Algunos (en el salón oval) se han creído el cuento chino que el alza brutal de los aranceles decretada, sin ton ni son, por el autócrata que gobierna entre la Casa Blanca y Mar a Lago es una medida que devolverá su grandeza perdida a la América trumpista. Quien no se ha creído ese cuento es precisamente el gobierno chino de Xi Jingpin. Sun Tzu, 500 años antes de nuestra era, en su célebre "Arte de la guerra" nos explica que “el estratega victorioso sólo busca batalla después que se ha logrado la victoria, mientras que aquel que está destinado a la derrota, lucha y luego intenta conquistar la victoria”. Trump ha hecho exactamente lo últimodisparándose una bala en cada pie: declarar la guerra estando en una débil y precaria posición, lo cual no revela precisamente una gran inteligencia estratégica.
La fórmula matemática del indicador que el equipo de consejeros se inventó para estimar lo que Trump ha llamado "el impuesto" a las exportaciones americanas es absurda. Elindicador consiste en dividir el déficit comercial bilateral de bienes por el valor de las importaciones provenientes del otropaís. Ese indicador no tiene ningún sentido ni mide en modo alguno las barreras tarifarias. Krugman, premio nobel de economía, especula que dicha fórmula (desconocida para los economistas) fue inventada en pocas horas por jóvenes e incompetentes funcionarios de la nueva administración. En una conferencia en el salón oval, Trump exhibió una pizarra con las tasas que se aplicarán a cada país. En el caso del Perú, el numerador del cociente es negativo (en cristiano el desequilibrio comercial es favorable a los EEUU) por lo que se debería aplicar una tasa negativa (el Perú debería subir sus aranceles a las importaciones EEUU). Sin embargo, en esos casos no previstos, Trump decidió imponerles una tarifa única de 10% de derechos aduaneros, incluyendo las islas Heard y McDonald en el mar Índico habitadas únicamente por pingüinos o la isla Norfolk, con menos habitantes que la residencial San Felipe.
Los norteamericanos gozan (probablemente no por mucho tiempo más) de un doble e inmenso privilegio: poder importar más de los que ellos exportan (déficit comercial) y el que sugobierno pueda gastar más que los ingresos que recauda (déficit fiscal). Ello es posible mientras otros países mantengan el dólar como moneda de reserva internacional y mientras siga habiendo una demanda suficiente por los bonos de tesoro. La demanda de bonos por parte del resto del mundo le permite a los EEUU poder incurrir en gigantescos déficits públicos que pondrían pelos de punta (es un decir) a Velarde en el BCR. Cuando los EEUU hayan perdido su hegemonía, perderán ese privilegio, como todos los demás países, tendrá que reducir drásticamente su tren de vida. El déficit comercial deberá conducir a una depreciación del dólar (mecanismo de ajuste frente a importantes déficits en la balanza de pagos) y el déficit fiscal a reducir elgasto público y/o recaudar más impuestos. La magnitud de ambos déficits es muy grande (en 2024, medidos respecto al PBI, el déficit fiscal es de -6.3%, el déficit comercial -3.2% y la deuda pública equivale al 123%) y por ello el ajuste del nivel de vida será muy doloroso. El modo de vida americano se ha sustentado en este doble privilegio que otorga el ser un país hegemónico. Pero la hegemonía de los países no es eterna.
Hace pocos días, Trump decretó una prórroga de 90 días en la aplicación de los nuevos aranceles, aunque mantuvo una tasa de 10% para todos los países, salvo la China, a quién le aplicará una tasa de 145%. El retroceso de Trump dando una moratoria al alza de los aranceles no es una muestra de benevolencia, flexibilidad o de un plan premeditado, fríamente calculado, sino más bien el resultado de la pérdida de miles de millones de dólares en capitalización bursátil de las principales empresas americanas. Es el resultado de las presiones desde su propio campo, cuando las fortunas de los amigos millonarios que financiaron la campaña de Trump comenzaron a derretirse como helado en pleno sol de La Florida. Fue resultado de la presión de senadores republicanos, empresarios cuyas cadenas de valor dependen de importaciones chinas y de millonarios del SP500 que en pocos días vieron esfumar trillones de dólares de sus activos cotizados en la bolsa de Nueva York. Ese es el clamor al cual es sensible Trump.
Los bonos del tesoro americano han tradicionalmente servido de valor refugio en tiempos de incertidumbre de la economía mundial. Sea cual fuere la situación adversa (pánico financiero, catástrofe natural, etc.), la confianza en que el gobierno americano honorará su deuda, asentada en la solidez de su economía, es para los inversionistas “un trato con los cielos”. La guerra comercial desatada por el presidente Trump ha resquebrajado la confianza en la robustez de la economía americana y en los bonos del tesoro como valor refugio. Los inversionistas privados, empresas y sobretodo gobiernos de distintos países se están deshaciendo de esos bonos vendiéndolos en el mercado. La venta masiva de bonos del tesoro (con los cuales los EEUU financian sus déficits) ha encarecido elendeudamiento futuro y obligará al gobierno a reducir drásticamente su desmesurado gasto público. La sobreoferta que ello generaría implica que el gobierno americano tenga que ofrecer mayores tasas de interés para poder seguir colocando sus bonos, es decir, le costará cada vez más caro endeudarse. Así, la tasa de interés del bono de tesoro a 10 años ha aumentado en una semana de 3.99% a 4.50%. Ahora, a los EEUU les cuesta mucho más caro endeudarse que a países como Portugal, Grecia o España. El alza vertiginosa del precio del oro, otro valor refugio por excelencia, es un signo inequívoco de esa pérdida de confianza.
El impasible gobierno chino, ha respondido que no aumentará sus tarifas a las importaciones americanas más allá de la tasa de 125% pues ese nivel es suficiente para impedir toda importación. Las declaraciones del Ministerio de Comercio Exterior chino:"Si EE.UU. insiste en seguir intensificando sus restricciones económicas y comerciales, China tiene la firme voluntad y abundantes medios para tomar las contramedidas necesarias y luchar hasta el final", deben ser tomadas en serio. China, como el famoso "llanero solitario", dispone de una bala de plata capaz de herir mortalmente a su rival americano. La bala de plata del gobierno chino consiste en inundar masivamente el mercado de bonos del tesoro americano deshaciéndose de dichos bonos, cosa que en realidad China viene haciendo desde 2015, cuando pasó a ser considerada por los EEUU como un potencial enemigo sistémico. El 30% de los bonos del tesoro EEUU son detentados por inversionistas extranjeros. De ese total, China, en enero 2025, detiene el 8.9% del total de bonos emitidos (en el pico 2011 China tenía el 28%). Por otra parte, China ha reorientado el destino de su comercio internacional concentrándolo en sus zonas de influencia en Asia, región en la que China intenta imponer el yuan como moneda de intercambio y a futuro como moneda de reserva a los países para quienes ya es el primer socio comercial. Mao Tse-Tung durante la guerra de Corea (1950-1953) advirtió a los americanos “no importa cuánto dure esta guerra, nunca cederemos”. Trump ya está advertido.