Danny Delgado y su lealtad a Armonía 10 de Walther Lozada: “Si estoy en un grupo, es como si fuera mío”
Fue parte de la delantera de Armonía 10 en los 2000 y hoy es una figura admirada en el grupo formado por los hijos de Walther Lozada. Danny Delgado, voz histórica de la cumbia peruana, comparte sus recuerdos y anécdotas.
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Armonía 10 de Walther Lozada es una orquesta formada por los hijos del fallecido productor musical Walther Lozada Floriano. Como reconocimiento a su larga trayectoria, esta agrupación lleva su nombre e interpreta las diferentes canciones que dejó como legado. Disputas legales aparte con la otra Armonía 10, este nuevo grupo va ganando espacio en la industria musical. Uno de sus cantantes emblemáticos es Danny Delgado, voz de la época de oro en los años 2000, quien en esta entrevista repasa momentos importantes de su carrera, cuenta anécdotas para sus seguidores y da sus apreciaciones sobre los artistas de la actualidad.
Vamos a empezar con una presentación: ¿Quién es Danny Delgado y cuántos años de trayectoria tiene?
Yo tengo un aproximado de 35 años en la música. Empecé cuando tenía 21 años. Pasé por grupos chiclayanos. Comencé en un grupo que recién se iniciaba, que se llamaba Láser. Luego fui a Dimensión Musical, después a la familia Barrios, a la familia Gama, a los hermanos Calvay, y luego pasé a formar parte de la Idéntica de Chepén, que en ese tiempo se llamaban Los Perkins. También tuve la oportunidad de trabajar con Los Caribeños de Guadalupe, antes de que fueran conocidos.
¿Qué le ha dejado estos años de carrera? ¿Alguna reflexión?
Yo rescato que soy una persona muy agradecida; agradezco a todas las personas que tuvieron mucho que ver en mi carrera. Debo reconocer que mi paso por Armonía 10 fue lo que me abrió las puertas para que el Perú me conozca, y no solamente el Perú, sino desde diferentes países. Ese es el motivo por el que hoy en día estoy con Arturo, Bianca y Katia (dueños de Armonía 10 de Walther Lozada). Acudí al llamado de ellos para formar parte del grupo con el nombre del maestro Walther, porque a él le debo mucho y viviré agradecido. Gracias a él incursioné en la cumbia, porque antes, en Chiclayo, yo cantaba salsa y rock.
¿Qué representa Armonía 10 para tu carrera musical?
Mi paso por Armonía 10 lo resalto como lo más importante dentro de mi carrera artística, ya que, gracias a mi participación en el grupo, es que me hago conocido. La gente me comenzó a reconocer, y eso es algo satisfactorio para un artista. Que te reconozcan no solamente en el Perú, sino también en otros países, es genial.
¿Es verdad que usted, al inicio, no quería firmar por Armonía 10 y tuvieron que buscarlo y presionarlo?
