Reconocido por los más altos cánones otorgados por la civilización contemporánea, el último exponente vivo de la generación del boom latinoamericano recibió —entre varios galardones— el Premio Nobel de Literatura en 2010 y la categoría de inmortalidad que otorga la Academia Francesa en 2021.
Como en su arte, la intensidad de sus convicciones lo llevaron a salirse de su labor estética para involucrarse en la política peruana como candidato presidencial en 1990. Enarbolando valores liberales que procuraron aportar a la institucionalidad de la cultura peruana hacia el progreso, fue superado por quien luego se convirtió en dictador: Alberto Fujimori.
Vargas Llosa destacó, además, como connotado editorialista. En ese camino, aportó a las discusiones nacionales y del pensamiento universal en diversos periódicos del mundo, entre ellos La República.
Entre tantas características dignas de su genialidad, destaca una de sus más grandes virtudes: la humildad y grandeza de aceptar sus errores públicamente.
Luego de apoyar la teoría —demostradamente falsa— de fraude en las últimas elecciones del 2021, y tras varios meses en los que diversa información periodística reveló las mentiras originadas por el miedo e intereses antidemocráticos, Vargas Llosa reconoció que no existió tal embuste y que los problemas del Perú eran de diversa índole.
Mario Vargas Llosa partió dejándonos maravillosas novelas, sustanciosos y reveladores ensayos, así como acuciosas y combativas columnas periodísticas, pero también nos legó una pregunta existencial que los peruanos todavía no conseguimos responder: “¿En qué momento se había jodido el Perú?” (Conversación en La Catedral, 1969).
En realidad, hasta su último libro, Le dedico mi silencio (2023), el escritor no dejó de intentar de encontrar una solución a la interrogante que describe la ansiedad histórica constante de los peruanos respecto a su futuro.
A un hombre que procuró fidelidad a sus ideales. A un peruano que intentó y logró enaltecer a su patria con los honores del prestigio y reconocimiento universal. A un latinoamericano que se atrevió a pensar el mundo. Con aciertos y errores no negados. Con la humanidad de un personaje que pasa hoy a la gloria de la historia. Mario Vargas Llosa, descanse en paz.