Alonso Correa ya está entre los cuatro primeros tablistas del orbe, superando la buena performance que tuvo Lucca Mesinas en las olimpiadas pasadas, quien llegó a cuartos de final.
Alonso Correa está compitiendo con los más rankeados del mundo profesional del surfing de la primera división, en la que Perú no tiene, hoy por hoy, ningún representante. Correa le ha ganado al brasileño Filipi Toledo, bicampeón mundial y último campeón; también a Jordy Smith, el sudafricano top ten del mundo desde hace una década; y también a Kanoa Igarashi, el japonés que logró plata en las olimpiadas pasadas, otro top ten mundial.
Cabe comentar que casi, desde inicios de este siglo, Brasil, en el surfing, se ha convertido en potencia mundial, mayor aún que en el futbol. En un deporte que usualmente era dominado por gringos, australianos, uno que otro europeo o sudafricano, de los últimos 10 campeones del mundo, 7 han sido brasileños. Incluso, en las olimpiadas pasadas fue un brasileño, Ítalo Ferreira, quien se llevó la medalla de oro.
La primera vez en la historia que un latino ganó un campeonato mundial de surf fue el año 2014, cuando el brasileño Gabriel Medina sorprendió al mundo con su potencia y juventud. Aprovecho para recordar que, tomando en cuenta todas las categorías, Sofía Mulanovich fue la primera deportista latina que alcanzó el primer lugar del mundo del surfing, quien lo hizo en el 2004, logrando un punto de quiebre en la historia de este fascinante deporte.
Regresando a París 2024, de hecho, aquel deportista que ha protagonizado una de las fotos más hermosas, más virales en lo que va de estos juegos; ese que aparece como caminando sobre el mar señalando a los jueces, con su tabla volando al lado, es él, Gabriel Medina, el campeón mundial más joven de la historia, logro que comparte con el mítico Kelly Slater. Medina, quien afortunadamente no va a competir con Correa en la semifinal, es tres veces campeón mundial y, todo indica, sí sería el rival de nuestra carta si es que alcanzamos la ansiada final por una medalla de oro, que sería apenas la segunda de nuestra pobrísima historia olímpica
Fue Tokio 2020 la primera vez que los juegos olímpicos incluyeron esta apasionante disciplina entre sus competencias. Muchos se preguntarán ¿por qué? La respuesta tiene que ver con la naturaleza. Cuando los surfistas entran al mar, saben que no todo depende de ellos. Sí, el mar es el mismo, pero las olas no son exactamente iguales para todos como lo es una pista atlética, una cancha de básquet o de futbol o una piscina. Los competidores pueden estar en su mejor momento, en su mejor forma, pero eso no significa que, necesariamente, vayan a escoger las mejores olas, así traten. Escoger las mejores olas no depende completamente de uno.
Como los hombres de mar, los tablistas saben leerlo, interpretarlo, pero uno nunca sabe cómo va a terminar de pararse la ola, cómo va a terminar reventando al tubo por más experiencia que se tenga. Quiero decir, un tablista puede coger lo que parece una ola buenísima, pero su competidor, a su turno, puede tener la suerte de que la naturaleza impredecible le regale una ola más generosa y con ello superar a su rival al margen de la performance propiamente dicha. El factor suerte es clave en esta disciplina, bastante más que en otras. Teahupoo, la playa donde se desarrolla la competencia es una ola de Tahití, una isla de la polinesia, territorio francés de ultramar en el océano pacífico. Pertenece a una comuna asociada a Taiarapu-Oeste que está situada en las islas de Barlovento.
El nombre de Teahupoʻo tiene su origen en un antiguo rey tahitiano llamado así, Teahupoo. Literalmente, el nombre significa "muro de calaveras", pues dice la leyenda que este sanguinario rey guerrero era temido por su afición a coleccionar cabezas de sus enemigos. Irónicamente, hemos visto a Alonso Correa competir con un casco que protege su cabeza; sin embargo, no es por temor a esta leyenda, es para protegerse del reef o fondo marino de arrecifes de coral que está muy cerca de la superficie y que puede ocasionar lesiones muy serias como de hecho ha ocurrido en numerosas ocasiones documentadas en YouTube.
Teahupoo es sede permanente de una de las pruebas correspondientes al circuito mundial de surf desde 1999 y, por ejemplo, en el año 2000, el surfista local Briece Taerea murió tras ser golpeado y quedar atrapado en una ola de cinco metros. Hablamos de olas que pueden llegar hasta los seis metros de altura y que se caracterizan por ofrecer uno de los tubos más famosos, largos y consistentes del mundo. Fama solo superada por la playa hawaiana Pipeline.
¿Qué es un tubo? Tubo se le llama al ‘hueco’ que se forma cuando el labio o cresta de la ola es lanzado por la misma ola hacia adelante y aún no termina de reventar o caer, lo cual permite que el surfista ingrese como si estuviese dentro de un túnel de agua en el que el techo, el suelo y las paredes son líquido en movimiento. Mientras más largo y grande el tubo, más puntaje, más espectáculo para el público y más satisfacción para el deportista.
En Tahití existe un gran salto de aguas profundas a poco profundas. Es por esta razón que las crecidas no ‘sienten’ el fondo marino hasta que se encuentran a medio kilómetro de la orilla, permitiendo a toda la fuerza que procede del océano —desde tormentas lejanas— avanzar sin obstáculos hasta que se encuentra con el arrecife de Teahuppo.
¡Toda la energía se concentra en el arrecife formando una ola tremendamente poderosa de un grosor aterrador! Un tubo enorme, que fue aprovechado por Correa en sus dos primeras presentaciones.
Cuando los tubos no son los mejores o no se forman, como este jueves, el tablista tiene que apelar a las maniobras, como los dos rollers o reentres, golpes radicales contra el pico de la ola, que Alonso Correa se metió en su mejor performance de ayer para superar a su competidor japonés, Reo Inaba, quien sí había logrado entubarse en su ola previa.
Un poco de la historia de Correa: luego de participar de una serie de competencias, Alonso Correa, a sus 25 años, junto con su equipo de trabajo, viajó a Teahupo’o, Tahití, para adaptarse a la playa entrenando intensamente durante todo mayo. Hay que recordar que, cuando tenía 18 años, Correa quedó finalista en el ISA World Junior Surfing Championship en Portugal, donde logró obtener el mejor puntaje del torneo. En 2023, se consagró campeón mundial en los ISA World surfing Games en El Salvador, siendo parte de la delegación peruana.
En marzo de este año, se ubicó entre los seis mejores del ISA de Puerto Rico, donde consiguió su tan ansiada clasificación a París 2024. Actualmente, se encuentra en el puesto número 16 del ranking mundial, pero de la segunda división. Pese al apoyo con el que surfing nacional cuenta, las distancias con Brasil, USA, Australia , Japón, etc., son enormes, por eso es que lo que está haciendo Alonso Correa, así no gane la medalla de oro, es épica pura de sabor nacional
René Gastelumendi. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.