Sí, lo que pasa es que eran otras épocas. Yo, en los años 87 u 88, trabajaba en el grupo Hermanos Calvay. Tuvimos la oportunidad de tocar por Piura y estuvo Walther Lozada. Me acuerdo que Walther llegó con Percy Chapoñay y Makuko; tuvieron una conversación conmigo, me dijeron que les gustaría que yo estuviera en el grupo, pero en esos años, en Chiclayo, el trabajo era muy bueno. Tanto Hermanos Calvay como Grupo 5 sonaban en Chiclayo y no había mucha diferencia en el pago. Entonces, cuando Walther me habló, le dije al dueño de Hermanos Calvay que me habían buscado de Armonía 10, y lo que hizo fue aumentarme el sueldo. Así pasaron años y, nuevamente, Walther me volvió a llamar. Me acuerdo que una vez se apareció en Chepén, entró al local y me dijo: “He pagado mi entrada solamente por venirte a escuchar”, pero tampoco se dio el acuerdo. Fueron como tres ocasiones en que no se dieron las condiciones para pasar, en diferentes años. Recuerdo que, cuando ya comienzan a salir Agua Marina y Armonía 10 —que eran los grupos más fuertes de Piura, con equipos modernos— en Chiclayo los grupos se quedaron. Ya Armonía 10 y Agua Marina salían a Lima. Para nosotros los músicos, llegar a Lima era un sueño, o sea, es como hoy en día te dijeran “nos vamos de viaje a Europa o Estados Unidos”. Entonces, para esa época, ya en Chiclayo el trabajo (contratos) había bajado, y Walther me mandó a avisar con unos músicos chiclayanos que yo lo llamara, que quería conversar nuevamente. Ya era como la cuarta vez, creo, que insistía. Bueno, lo llamé y me dijo: “¿Qué hace el mejor cantante de Chiclayo perdiéndose allá, cuando tiene trabajo acá en Piura?”. Me advirtió: “Esta es la última vez que te llamo. Si esta vez me arrochas, nunca más te vuelvo a llamar”. Entonces, no lo pensé dos veces porque sabía que el trabajo en Chiclayo había bajado y Armonía 10 ya recorría el Perú. Incluso, no tuvimos un buen arreglo en cuestión económica. Me dijo: “Ven, trabaja hoy día y luego conversamos”, y efectivamente conversamos. Luego me dijo: “Acá ni cuenta te vas a dar cuando recibas tus pagos, porque acá tenemos contratos cualquier cantidad”. Y no me mintió, era cierto. Tenía Armonía 10 cualquier cantidad de trabajo y me acostumbré. Comencé a trabajar con ellos y, poco a poco, fuimos conociéndonos más con Walther y llegamos a tener una gran amistad. Siempre recuerdo un gran favor que él me hizo, que no lo comento públicamente, pero sí a personas muy allegadas a mí, como Arturo, su hijo, con quien nos tenemos una gran amistad. Él sabe el agradecimiento que yo siento por su padre. Yo jamás voy a olvidar un favor que Walther me hizo y que, hasta hoy en día, yo lo llevo guardado. Es por ello que estoy con los muchachos; vine a su primer llamado. Con el transcurso de los dos años que tengo trabajando, he congeniado mucho con Arturo. Es como si estuviera con Walther, sinceramente. Yo me siento muy agradecido a todos ellos y su gran familia. Con Arturo viajamos, compartimos muchas horas de trabajo, hemos congeniado y me siento feliz.
¿Cómo describiría usted al señor Walther Lozada como persona y como músico?
Yo soy una persona que sé juzgar, sé conocer. Me doy cuenta muy rápido de cómo son las personas, y Walther fue una gran persona. A veces, nosotros confundimos la seriedad, o sea, por el hecho de que uno es serio, recto, hay muchas personas que creen que esa persona es amargada y que es colérica. En el fondo, Walther siempre ha sido una bella persona. Yo lo he conocido de cerca, aunque, lamentablemente, no todos piensen así. Hay muchas personas que solamente ven el momento; me refiero a los músicos. Hay músicos que, cuando ya salen de un grupo, comienzan a decir “que este fue así, que este fue malo”, solamente esas partes, pero no ven la parte positiva del dueño de un grupo. Claro que hay directores musicales, dueños de grupos musicales que pueden ser malos o abusivos, pero en este caso, yo hablo por Walther y pongo las manos al fuego por él.
Usted ha cantado con artistas como Percy Chapoñay, Makuko Gallardo, Carlos Soraluz y Tony Rosado. ¿Qué recuerda de esas épocas de oro de Armonía 10, en los años 2000?
