Adrián Lerner: “Chancay se puede convertir en un hub portuario, pero sin políticas que lo acompañen no va a traer beneficios”
El historiador peruano, profesor de la Universidad de Cambridge, ha editado junto con Alberto Vergara el libro Perú global (UP, 2025), una recopilación de ensayos en la que se reflexiona sobre el impacto de los grandes fenómenos históricos en nuestro país y de la influencia que algunos hechos ocurridos en el Perú tuvieron en el mundo. En esta entrevista habla de esta nueva publicación y de los grandes fenómenos globales de este tiempo: la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y el ascenso de la ultraderecha en distintos países.
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El fenómeno global de este tiempo es la guerra comercial entre Estados Unidos y China. ¿Qué papel le tocará al Perú en este escenario? Teniendo en cuenta que normalmente somos espectadores de los grandes fenómenos globales, aunque el año pasado se inauguró el megapuerto de Chancay, lo que nos podría dar cierta participación en lo que esté por venir.
Primero, pondría en duda que el Perú haya sido siempre simple espectador de los grandes procesos globales. Me parece que no necesariamente ha sido el que los guía y el que los domina, pero muchas veces ha tenido papeles interesantes. Para el caso particular de esta guerra comercial entre China y Estados Unidos, me parece que sin duda el megapuerto de Chancay pone al Perú en una situación expectante. Hay en general una serie de posibilidades de repensar el papel del Perú en el mundo a nivel económico, geopolítico, pero eso requeriría una solidez de parte de las élites gobernantes peruanas que no se ve por ahora. Quisiera creer que Relaciones Exteriores mantiene su tradicional independencia, que muchas veces le ha permitido ser ajena a algunos de los vaivenes políticos más cotidianos, pero creo que no es así. Es preocupante que en un momento en que hay que tomar decisiones importantes de largo plazo, quienes gobiernan el Perú ahora no están a la altura, porque se requiere una muñeca firme para negociar con diferentes partes.
Es curioso, porque se ha puesto muchísimo empeño en anunciar la inauguración de Chancay, nuestra conexión con el Asia, y sin embargo parece que todo quedará en palabras.
Bueno, no sé si todo se ha quedado en palabras. ¿Por qué se quedaría todo en palabras? Va a haber un montón de actividad comercial, seguramente el puerto va a tener una función importante, el tema es cómo se negocia eso, cómo se va a integrar eso a la sociedad peruana, si va a cambiar algo o si simplemente va a ser un puerto grande y si va a traer más problemas que beneficios. Las relaciones con Asia, sin duda, tienen una importancia histórica y han estado creciendo, y Chancay se puede convertir en una suerte de hub portuario regional, pero esas cosas, sin políticas que las acompañen, no necesariamente van a traer beneficios y, por el tema de los aranceles, pueden causar problemas también, si es que no se incentivan ciertas industrias alrededor de ellos.
Sobre ese mismo tema, se dice que en este momento estamos asistiendo al decaimiento del concepto de globalización y que más bien hay un fortalecimiento de nacionalismos enmascarados en proteccionismos económicos.
Creo que hay algo de eso sin ninguna duda. Creo que la globalización alrededor de la caída del muro de Berlín y el auge del neoliberalismo en los noventa, esa hegemonía neoliberal que tenía la globalización como su principal bandera, esa euforia se ha terminado, ese globo se ha terminado de pinchar, probablemente con la crisis del 2008 y con la explosión o reexplosión de conflictos como el de Ucrania o como el de Gaza, y ahora con la guerra comercial, y con este auge de nacionalismos y estos populismos de derecha. Ahora, estas cosas no se entienden si no existiera una economía global integrada, y justamente estos países están reaccionando a unos procesos económicos que implican un grado de enorme integración. Es decir, las industrias en Shanghái afectan a los productores en el Midwest de Estados Unidos, y por eso se están haciendo políticas de ese tipo.
