Viviendas Wasiymi: la solución innovadora que implementó el Ministerio de Vivienda para proteger del frío a familias rurales
Para este 2025 el Ministerio de Vivienda tiene programadas construir 7961 Wasiymi a nivel nacional, en zonas afectadas por las heladas y el friaje.

En las zonas altoandinas del Perú, donde las temperaturas pueden descender por debajo de los -15°C durante el invierno, el frío no es solo un problema climático: es una amenaza constante para la salud y la vida de miles de familias rurales. Frente a este desafío estructural y urgente, el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento (MVCS) ha lanzado Wasiymi, una solución innovadora y adaptada al contexto, que está transformando la forma de enfrentar el friaje en comunidades vulnerables.
Wasiymi, término quechua que significa “mi casita”, es un modelo de vivienda térmicamente acondicionada, diseñado para brindar protección contra el frío extremo, mejorar la calidad de vida rural y reducir la incidencia de enfermedades respiratorias, especialmente en niños y adultos mayores.

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Arquitectura con identidad y eficiencia
Las viviendas Wasiymi no solo se adaptan al clima andino; también incorporan elementos de la arquitectura tradicional, como materiales locales (adobe, piedra y madera) combinados con tecnología de aislamiento térmico, ventanas dobles, muros reforzados y sistemas pasivos de captación solar. Además, las viviendas son autosostenibles en energía térmica, sin necesidad de calefacción eléctrica o combustibles contaminantes.
Un impacto real en las zonas más afectadas
Desde su implementación, el programa Wasiymi ha beneficiado a más de 12,000 familias rurales en regiones como Puno, Cusco, Apurímac, Ayacucho y Huancavelica, tradicionalmente golpeadas por el friaje y la pobreza. Las viviendas son construidas con participación comunitaria, empleando mano de obra local capacitada, lo que también genera empleo y fortalece el sentido de pertenencia.
“Antes dormíamos con tres frazadas, pero igual mis hijos se enfermaban. Desde que tenemos la casa nueva, ya no se resfrían tanto y podemos estar tranquilos”, cuenta Justina Quispe, madre de familia en la comunidad de Pallalla, en Puno.
El programa ha sido especialmente valorado por las comunidades porque no impone un diseño estándar, sino que se adapta a la cultura, la altitud y las condiciones específicas de cada zona. Cada vivienda cuenta con una cocina mejorada que reduce la emisión de humo, un espacio multifuncional y una distribución que responde a las dinámicas familiares rurales.
Reducción de enfermedades y mejora en la calidad de vida
Uno de los principales impactos de Wasiymi ha sido en el ámbito de la salud pública. Según datos del Ministerio de Salud, las enfermedades respiratorias agudas han disminuido en un 40% en las zonas donde se han implementado estas viviendas. Asimismo, se ha registrado una notable mejora en los indicadores de asistencia escolar, rendimiento académico y bienestar emocional de los niños.
“Cuando el frío no entra a la casa, todo mejora: se duerme mejor, se cocina mejor, se vive mejor”, comenta Julio Ríos, líder comunal en Chumbivilcas, Cusco.
Un modelo con potencial de replicabilidad
Wasiymi ha despertado el interés de organismos internacionales, ONGs y gobiernos regionales por su enfoque integral y sostenible. La propuesta ha sido presentada en foros de vivienda social en América Latina como un modelo replicable de adaptación al cambio climático, resiliencia comunitaria y lucha contra la pobreza energética.
Además, el Ministerio de Vivienda está trabajando en una segunda fase del programa que incluye módulos complementarios como biohuertos, paneles solares y acceso a agua potable, fortaleciendo así la visión de un hábitat rural digno y productivo.
Wasiymi no es solo una solución técnica; es una política pública con rostro humano, centrada en las personas, en sus necesidades reales y en su derecho a vivir con dignidad, aun en los entornos más adversos. Al brindar calor, protección y arraigo, estas viviendas representan un verdadero cambio de paradigma en la forma en que el Estado responde a los desafíos del Perú rural.