Como tú lo has dicho, han sido épocas de oro, y es algo que no se puede cambiar. Yo he comprobado, a través de los años, que la gente se identifica mucho con esa delantera que tuvo Armonía 10. Yo, cuando entré a Armonía 10, he admirado a todos los cantantes que encontré. A Percy, un maestro; para mí ha sido como un hermano. Él ha sido una persona muy bella. Makuko Gallardo, un gran profesional. Tony Rosado, tú sabes que es un excelente cantante. Roberto Moreno también. Yo encontré una delantera muy buena y, gracias a Dios, pude adaptarme a ellos y tener una gran amistad, algo que hoy en día no se da. Esas épocas eran muy diferentes. A veces me pongo a pensar que es como aquella selección del Perú que salió en los años 70 con Cubillas y Sotil. Esos futbolistas marcaron su época. Yo veo así a Armonía 10. Esa delantera que tuvo es inolvidable. No sé si eran los tiempos en los que vivíamos, pero esa era una amistad más unida, cosa que no veo hoy. Las cosas hoy en día son diferentes. No es porque quiera juzgar, pero en esas épocas los cantantes no veíamos el interés económico, sino el interés profesional. Nosotros demostrábamos la calidad artística, mas no lo económico. El músico de ahora tiene muchos privilegios, algo que en aquel entonces no teníamos nosotros; sin embargo, sí nos entregábamos más.
Hablando de esas épocas y sin que suene presumido, ¿usted se siente parte importante de la historia musical de Armonía 10?
Yo pienso que fue un buen grupo humano que se formó en la delantera de Armonía 10, y cada quien tuvo lo suyo. Yo te puedo decir, honestamente, para mí quien se merece todos los aplausos de Armonía 10 es Percy Chapoñay. Sin tratar de incomodar a nadie, pero para mí Percy es la voz que jamás pasará al olvido. Ha sido un maestro cantando, un maestro interpretando, y como persona, igualmente. Al lado de él, Makuko. También estuvo Tony, Roberto, y yo trabajé con Martín Pérez. Luego vino Soraluz, quien también impuso su voz, y hasta hoy en día yo lo admiro mucho. Es un tremendo cantante, y eso no solamente lo digo yo; el público lo sabe. Esas épocas yo pienso que no van a volver. Yo pienso que no van a volver otros cantantes como los que hubo en ese tiempo. Si puse mi granito de arena, pues sí, me siento feliz hoy en día porque la gente lo valora.
¿Se puede decir que usted es la voz original de canciones emblemáticas como “Primer amor”, “Espérame”, “Tu amor es una trampa”…?
La voz original mía está en canciones como “Me emborracho por tu amor”, “La trampa”, “Morena”. Yo fui quien grabó esos temas, o sea, fui la voz original. Pero hay algo que yo jamás voy a pasar por alto. Lo que pasa es que, en el tiempo cuando yo entro a Armonía 10, ahí nomás, a los cuatro meses, Tony Rosado se retira. Y quien cantaba “Primer amor” y “Espérame” era Tony. Él fue el que grabó primero esas canciones, pero yo entro justamente cuando, en Trujillo, comienzan a grabar en VHS. Entonces comienzan a grabar ya con mi voz. Es por eso que mucha gente cree que la voz original soy yo, porque me ven a mí desde un comienzo, pero en realidad, quien grabó esos temas fue Tony. El tema “Primer amor”, “Gracias” y “Espérame” los grabó él antes.
¿Qué siente cuando usted ve que la gente reconoce su trabajo hasta el día de hoy, ya sea por esos videos pasados o ya sea porque asistió a los conciertos en esas épocas?
Me siento muy agradecido. Es algo muy satisfactorio para mí, y agradezco a Dios que la gente reconozca el trabajo que uno ha hecho. Aquí entra a tallar también mucho la manera de ser de la persona. Yo creo que la humildad tiene que ver mucho en este aspecto, porque nosotros nos debemos al público. O sea, yo soy de las personas que piensa que si el público no nos aceptara, no seríamos nadie dentro de la vida musical, y el público se merece el respeto, el cariño. Yo tengo la costumbre, en Facebook, de que cualquier comentario que me hagan, siempre agradezco. Me tomo mi tiempo para agradecer, y yo pienso que eso también tiene mucho que ver para que el público se identifique conmigo.
