Ciencia

Una nueva teoría resolvería el misterio de dónde podría ocultarse la consciencia en nuestro cerebro

Un estudio propone que la consciencia se relaciona con campos eléctricos y magnéticos generados por neuronas, conocidos como campos efápticos, no solo con sinapsis.

Un mecanismo electromagnético puede ser más importante que la activación de las neuronas en nuestro cerebro para explicar nuestra conciencia. Foto: Nolan Juneau
Un mecanismo electromagnético puede ser más importante que la activación de las neuronas en nuestro cerebro para explicar nuestra conciencia. Foto: Nolan Juneau

Durante décadas, la neurociencia ha intentado descifrar los misterios de la consciencia, uno de los mayores enigmas del cerebro humano. Aunque abundan las teorías que comparan el funcionamiento cerebral con sistemas algorítmicos o incluso cuánticos, una nueva hipótesis sugiere que la consciencia no se encuentra únicamente en la actividad sináptica de las neuronas, sino en los campos eléctricos y magnéticos generados por estas, conocidos como campos efápticos.

La teoría plantea que estos campos invisibles podrían ser el vínculo perdido en nuestra comprensión de la experiencia subjetiva. Se trata de una hipótesis que podría cambiar radicalmente cómo entendemos la comunicación neuronal, desafiando modelos tradicionales que han dominado la investigación sobre el cerebro. La investigadora Tamlyn Hunt, del laboratorio META de la Universidad de California en Santa Bárbara, lo resumió así en Scientific American: “Los efectos de los campos efápticos son el resultado de interacciones eléctricas y magnéticas básicas que alimentan nuestras células”.

¿Dónde se esconde la consciencia?

Según esta nueva perspectiva, la consciencia podría estar íntimamente relacionada con los campos electromagnéticos que se forman cuando las neuronas disparan señales eléctricas. Estos campos, al interactuar entre sí, generarían una red dinámica de información capaz de influir en procesos mentales complejos.

La hipótesis del acoplamiento efáptico sostiene que estas interacciones podrían desempeñar un papel clave en la consciencia. A diferencia de los impulsos sinápticos, que son lentos y secuenciales, los campos efápticos operarían a gran velocidad y sin necesidad de contacto físico entre neuronas. Esta capacidad para transmitir información sin sinapsis abre nuevas posibilidades para entender fenómenos como la percepción, la toma de decisiones o el pensamiento abstracto.

El experimento que reveló un canal oculto de comunicación cerebral

En 2019, un equipo de investigadores de la Universidad Case Western Reserve en Ohio realizó un experimento que sorprendió a la comunidad científica. Tras seccionar completamente el hipocampo de un ratón, observaron que ciertas señales eléctricas lograban "saltar" la separación entre las dos partes del tejido cerebral. Este fenómeno, que solo puede explicarse a través de campos eléctricos, desaparecía cuando la distancia superaba las 400 micras.

“Fue un momento increíble”, comentó Dominique M. Durand, autor principal del estudio. “Para nosotros y para todos los científicos a quienes se lo contamos”. Este hallazgo respalda la teoría de que los campos efápticos podrían facilitar un tipo de comunicación cerebral más rápido y eficiente que los modelos sinápticos tradicionales. Según otra investigación publicada en 2020, la velocidad de transmisión a través de estos campos sería hasta 5.000 veces superior a la de las vías neuronales convencionales.

¿Puede esta teoría explicar el misterio de la consciencia humana?

Aunque prometedora, la teoría del acoplamiento efáptico aún no resuelve por completo el llamado “problema difícil” de la consciencia: cómo la actividad biológica genera experiencias subjetivas. Hasta ahora, la mayoría de las aproximaciones se han basado en modelos computacionales, pero esta nueva visión invita a explorar un nivel diferente, más físico y menos algorítmico.

Lo cierto es que el cerebro sigue siendo una fuente inagotable de preguntas, y teorías como esta ofrecen nuevos caminos para comprender qué nos hace conscientes. A medida que se acumulen más datos y avances tecnológicos, es posible que los campos electromagnéticos pasen de ser una hipótesis emergente a un elemento central en los estudios sobre el cerebro.