El Perú y la ultraderecha global
Mencionaste hace un momento este fortalecimiento de los movimientos ultraconservadores en el mundo. ¿Dónde está situado en ese escenario el Perú? ¿O esa respuesta la podremos resolver el próximo año después de las elecciones?
Es una buena pregunta. Yo creo que el Perú hoy está situado del lado de los sectores ultraconservadores de la derecha global, de una manera muy característica de nuestro país. A través de rebotes y más o menos de casualidad, ha aterrizado un gobierno que ha terminado aliándose con esos sectores y adoptando sus políticas. Lo hace, me parece, sin convicción ideológica, en aras de fortalecer esta alianza entre el Ejecutivo y el Congreso, que no tiene mayores ambiciones de larga escala y de largo plazo, sino más bien para repartirse migajas.
Pasemos al libro. Hablábamos hace un momento del intercambio entre China y Estados Unidos. Otro momento histórico interesante son los años de exportación del guano, y en los que el Perú tuvo una trascendencia insólita. En el libro se dice que en ese tiempo el país “puso un importante aporte para la consolidación de la revolución industrial y el funcionamiento del capitalismo”. ¿Por qué?
El ensayo acerca del guano lo escribió Carlos Contreras, que es uno de los grandes especialistas en el mundo acerca de esa época y de la historia económica peruana y latinoamericana. Carlos enfatiza que el Perú tuvo un papel enorme porque proveyó el fertilizante sin el cual no hubiera sido posible aumentar de manera drástica la producción agrícola en un mundo que se estaba industrializando, lo que a su vez permitió alimentar a los trabajadores que estaban en las fábricas, en los principales centros productivos del mundo, en concentraciones cada vez más grandes, en ciudades como las de Inglaterra y eventualmente en Estados Unidos y otros países de Europa.
Ahora, el episodio oscuro de ese momento es la llegada a nuestro país de extranjeros que debían servir como mano de obra, concretamente chinos cantoneses, en situación de semiesclavitud, cuando en el mundo ya se estaba dejando el esclavismo.
Sí, eso es algo que está en el ensayo de Carlos, pero también en otros dentro del libro, como el de Marcela Echeverry. Hay una tendencia en la élite peruana del siglo XIX —que puede servir para pensar a la élite peruana más allá de ese momento— de intentar mantener regímenes laborales no libres y coercitivos, y el régimen de trabajo de los trabajadores chinos que se trajo para el guano es claramente parte de esta tendencia. La élite peruana esencialmente se rehusaba a abrazar los mecanismos del trabajo libre y de mercado para incentivar a los trabajadores a trabajar para ellos. Entonces siguieron buscando mecanismos coercitivos para traer gente a trabajar, y esta, además, era una industria extractiva muy poco atractiva para un trabajador, literalmente implicaba recoger caca de pájaro en lugares hostiles.
Otros episodios que se recuerdan en el libro son la Primera Guerra Mundial y la Gran Depresión. ¿Cómo nos golpean ambos hechos? ¿Cómo nos afectan económicamente, socialmente?
La Gran Depresión y la Primera Guerra Mundial son momentos disruptivos de la economía de exportación peruana. En algunos momentos generan pequeños booms de productos porque se rompen cadenas comerciales que implicaban a los países que están en guerra. En otros momentos causan disrupciones bastante más negativas porque evidentemente los principales países compradores ya no pueden importar cosas del Perú.
¿Qué estábamos exportando en ese momento?
El Perú en el periodo de entreguerras era una economía bastante diversificada de exportación. A diferencia de muchos otros países que tenían sólo el café o sólo cacao, el Perú tenía café, tenía algodón, tenía en algún momento el caucho, y era entonces una economía regionalmente diversificada, lo cual era una oportunidad bastante especial. Pero esta economía exportadora grande y diversa no terminó de ser aprovechada.
