medio del juicio que sortea junto con su esposo, el expresidente Ollanta Humala- ha levantado polvareda digital, política y mediática. Cómo no: más allá de lo enrevesado del proceso y la pena anunciada, que parece excesiva, resulta urticante que personas vinculadas al poder no rindan cuentas.

O que otros imputados o imputadas no corran la misma suerte y, encima, revivan con miras a los próximos comicios, como si quisieran asilarse bajo una curul o debajo de las alfombras de Palacio de Gobierno. En tal escenario, la necesaria figura del asilo se vuelve borrosa y hasta controvertida. Sin embargo, ha habido asilados respetables.

Como las decenas de chilenos que, tras el golpe de Pinochet en 1973, se asilaron en la embajada de México. O como el Haya de la Torre de los años 50, quien huyendo del dictador Manuel A. Odría, se quedó en la embajada colombiana por cinco años. Fue en parte por él que se hizo la Convención de Caracas de 1954, para asilo diplomático.

Este tratado tiene un dato relevante: le da sumo poder al Estado asilante. Es este el que determina si el solicitante está siendo perseguido políticamente. Y es este el que no tiene que dar explicaciones de por qué decide o no asilar. El Estado de origen del asilado puede brindarle información, jurídica o política, pero no obligarlo a negar el asilo.

No hay que sorprenderse, entonces, por la actitud de Brasil. Está en su derecho, internacional. Y tiene poder global. Años atrás, en 1989, durante el gobierno de José Sarney, asiló a Alfredo Stroessner, el autócrata militar paraguayo, quien vivió allí hasta el 2006. De modo que no es Lula el único mandatario brasileño que no ha dado explicaciones.

Mientras tanto, hay que pensar en otros solicitantes. La Convención de Caracas es para políticos; el ‘asilo’ a secas es para quienes buscan refugio con desesperación. Como los miles de latinos bloqueados por Donald Trump en la frontera mexicano-estadounidense. O los sobrevivientes del espanto en la franja de Gaza. Para ellos, no hay tantos titulares ni indignación.

Ramiro Escobar

Meditamundo

Lic. en Comunicación y Mag. en Estudios Culturales. Cobertura periodística: golpe contra Hugo Chávez (2002), acuerdo de paz con las FARC (2015), funeral de Fidel Castro (2016), investidura de D. Trump (2017), entrevista al expresidente José Mujica. Prof. de Relaciones Internac. en la U. Antonio Ruiz de Montoya y Fundación Academia Diplomática. Profesor de Relaciones Internacionales en la Pontificia Universidad Católica del Perú y Fundación Academia Diplomática.