Katya Adaui: “Toda mi obra está muy erotizada”
La reconocida escritora Katya Adaui vino a Lima a presentar su último libro, “Un nombre para tu isla”, y conversó con La República sobre los tópicos que influyen en su escritura y en su vida. Ojo a sus palabras.

El último libro de la escritora Katya Adaui, el cuentario Un nombre para tu isla (Páginas de Espuma, 2025), no solo confirma su buen momento narrativo, que no es cosa reciente. Quienes he seguido su trayectoria, sabemos que lo suyo ha sido producto de la persistencia que, aparte de traerle lectores, igualmente le ha generado reconocimientos. Pensemos en el Premio Nacional de Literatura, en la categoría cuento, que obtuvo en el año 2023 por Geografía de la oscuridad (también con Páginas de Espuma).
En las últimas semanas, Katya Adaui, quien reside en Argentina desde hace algunos años, vino a Lima a presentar Un nombre para tu isla. Lo hizo y no se quedó nada callada cuando se le preguntó por la actualidad del premio literario del Ministerio de Cultura. No solo lo ha ganado, sino también ha sido parte de su jurado.
Un nombre para tu isla, consta de siete relatos (“Tripulación, puertas en manual, cross check y reportar”, “Isla Grande”, “Camalotes”, “Un niño”, “Tal como está”, “Una buena por cada diez malas” y “El arte de perder”), en los que aborda tópicos como la crisis de la pareja, los deseos ocultos, la infancia, el duelo, el viaje como alternativa de fuga existencial, entre otros. Se colige, entonces, que en Un nombre para tu isla están los grandes temas de su poética desarrollados en géneros como el cuento y la novela, pero a la vez forjan un anuncio de lo que podrá presentar más adelante. No es raro pensar en esa posibilidad. Si un factor destaca en ella, ese es el de la experimentación formal y la ternura con la que perfila a sus personajes.
Katya Adaui es, hoy en día, una voz importante en el imaginario narrativo hispanoamericano. La República conversa con la escritora.
-Tras leer el libro, uno nota que tus personajes luchan contra sus circunstancias personales y se reafirman ante ellos. No se dejan. ¿En qué estado anímico lo escribiste?
-Escribí el libro en un estado neutro. Me pasó de todo en estos últimos años. Pero sí estaba atravesada por la alegría. Mi alegría no se la doy a nadie, porque ha sido una conquista para mí. Me ha tomado toda la vida lograrlo. Entonces, mi estado del alma fue defender la alegría y que mis personajes supieran saber dialogar con el otro.
-Algo que no solo yo he notado, tus personajes tienen mucha empatía.
-Cuando estoy en los talleres, les digo a mis alumnos que van a tener que aceptar que son sensibles e inteligentes, porque sus lectores probablemente también lo sean. Solo así, aceptando que uno lo es, crea personajes que también lo son. El personaje no es más inteligente que tú. Eres tú el que le ha dado esa vida, porque tú eres el inteligente. Y la inteligencia pasa por pensar que nadie se salva solo.
-Hay un factor que lo vemos en tu obra, pero en esta ocasión está más mostrado. Tus lectores saben que no te gusta lo explícito, pero sí la sugerencia. Me refiero al respiro erótico del cuentario.
-En realidad, toda mi obra está muy erotizada. Mis personajes son sensuales, están erotizados, tocan, conversan. Me gusta la sutileza, me gusta lo erótico, me gusta lo sugerido, me gusta la sensualidad. La chica del segundo cuento dice me enamoré de él por su espalda, me gusta su nariz de pico. Ahora en mis textos hay una mayor pulsión de vida, porque yo también la tengo. Mis libros han acompañado siempre mis momentos de vida.
-¿Cuál es tu demonio literario?
-Mi demonio es el exceso de trabajo y la preocupación por el dinero. Tengo que trabajar mucho para comprarme un poquito de escritura. Pero me motiva no la ilusión de escribir un libro, sino lo que me motiva es hacer una obra en el tiempo, y que libro a libro se construya una voz que me rete, una voz que me haga escribir diferente.
-Este es tu libro menos elíptico. Has explorado mucho la elipsis.
-Así es, este es mi libro menos elíptico. Ya probé la elipsis, ya probé el collage, también la numeración. Acá he querido probar otras cosas, como falsos narradores, el tema de la mentira, cuestiones técnicas como el diálogo. Libro a libro yo quiero romper mi propia regla gramatical. Yo siempre tengo un pensamiento que me calma y es pensar que voy a escribir lo que me dure la vida. Es poco tiempo. Siempre estoy pensando en escribir y los libros no los hago de un día para otro. Yo pagué por mis dos primeros libros. Siempre me tomé la escritura muy en serio.
-En el 2008 organicé un evento de narradores en la Villarreal y muchos se acuerdan de mí porque te invité a participar. O sea, son lectores que te siguen.
-Yo estoy agradecida siempre. Yo tengo pocos lectores, pero me parece que los que tengo son muy fieles, porque libro a libro me acompañan. Y lo noto con el cariño con el que van a las presentaciones. Tiene mucho que ver con que estoy sacando libros bastante seguidos, uno detrás de otro. Cuando uno tiene el privilegio de poder hacer eso, a costa de no hacer otras cosas, y en eso creo que tiene que ver con que no soy madre, el tiempo que tengo es para mí. Entonces es un tiempo egoísta a veces el de la escritura. Yo trato de que no lo sea. Estoy muy agradecida por tener lectores.
-¿No ser madre influye en tu escritura?
-Yo creo que con lo dedicada y cariñosa que soy con los niños, que me encanta, pienso en mis sobrinos y en los hijos de mis amigas, no tendría mucho tiempo libre para escribir. Supongo que no ser madre y atestiguarlo de lejos me permite darme cuenta del tremendo esfuerzo. Cuando una es mamá recién, todo lo demás queda suspendido por tiempo indefinido, por más que el padre esté presente. A mí me conmueve mucho y trato de pensarlo cuando escribo. No convivo con niños, entonces para mí los niños son un misterio. Pero ese tema está presente en mi escritura.
-Tus personajes no son trágicos, pero sí tienen dolor.
-Mis personajes están atravesados por la negatividad de la vida y no lo niegan. Yo vivo pensando en que el mañana será mejor. No pienso así porque soy ingenua, ser bueno es un esfuerzo diario, es mucho más fácil ser malo. Trato de que mis personajes no hagan daño, muchos están conectados con su mundo. Mis personajes no usan celular, no dependen de la tecnología. La tecnología pasa de moda, pero lo que no pasa de moda es el problema universal: el amor, el desamor, el duelo, la pérdida.