El desarrollo de la Amazonía y el abuso contra los nativos
Hablemos un poco del impacto de los avances tecnológicos en el Perú. En el libro se menciona que es la navegación a vapor la que unifica a la nación con la Amazonía, que hasta ese momento se veía un poco lejana.
Sí, ese es uno de los temas que yo he estado investigando en estos años. La Amazonía, por motivos evidentes de geografía, ha estado bastante lejana y desconectada de otras partes del país. Y por eso ha estado por mucho tiempo más conectada a otras partes de la Amazonía que al propio Perú, y ha dependido en muchos aspectos de Brasil. Y la navegación a vapor no es que rompe con esto, porque los vapores muchas veces llegan desde el Atlántico, cruzando la Amazonía desde Brasil, y los empresarios brasileños tuvieron un papel sumamente importante en esos procesos, pero sí es cierto que permite un contacto mucho mayor. El Perú crea una estrategia bastante agresiva para colonizar la Amazonía peruana y sin la navegación a vapor, eso simplemente no hubiera sido posible. Hay líneas de vapores que llegan desde todas partes del mundo, vía Belém do Pará, cruzando por Manaos, que llegan hasta Iquitos. Y el Gobierno realmente invierte un montón en esos procesos. Hay todavía esta idea, que no es del todo errada, de la ausencia del Estado, y es un discurso muy fuerte, pero realmente el Estado peruano invirtió en crear puertos y dio una serie de incentivos a gente para mudarse. Lo que no hizo es garantizar los derechos civiles de las poblaciones indígenas durante décadas. Permitió a los empresarios hacer lo que les diera la gana para integrar estas zonas al Perú, para generar crecimiento económico, para integrar estas zonas al mundo.
Sin pensar en los pobladores de esos territorios.
Sin pensar en ellos en absoluto. Por décadas no fueron considerados realmente ciudadanos del Perú en igualdad de condiciones con los criollos, ni siquiera con los indígenas andinos.
Ahora, en paralelo, la navegación a vapor también consolida el Imperio Británico y está presente en los años de esclavitud en los Estados Unidos, porque todas las plantaciones donde se desarrolla este fenómeno están alrededor del río Mississippi.
Sí, sin duda, y eso es una cosa para tener en cuenta. Los cambios tecnológicos son gigantescos en su impacto. Lo son en términos de permitir la movilidad de las personas y de objetos, pero muchas veces son de comunicaciones también. Por ejemplo, no podríamos entender nada de lo que pasa en el mundo hoy sin el Internet, y no podíamos entender nada de lo que pasaba en el mundo en los años sesentas o cincuentas sin la televisión.
Claro, no podríamos estar conectados ahora mismo, entre Lima y Londres.
Sí, y este libro entero lo hemos planeado con Alberto Vergara, y coordinado y organizado a través de Internet, viviendo en diferentes partes del mundo. Nos hemos reunido en persona poquísimas veces. Son dos volúmenes que tienen en total sesenta participantes y todos están en diferentes partes y todos lo hemos coordinado a través de Internet. Pero, volviendo a lo que decías de la esclavitud, te repito que nada puede escapar a las características dominantes de los procesos globales del momento. Entonces, hablábamos de la negligencia voluntaria de las élites peruanas para con los indígenas amazónicos. Y una perspectiva global te permite ver que esto es algo que pasaba en diferentes partes del mundo con algunos matices. La navegación a vapor es una fuerza que permitió dinamizar economías que no necesariamente estaban basadas en la libertad, y lo mismo pasa con muchos otros cambios tecnológicos, que no son ajenos a las estructuras de poder, lo mismo pasa con el Internet.
Claro, solo hay que recordar cómo fue la última juramentación de Donald Trump, rodeado de los magnates de la tecnología.
Exactamente.
Haya de la Torre, Mariátegui y Flora Tristán en el mundo
Ahora, hablemos de algunos personajes que están en el libro. En política está claro que el APRA fue el partido que más proyección tuvo en la región. Lo que es menos conocido es la relación de Haya de la Torre con la China.
