Da la impresión que la petipieza del asilo de Nadine Heredia va camino de durar demasiado en las primeras planas. Quizás alguien en el Perú encuentre argumentos para producir una extradición de Heredia, algo para lo cual Brasil se ha mostrado particularmente renuente en el pasado. Pero hasta entonces el tema parece más político que judicial.
Tanto Lula, que concedió el asilo, como Dina Boluarte, que extendió el salvoconducto, ahora están bajo fuego. No sucedió con México ni está sucediendo con Israel. Y eso que se trata de unos derechos rodeados de tratados internacionales, donde en los hechos lo político y lo común no siempre, por no decir rara vez, son sencillos de separar. Asilos los de antes.
Pero hoy una mirada sencilla, es decir no entrenada en asuntos jurídicos, puede preguntarse por qué el esposo de la pareja presidencial no tiene el mismo derecho a que un país le extienda el asilo, y que el gobierno peruano le de un salvoconducto. Por esa diferencia el caso de Heredia viene siendo definido por algunos como una fuga.
Pero no cabe hablar de fuga cuando el gobierno peruano ha autorizado la salida de Heredia del país, en virtud del derecho de Brasilia de extender el asilo. Los medios locales no han elaborado mucho sobre los argumentos opositores para criticar la decisión de Lula. La ex primera dama se ha mantenido prudentemente silenciosa.
Lo anterior es lo mismo que viene sucediendo con las otras esposas de ex presidentes en problemas. Quizás piensan que esos alegatos no servirían, y que crearían problemas adicionales. Es recién con Heredia que se ha agitado el cotarro. Mucho más que con algunos notorios prófugos, ellos sí, de la justicia peruana.
Esta columna no está invitando a evitar el tema, sino a encuadrarlo en un contexto que permita comprender mejor lo sucedido, en este caso y en los anteriores. No olvidemos que el predicamento de los Humala algo tiene que ver con el de otros recipiendarios de fondos de campaña.
Si el caso Heredia justicia un juicio, pues hay que tratarlo con la compostura de un juicio ante los tribunales, incluso internacionales si fuera menester. Pero si ese no es el caso, entonces es preciso reconocerlo, aquí y en Brasil.
Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco twitter. Cero Facebook. Poemario más reciente, Las arqueólogas (Lima, AUB, 2021). Próximo poemario, Un chifa de Lambayeque. Acaba de reeditar la novela policial Pólvora para gallinazos (Lima, Vulgata, 2023).