Le Pen denuncia ante sus simpatizantes en París una condena "política" en su contra

La líder ultraderechista francesa, Marine Le Pen, calificó el domingo su condena por malversación de fondos públicos como una "decisión política" y prometió no rendirse tras una sentencia que le impide participar en elecciones.
"No me rendiré", declaró Le Pen a los simpatizantes de su partido Agrupación Nacional, que abarrotaron la Plaza Vauban, con el telón de fondo de la brillante cúpula dorada de Los Inválidos, uno de los edificios más emblemáticos de la capital francesa y que alberga la tumba de Napoleón.
Frente a la multitud que coreaba "Marine, Marine" y ondeaba banderas francesas, Le Pen definió como una "caza de brujas" la sentencia de primera instancia que le impide presentarse a cargos públicos.
Jordan Bardella, su principal lugarteniente, afirmó que la decisión judicial tenía como objetivo "eliminarla de la carrera presidencial".
Bardella, de 29 años, enfatizó que no quería "desacreditar a todos los jueces", pero la condena es "un ataque directo a la democracia y una herida para millones de franceses patriotas".
La extrema derecha intentó hacer una demostración de fuerza después de que Le Pen, de 56 años, fuera declarada culpable el lunes de malversación de fondos del Parlamento Europeo y condenada a una pena de prisión parcialmente suspendida y a la inhabilitación inmediata para ejercer cargos públicos.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, calificó la sentencia de "caza de brujas" por parte de "izquierdistas europeos que utilizan la guerra legal para silenciar la libertad de expresión y censurar a su oponente político".
- Contramanifestaciones -
Algunas agrupaciones de izquierda y el partido Renaissance del presidente centrista Emmanuel Macron organizaron contramanifestaciones independientes el domingo.
En el mitin de Renaissance en Saint-Denis, un suburbio obrero del norte de París, el ex primer ministro Gabriel Attal acusó a la extrema derecha de "atacar a nuestros jueces, atacar a nuestras instituciones".
"Quien roba, paga", dijo en su discurso Attal, y denunció una "injerencia sin precedentes" en los asuntos franceses, señalando el apoyo a Le Pen de figuras como Trump y el primer ministro húngaro, Viktor Orban.
A la reunión en Saint-Denis asistieron el primer ministro François Bayrou y el ex primer ministro Édouard Philippe, quien también aspira a presentarse a las elecciones presidenciales de 2027.
En la Plaza de la República de París, donde se realizó un acto convocado por Francia Insumisa (LFI, izquierda radical) y el partido Ecologista, el coordinador de LFI, Manuel Bompard, dijo que la extrema derecha había mostrado su verdadera cara tras años de esfuerzos por consolidarse.
"La extrema derecha es un partido peligroso, peligroso para la democracia y peligroso para el Estado de derecho", afirmó.
Las encuestas coinciden en señalar que Le Pen sería la más votada si las presidenciales tuviesen lugar ahora, pero sin llegar a la mitad más uno de los votos y debería ir a una segunda vuelta.
El Tribunal de Apelación de París declaró que examinaría el caso de Le Pen dentro de un plazo que podría permitirle presentarse a las elecciones si se anula su condena o se modifica su sentencia.
Previo a la manifestación Le Pen se dirigió por videollamada a los congresistas de la Liga italiana, el partido antiinmigración de Matteo Salvini, y les dijo que seguiría "el ejemplo de Martin Luther King, que defendió los derechos civiles" de las minorias raciales en Estados Unidos hace medio siglo, porque "son los derechos civiles de los franceses los que hoy se ponen en tela de juicio".
pol-bpa/sag/pc/mb/meb