Una pregunta a modo de anécdota: ¿cómo nacieron las frases o qué significa cuando usted dice en sus canciones “¡Armonía 10, o no!”, “¡Cholita linda, Mily!”?
“Cholita linda, Mily” es mi hija. Siempre la menciono en todas mis canciones. Es mi mayor tesoro. Es por quien yo veo siempre y sigo en la lucha justamente por ella. La quiero mucho. Y la frase “¡O no!” es una anécdota que muchos no la saben. Es de los años 85. Había un locutor de radio en Chiclayo, Lucho Clavijo. A él le escuché esa frase, que no era su frase más continua, pero me gustó una vez cuando lo dijo. Y yo la copié de él, me gustó, y la comencé a imponer en la música. La seguí imponiendo y, sí, la gente se identifica mucho con esa frase.
Se reconoce actualmente a Piura como la capital de la cumbia, pero Chiclayo también tiene lo suyo. Usted que es de Chiclayo y ha destacado en una orquesta piurana, ¿con la cumbia de dónde se queda: de Chiclayo o de Piura?
De Piura. Soy chiclayano neto, amo a Chiclayo, amo a mi barrio, que es José Leonardo Ortiz, pero me quedo con la cumbia de Piura. Me quedo con los cantantes piuranos en la cumbia. Eso sí, quiero recalcar que si hablamos de salsa o de rock, ahí sí saco pecho por Chiclayo. Pero en la cumbia sí me quedo con mis amigos de Piura. Y está demostrado, porque son muchos los grupos piuranos que han sobresalido en la cumbia.
Usted es la única voz de los cantantes clásicos que actualmente se mantiene en el grupo Armonía 10 de Walther Lozada, pese a que iniciaron con varios. ¿Tiene una explicación sobre ello?
Cada uno ha tenido su criterio de trabajo en la orquesta, y yo he mantenido el mío. Si yo estoy en un grupo, es como si el grupo fuera mío. Yo tengo esa costumbre. O sea, yo me entrego totalmente al grupo. Yo, la verdad, en el grupo que estoy hago de cuenta que es mi grupo, y si hoy en día pasan malas experiencias, estoy ahí; y si mañana estamos bien, estamos ahí. O sea, cuando estamos bien, gozamos; y cuando estamos mal, pues tenemos que sufrir. Cada uno tiene su forma de ver su trabajo. No juzgo a los muchachos si se fueron. No les voy a decir que hicieron mal, no. Cada uno tuvo su motivo por el cual partió del grupo. Pero, por mi parte, yo me siento muy agradecido de la familia Lozada Silupu. Y lo que sí te puedo decir es que yo he estado en las malas con ellos. Yo también he tenido mi orquesta. En Chiclayo yo tuve mi orquesta por 16 años. O sea, sé cómo piensa un director musical y sé cómo piensa un músico. Eso es lo que a mí me ha servido para seguir manteniéndome aquí en el grupo y poner el hombro para que sobresalga. Yo sé que tengo un límite también. Yo sé que también va a llegar el momento en el que tenga que dar un paso al costado, pero me gustaría hacerlo cuando el grupo tenga ya un nuevo líder ahí en la delantera. Alguien que, para mí, sea también un cantante que se gane el aprecio, que se gane el respeto. Un cantante que sea responsable, que esté ahí puntual, que sea disciplinado y que sea buen cantante, por supuesto. Me gustaría hacerlo en ese entonces, cuando vea que el grupo se va a seguir encaminando hacia adelante. Cuánto me gustaría que mi sobrino Matías Lozada ya forme parte del grupo. Es el hijo de Arturo Lozada. Yo pienso que ahí sí tendría una gran base Armonía 10 de Walther Lozada. Estaría orgulloso Walther de que su nieto esté en la delantera.