Ese es un artículo lindo de Martín Vergel, que es un historiador argentino del Perú y de la historia intelectual de América Latina, que muestra que, en determinado momento, la China del Kuomintang fue una inspiración para diferentes partidos y para diferentes movimientos en todas partes del mundo, especialmente en lo que venimos a llamar el sur global. Y Haya de la Torre fue claramente inspirado por esta visión nacionalista. Como es típico del APRA, después estas visiones fueron cambiando a lo largo del siglo XX.
Otro personaje es José Carlos Mariategui. ¿Cómo se vincula con la idea de lo global, de lo planetario?
Bueno, en este caso hablamos de un artículo de Paulo Drinot, que está escribiendo una biografía de Mariátegui hace ya algunos años, y que enfatiza justamente este otro lado de Mariátegui, como un actor cosmopolita, como un actor conectado a las ideas de todas partes del mundo, conectado con redes internacionales, que además pasó buena parte de su vida, una parte muy formativa, fuera del Perú. Entonces, hay esta idea de ver a Mariátegui como un pensador estereotípicamente nacional, como un intérprete de lo indígena, pero gran parte de lo atractivo de Mariátegui fue su capacidad de integrar esto con procesos globales como el socialismo.
El camino de Flora Tristán es singular, porque su viaje al Perú y su experiencia francesa, lo recuerdan en el libro, la preparan para inspirar al movimiento feminista. Probablemente tuvo un impacto mayor en el mundo, pero es menos conocida que Haya o que Mariátegui.
Lo de Flora Tristán evidentemente es en referencia al artículo de Francesca Denegri. Ella es conocida en algunos círculos, es una bandera de movimientos feministas, pero en el Perú es menos conocida, sí. Y me parece que ese artículo y la trayectoria de Flora Tristán encapsulan bien la serie de paradojas que tiene la historia global en relación con la historia del Perú. El artículo muestra que la precariedad, la debilidad institucional, son procesos que vistos de fuera se pueden ver de manera totalmente diferente. Y eso es un poco lo que rescata el caso de Flora, que ve en las mujeres peruanas una emancipación que ella no veía en las mujeres europeas y que después utiliza para fomentar su rebelión. Pero esa libertad de las mujeres peruanas muchas veces tiene que ver con la necesidad, y no con grandes avances institucionales. De hecho, Las mujeres peruanas no pudieron votar hasta más de 100 años después de que Flora Tristán estuvo aquí
Ahora, quería comentarte algo de la introducción al libro, que escribió Daniel Alarcón. Él es un peruano que creció en Alabama, en Estados Unidos, y él recuerda que tenía varios mitos sobre el Perú, algunos bastante equivocados, pero que fue corrigiendo poco a poco, con el tiempo. Tú eres un investigador que actualmente está en Cambridge, no sé si a ti te pasó algo similar.
Bueno, yo crecí en el Perú, a diferencia de Daniel, y viví toda mi vida en Perú hasta que me fui a estudiar el doctorado en el extranjero. Pero creo que lo que aprendemos del Perú, en el Perú, es bastante miope en relación con el mundo, incluso con nuestros vecinos. Pensamos en una historia del Perú bastante ajena a procesos que van más allá de lo nacional. Y, entonces, eso nos lleva a pensar que nuestros casos son todos únicos, que nuestras tragedias son peruanas, que nuestros logros también, todo lo tendemos a individualizar, a ver como exclusivo y excepcional. Pero informarse de otras partes del mundo, en mi caso de la historia, te permite ver que hay una enorme cantidad de patrones que son globales, internacionales, regionales, y que se repiten y que hay además discursos que son muy similares. Por ejemplo, uno podría pensar que la famosa frase “Perú profundo” responde a una cosa muy del Perú, a un país que fue un imperio y que fue aplastado por un régimen colonial y que hay un Perú que subyace debajo de eso. Pero esa idea es increíblemente común. Muchas veces hay un México profundo y una China profunda.