Empieza el juego, por Marisa Glave


Esta semana empezó con el anuncio del JNE del cierre del Registro de Organizaciones Políticas para el proceso electoral 2026. Son 43 los jugadores oficiales, el número más alto de organizaciones en competencia que hayamos tenido.

Se marca así el tiempo electoral. La trompeta ha sonado y el tablero político se alterará irremediablemente, nadie actuará sin tener en consideración las ánforas. Veremos comportamientos radicalmente diferentes, por ejemplo, en relación a la señora Boluarte y al Congreso, con aprobaciones de 4% y 2%. El bloque de poder tiene las de perder electoralmente y las fisuras entre ellos comenzarán a notarse. 

La pésima gestión de los principales problemas del país, entre ellos la inseguridad, se ven agravados por el afán de la presidenta y sus aliados en el congreso que, unidos por intereses subalternos, como asegurarse impunidad, no tienen ningún miramiento a la hora de aprobar normas que agravan la situación en la que nos encontramos. Boluarte, Fuerza Popular, Perú Libre, Alianza Para el Progreso, Renovación Popular y Avanza País podrán sostener cínicamente y sin que les tiemble la cara que lo que hacen es por el bien del país. Incluso se lo podrán creer, pero la ciudadanía no.

Veremos estos meses cómo intentarán a modo de prestidigitadores, mover sus manos y fichas para buscar la ficción de la “oposición”. De hecho, resulta cómico oír a representantes del fujimorismo decir que ellos “no controlan el Congreso”, que son una bancada “chica” con poca capacidad de decisión o que su partido es “oposición” de Boluarte. Son tantas afirmaciones falaces que parece síntoma de mitomanía.

Sin unidad…en la derecha

¿Quién cargará con el peso de Boluarte en la derecha parlamentaria? Queda claro que al menos tres bloques en la derecha populista conservadora competirán entre sí. Keiko Fujimori, de Fuerza Popular, Rafael López Aliaga, de Renovación Popular y Philip Butters, de Avanza País.

Los dos primeros tienen una relación visiblemente más estrecha con la mandataria y sus partidos han sido fundamentales para bloquear cualquier investigación contra ella en el Congreso. Butters, que aparecerá en esta elección como un outsider, pese a venir con uno de los partidos del bloque de gobierno, Avanza País, tendrá mayor margen que los otros dos para desmarcarse tanto de la mandataria como del propio parlamento. Sin embargo, su visible contendor, Carlos Álvarez, viene también como outsider, pero sin mochila parlamentaria. Su vehículo electoral es una de los nuevos registros.

Cada uno de estos candidatos, con mayor visibilidad, es probable que aglutinen a algunos partidos alrededor de ellos.

Será entretenido, en medio del desastre de la política local, ver cómo se comportan estas bancadas, unidas en la práctica parlamentaria y ahora claramente enfrentadas en el tiempo electoral pues compiten por el mismo bolsón de votos.

Dispersión en el centro y en los partidos empresa

El juego de Acuña y Luna no queda claro. Probablemente es uno de Senado para ellos o sus familiares, manteniendo poder en la sombra para sus negocios. Son registros que buscarán posicionarse como “símbolos” pues su verdadero interés electoral es el municipal y regional. Lo mismo pasa con registros como Somos Perú. Pero esta vez el número de contendores es tan alto – incluso asumiendo que muchos irán en alianzas – que requerirán de estrategias agresivas para poder mantenerse a flote.

Entre los nuevos partidos, PRIN, con alianzas regionales explícitas, buscará disputar este espacio y podrá usar en contra de los tres anteriores su participación activa en el actual parlamento.

En el centro derecha no parece haber construcción de alianzas por ahora. El candidato con mayor visibilidad ha sido Rafael Belaunde, de Libertad Popular, comprándose algunas agendas más liberales, pero con poca capacidad de disputar un voto popular. No aparece aún en las encuestas. Lo mismo pasa con Marisol Pérez Tello, quien ha lanzado su precandidatura en Primero La Gente, otra de las nuevas agrupaciones. Ella busca la construcción de una alianza que llegue hasta el centro izquierda, pero ha señalado que estaría opuesta a una alianza más allá. Su partido, mientras tanto, mantiene también conversaciones con organizaciones políticas de centro izquierda, como Ahora Nación del ex rector de la UNI, Alfonso López Chao, a la vez que con organizaciones de izquierda como el Nuevo Perú (NP) y el Partido de los Trabajadores y los Emprendedores (PTE). 

Otras opciones como Jorge Nieto, del partido del Buen Gobierno y Mesías Guevara, del Partido Morado, conocidos por politólogos, pero aún no por un gran público, no terminan de mostrar cuál es el juego al que se sumarán.

La izquierda sin perfil

Cerrón y Perú Libre, que han vaciado la izquierda de contenido y de horizonte, anuncian su candidatura sin despertar ilusiones. Justos por el Perú, de Roberto Sánchez, parece más hábil en la construcción de alianzas populares, tendiendo lazos a Castillistas – varios sin partido inscrito – y Antauristas. Claramente, se constituye como una izquierda conservadora y autoritaria.

El NP, más allá de las conversaciones con López Chao, ensaya posibles liderazgos más allá de Verónika Mendoza, que ha declarado que no se presentará. Por ahora, Vicente Alanoca, desde Puno, lanza su precandidatura en este espacio.

En este inicio de periodo electoral, todo parece indicar, la fragmentación será nuevamente la norma y la ciudadanía con alta incertidumbre enfrentará una elección donde nos jugamos la democracia y la seguridad.

Marisa Glave

Desde la raíz

Socióloga, con un máster en Gestión Pública, investigadora asociada de desco, activista feminista, ecologista y mamá.