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Diente de león: ¿cuál es la leyenda detrás de soplar esta flor y pedir un deseo?

Alrededor de esta sencilla planta existe una reputación medicinal y también una cara mística asociada con el bienestar.

El diente de león es una planta herbácea que pertenece a la familia de las compuestas, que no suele crecer más allá de los 35 cm de alto. Foto: Pexels
El diente de león es una planta herbácea que pertenece a la familia de las compuestas, que no suele crecer más allá de los 35 cm de alto. Foto: Pexels

El taraxacum officinale, más conocido como diente de león, es una pequeña herbácea que agrupa a muchas flores en miniatura, las mismas que con un leve soplido se esparcen y acrecientan la intención de implorar uno, dos o tres deseos. ¿Cuántos pides tú? Una leyenda respalda esta costumbre.

Su protagonismo, sin embargo, no es nuevo: según recoge La Mente es Maravillosa —revista digital especializada en psicología y filosofía—, en los siglos X y XI los médicos árabes se servían de esta especie silvestre para elaborar remedios capaces de combatir el dolor de dientes, los problemas urinarios, la anemia, el estreñimiento, la artritis y, entre más, las irritaciones de la piel.

Diente de león: ¿cuál es la leyenda que sustenta su magia?

De acuerdo con el medio, la leyenda del diente de león apareció por primera vez en 1918 en el libro “La hora de los niños”. Este ejemplar nació de unas fábulas que se publicaban de forma semanal y cuyo éxito obligó a reunirlas, posteriormente, en un volumen de cuentos.

¿De qué trata la fábula recopilada en “La hora de los niños”?

Los ángeles de la naturaleza se reunieron un día para que cada uno decidiera a qué elemento de su espacio representar: ¿un río, un lago, una montaña? Cuando muchos optaron por materias preciosas, tales como árboles, cuarzos o flores, la indecisión de uno de estos seres de luz lo llevó a formular algunas entrevistas.

Después de hablar con el tulipán, la rosa, la azucena, la dalia, la peonia, la hortensia y el lirio, y notar la presunción imperante, el ángel de la naturaleza se sentó desanimado sobre una roca. Al rato y de manera espontánea, descubrió a una flor amarilla, discreta y muy sencilla. Cuando charló con ella notó que su único fin era vivir a donde el viento la llevara, ya sea el aire, lluvia, tierra o fuego.

Al diente de león también se le denomina achicoria amarga. Foto: Pexels

Al diente de león también se le denomina achicoria amarga. Foto: Pexels

El ángel anunció su decisión: el diente de león. Como el resto de los compañeros no entendía por qué quería representar a una especie tan sobria, él argumentó que el proceso de transformación de esta pequeña flor se asemeja a los del sol, la luna y las estrellas. ¿Por qué?

El primer paso de la planta es ser una bola de fibras amarillas muy semejante al astro rey. Luego adquiere una forma redonda, esponjosa y de color plateado, como la luna y, finalmente, dispersa sus semillas, las cuales recorren grandes distancias como si fueran pequeñísimas estrellas.

El cariño que el ángel desarrolló por su querida flor fue tan grande que le otorgó un poder: cada vez que los niños soplaran sus semillas, uno de sus deseos se haría realidad.