Opinión

Billeteras adelgazadas, por Mirko Lauer

"El MEF ha empezado a hablar de reactivación, lo cual es positivo. Pero esto no podrá darse si los capitales se mantienen asustados".

Lauer
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Dina Boluarte está a punto de encontrarse con un problema que todavía no conoce: la economía. El llamado ruido político, las catástrofes climáticas, los mercados mundiales afectados por la pandemia y Ucrania, más la pobre calidad de los equipos administrativos por todo el país, están produciendo un cóctel que lleva a nuevos ciclos de furia.

Las cifras de pobreza han aumentado, y lo siguen haciendo. El crecimiento económico está pronosticado en un 1% este año, con una recesión técnica (dos trimestres seguidos sin aumento). Hemos pasado de la cabeza a la cola de la región en muchas cifras claves. No tan lentamente, el drama macroeconómico se va infiltrando en los hogares.

Lo que estamos viendo es una caída con alivios por el camino. Se anuncia una baja de la inflación para las semanas que vienen. El dólar bajo es una señal de fuerza económica, a primera vista. A algunas ramas importantes de la producción no les va del todo mal. El costo de vida no ha sido una presencia de peso en las dos protestas.

Pero hay un difundido sentimiento de que nos estamos comiendo nuestros ahorros, los macro y los micro. El 1% del PBI-2023 viene de la resistencia del sector privado a invertir en estos últimos dos años. Los alivios son otros tantos chanchitos rotos. Las contramarchas declarativas de los empresarios este mes han sido elocuentes.

Es poco probable que la seguidilla de marchas llegue a producir un adelanto de elecciones. Pero un ascenso rápido e intenso de la conciencia de malestar económico entre los sectores más necesitados de la población sí puede forzar ese adelanto. Boluarte puede llegar a convocar comicios para disimular el drama económico y sus consecuencias.

Lo que vale para Boluarte y el Congreso vale también para los gobernadores regionales y los alcaldes. El manejo de los presupuestos en esas circunscripciones ha marcado récords de ineficiencia en espacios catastróficos, pero también económicos. En muchos casos esas autoridades elegidas harían bien en marchar contra sí mismas.

El MEF ha empezado a hablar de reactivación, lo cual es positivo. Pero esto no podrá darse si los capitales se mantienen asustados. No tanto por el radicalismo, sino por la idiotez que viene conociendo un éxito electoral que no se puede explicar, ¿o sí?