Liliana Trujillo: "A los peruanos el humor nos salva, pero tapa un poco la realidad"
La actriz de la premiada película 'Rosa Chumbe', protagoniza una obra sobre la ludopatía y cuestiona la ley de cine que acaba de aprobar el Congreso. “A veces siento que el casino funciona como una analogía del Perú. Todo está como en una olla a presión”.
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Liliana Trujillo interpretó a Rosa Chumbe, una policía que vivía en precariedad, que luchaba con sus problemas familiares y con el alcohol. La actriz logró uno de los mejores personajes del cine peruano, dirigida por Jonatan Relayze quien trabajó en la película durante más de 10 años.

Rosa Chumbe (2015). La actriz y docente en su primer protagónico en el cine.
Ahora está en el escenario como Carolina, una mujer aferrada a una máquina tragamonedas, en horario de oficina, porque tiene que “saldar cuentas con el destino” y ganar un premio por el que ha trabajado por años. De esta forma, Tragafortuna aborda la ludopatía.
“Lo vemos desde el lado de una persona con un vacío muy profundo, con una herida muy fuerte de desamparo, de injusticia y no tienen las herramientas necesarias para solucionar y entender”, nos responde sobre uno de esos personajes complejos que espera una actriz. La obra fue escrita como comedia sin dejar de ser emotiva e incluso podría ser ‘incómoda’. “Es un desafío de esos que a veces llegan”.

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En Perú, la salud mental está en crisis y en Latinoamérica somos el país con mayor cantidad de jugadores frecuentes. ¿Relacionas este personaje con un entorno que minimiza los problemas y le dice: “¡Haz otra cosa!”?
“¡Ponle ganas!”. Sí, yo siento que a veces el casino funciona como una analogía del Perú, ¿no? Todo está ocurriendo allí, todo está como en una olla a presión. Todo está a punto de explotar y todos los personajes también. Necesitados, angustiados, inciertos, sobreviviendo, medio ahogados, medio atragantados. Y creo que, obviamente, el tema de la salud mental ahí está y es necesario y urgente. Entonces, el no hablar y no difundir información sobre eso también es un tema. Pero bueno, ya sabemos cómo va el Ministerio de Educación.
¿Cuál es el punto en común entre Carolina y Rosa Chumbe? Digamos que, de alguna forma, ambas están luchando.
La realidad nos golpea a las mujeres de una manera diferente. No estoy diciendo que necesariamente ser mujer determine cómo va a ser nuestra vida, pero no es lo mismo crecer con ciertas facilidades o privilegios que sin ellos, ¿no? Y no es lo mismo el acceso a la información para todas las personas, y tampoco hay una tendencia a poder hablar de lo que uno siente sin ser juzgado y sin ser sancionado. Hay algo muy loco, pero creo que a los peruanos el humor nos salva de muchas cosas. Pero a la vez que nos salva nos ayuda a tapar un poquito la realidad. Es un recurso totalmente válido como para poder procesar cosas, pero podría estar como marcando una indiferencia real hacia lo que está pasando. Si hay una especie de comparación entre Rosa Chumbe y Carolina, es esa.

Se estrena la obra 'Tragafortuna'.
Tragafortuna es una comedia, pero el final debe haber hecho pensar a más de uno acerca de la necesidad de ir a un casino.
Creo que si existe la posibilidad de cuestionarse o de percibir en la obra un tema que para ti no era relevante o que de repente te ha hecho caer en cuenta, ¡uf!, eso es valiosísimo. Por eso es importante que no exista censura en ningún sentido. En ninguna obra.
Es lo que está pasando con la ley de cine...
A veces se toma el pensamiento crítico como querer convencer al otro. Lo que se está proponiendo es un puente de comunicación. Esto de imponer tus creencias, tu verdad como absoluta es peligroso y es, enfermizo también. No es posible que todos pensemos igual, y claro, uno va a preferir estar con quien piensa similar, pero sin negarle la existencia a un elemento cuestionador.
Tu próxima película Cardo & cenizas, por los temas que toca y por ser LGBTI, es probable que no hubiese ganado los estímulos del ministerio con la actual ley. ¿Opinas lo mismo sobre las cláusulas?
(Sonríe) Sí, sin duda alguna. Dirían que está tratando de promover algún tipo de desorden. Pero más bien es visibilizar los derechos vulnerados de una población minoritaria, ¿no? Justamente a los que no se les suele respetar sus derechos, porque supuestamente según la Constitución todos los tenemos, pero en la realidad no se respetan. Y eso también es en relación a las historias que quieren contar las regiones, que es sumamente importante, porque parte de lo que se tiene que contar tiene que ver con la memoria de nuestro país. Si no reconocemos y no sabemos qué nos ha pasado como país en los últimos 25 años, estamos fritos. Estaba leyendo que los jóvenes son los que van a decidir las próximas elecciones.
¿Te imaginabas un contexto así? Has hecho televisión, cine y teatro desde los 90.
Pensé que no era posible que solo un grupo político pudiera manejar todo. Y ahora resulta que la mayoría de los grupos políticos se están cubriendo y se están uniendo. Además, es tan abierto el desprecio por la vida humana y por los peruanos. La aprobación de las leyes que permiten la extorsión, el ir acabando gradualmente con posibles candidatos. También tiene que ver con lo que pasa en la obra: el no querer ver. Nos hacemos los locos, nos dedicamos a algunas adicciones. No es posible vivir sin estar en la política.
Las obras teatrales siguen, incluso, en este momento de crisis social y política. ¿Qué significa hacer teatro en Perú?
Bueno, es algo necesario, es una apuesta por el riesgo. Lo que siento cuando converso con mis compañeros es que todos estamos por una necesidad de querer contar una historia relevante. Nadie espera hacerse rico ni mucho menos famoso por hacer teatro, ¿no? Lo sabemos, salimos y enfrentamos al público, la cantidad de público que hay. Deseamos, soñamos y es seguir nada más, es apostar cada vez.
Teatro. Tragafortuna es una obra peruana escrita por Ángelo Condemarían y dirigida por Ernesto Barraza. Va de viernes a lunes en el Teatro Británico.