Ciencia

Una antigua pirámide de América Latina se derrumbó y quedó reducida a escombros: “Un mal augurio”

Una pirámide prehispánica en Michoacán colapsó tras intensas lluvias. El INAH y la comunidad purépecha alertan sobre el deterioro del patrimonio cultural.

En México un fenómeno meteorológico están poniendo en peligro valiosos sitios patrimoniales. Foto: INAH
En México un fenómeno meteorológico están poniendo en peligro valiosos sitios patrimoniales. Foto: INAH

Una estructura milenaria, considerada uno de los monumentos mejor conservados de México, colapsó en Ihuatzio (Michoacán), durante la noche del 29 de julio de 2024. La antigua pirámide, con una altura de 15 metros, sucumbió ante semanas de intensas lluvias y terminó convertida en una pila de escombros. El suceso es una alerta sobre cómo el cambio climático y el patrimonio cultural interactúan peligrosamente en el presente.

Este desastre ocurrió luego de que el país enfrentara la peor sequía en tres décadas, seguida de tormentas en Michoacán que debilitaron estructuras históricas como la mencionada pirámide. Según el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el agua se filtró en las grietas causadas por el calor extremo, lo que debilitó la base del edificio y provocó su derrumbe.

 El muro sur de la pirámide de Ihuatzio colapsó tras las intensas lluvias. Foto: INAH

El muro sur de la pirámide de Ihuatzio colapsó tras las intensas lluvias. Foto: INAH

¿Qué pasó con la pirámide de Ihuatzio?

Ubicada dentro del sitio arqueológico de Ihuatzio, esta pirámide formaba parte del patrimonio arquitectónico de la civilización purépecha. El lugar alberga también una segunda estructura piramidal, un torreón y varias tumbas ceremoniales. Aunque solo una de las pirámides colapsó, especialistas del INAH informaron que al menos seis de sus cuerpos escalonados presentan daños severos, desde la pérdida de su muro externo hasta afectaciones en el núcleo interno y en las paredes de contención.

 Vista aérea del derrumbe en la pirámide Ihuatzio. Foto: INAH

Vista aérea del derrumbe en la pirámide Ihuatzio. Foto: INAH

Durante julio, en pleno verano del hemisferio norte, Michoacán recibió precipitaciones históricas. Estas tormentas provocaron el debilitamiento de los materiales de construcción prehispánicos, construidos con técnicas adaptadas a un clima más estable. “Las altas temperaturas previas causaron fisuras que facilitaron la infiltración del agua”, detalló un comunicado del INAH, reforzando la advertencia sobre los sitios arqueológicos en riesgo ante la variabilidad climática.

El legado de una civilización en peligro

La pirámide colapsada es herencia de la cultura purépecha, una civilización que resistió la conquista azteca y que aún mantiene viva su identidad en la región. Ihuatzio fue uno de los centros ceremoniales y políticos más relevantes de este pueblo, cuya historia data de hace más de 1,100 años.

Hoy en día, la comunidad purépecha sigue activa y organizada. Su conexión con el territorio y su patrimonio es profunda. La destrucción de una pirámide no es solo una pérdida arqueológica; también representa un impacto emocional y cultural para sus descendientes, quienes consideran estos sitios como símbolos vivos de su historia y espiritualidad.

“Un mal augurio”

Tariakuiri Álvarez, representante de la comunidad purépecha, compartió en redes sociales su interpretación del suceso. Recordó que, según relatos ancestrales, antes de la llegada de los conquistadores, estructuras similares colapsaron como señal de que los dioses estaban disgustados.

"Para los constructores es decir nuestros antepasados esto significa un mal augurio, indicaba que se aproxima algún suceso, antes de la llegada de los conquistadores según los relatos históricos pasó algo similar para la cosmovision purhé de ese entonces fue porque los dioses Nana kuerhaépiri y K’eri Kurikweri estaban disgustados, escribió Álvarez en Facebook.

La preocupación va más allá de lo simbólico. Este caso en México se suma a otros similares en distintas partes del mundo. Días antes del colapso en Ihuatzio, el icónico ‘Double Arch’ en Utah, Estados Unidos, también cedió, probablemente por erosión acelerada y cambios en los niveles de agua. Se trata de señales claras del creciente impacto que el patrimonio afectado por clima está sufriendo.