Fiscalía solicita 9 meses de prisión preventiva contra Jean Deza

La autoridad se resiste a la autoridad

El mal ejemplo cunde entre quienes son los primeros llamados a respetar.

Resulta impensable en cualquier otro contexto, que una autoridad se niegue a acatar mandatos provenientes de la ley a través de sus operadores en la justicia, la fiscalía o la policía. Son entidades que existen básicamente para mantener el orden, la paz social y la legalidad y evitar el caos de los pueblos sin ley y de los hombres sin control. Esta es una noción de convivencia con el prójimo que nos acompaña a lo largo de la vida y que nos aleja de conductas propias de los desadaptados. En base a estas reglas nos relacionamos entre nosotros.

También hay quienes no aceptan este orden y lo desacatan. Para ellos hay medidas coercitivas sobre las que el Estado tiene el monopolio y que buscan modificar las malas conductas en base a sanciones de diversos calibre.

Por ello parece tan peligroso que sean las propias autoridades quienes desacaten órdenes, y lo hagan a plena conciencia y sin que no haya quien ponga orden o llame a la observación del mandato de la ley.

Ya tuvimos quienes se escaparon de la justicia. Vladimir Cerrón y Juan Silva , el ex ministro de Pedro Castillo, desaparecieron sin dejar rastro. Hasta hoy es un misterio quien advirtió de los operativos policiales para dar con su refugio.

Otros, como los Waykis en la sombra, que integra el hermano de la Presidenta, también se escaparon de una orden de detención preventiva dictada por el juez. Esa poca disposición a acatar una orden judicial fue aplaudida por algunos ministros de este régimen, entre ellos el propio titular de Justicia. Incongruencia absoluta con quien anda promoviendo la pena de muerte para sancionar precisamente a los desadaptados que no respeten la vida ajena, en especial la de menores de edad.

La última ya tiene que ver con el ministro del Interior, ese que precisamente tiene que supervisar la acción policial. Primero dijo que iba a entregar el celular pero lo hizo sin chip y ayer se negó a darle la clave al fiscal que así lo requería.

¿Qué pasaría si un ciudadano de a pie decide que no responderá a un alto policial o que no se prestará a una prueba de alcoholímetro? Parece impensable por las sanciones posteriores. Pero habrá quien alegue que solo está siguiendo el ejemplo.