Sociedad

Los Palmeros de Bolívar: la tradición de caminar descalzos entre montañas y selva en Semana Santa

Esta festividad religiosa, que se celebra en la provincia de Bolívar, en la región La Libertad, fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación.


Los palmeros de Bolívar son protagonistas de la celebración de la Semana Santa en la provincia de Bolívar, en la sierra de La Libertad. Foto: AMPA
Los palmeros de Bolívar son protagonistas de la celebración de la Semana Santa en la provincia de Bolívar, en la sierra de La Libertad. Foto: AMPA

En lo alto de los Andes peruanos, a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, se lleva a cabo una de las expresiones culturales y religiosas más conmovedoras de la Semana Santa. Ocurre en la provincia de Bolívar, en la región La Libertad. Allí, los protagonistas son los llamados palmeros de Bolívar: peregrinos que recorren largas distancias a pie y descalzos, cargando palmas que representan la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén.

Doce peregrinos, elegidos para representar a los apóstoles, emprenden en los días previos al Domingo de Ramos una travesía desde la plaza central de Bolívar hacia el oriente del país, cruzando hasta la región San Martín. Su misión es clara: recolectar las palmas que serán utilizadas en las celebraciones religiosas.

Los Palmeros de Bolivar realizan un largo peregrinaje que los lleva hasta un paraje natural de la región San Martín. Foto: AMPA

Los Palmeros de Bolivar realizan un largo peregrinaje que los lleva hasta un paraje natural de la región San Martín. Foto: AMPA

Peregrinaje de los palmeros de Bolivar

La ruta de los Palmeros de Bolívar los lleva hasta la Concesión para Conservación del Alto Huayabamba, en la región San Martín, una de las áreas naturales mejor protegidas del país. Este territorio forma parte de la cabecera de cuenca del río Huayabamba y se caracteriza por su asombrosa diversidad de ecosistemas, que incluyen yungas, jalcas, bosques relictos y lagunas altoandinas.

A lo largo de su travesía, los peregrinos atraviesan distintos pisos ecológicos donde la niebla envuelve los árboles y la vida silvestre se manifiesta en cada rincón. En este santuario natural habitan especies emblemáticas como el mono choro de cola amarilla, el oso de anteojos y numerosas aves endémicas cuyo canto rompe el silencio ancestral del bosque. Es en este entorno único donde crecen las palmas silvestres que recolectan para las ceremonias de Semana Santa.

  La increíble tradición que protagonizan los palmeros de Bolívar en Semana Santa. Foto: AMPA

 La increíble tradición que protagonizan los palmeros de Bolívar en Semana Santa. Foto: AMPA

Bajo la guía del maestro palmero Zacarías Gaspar Dávila, los peregrinos recolectan las palmas con cuidado y reverencia. No talan indiscriminadamente: escogen con sabiduría, respetan las plantas madre y permiten que nuevas broten. Han comprendido que el bosque también es un espacio sagrado. Sin palmas no hay ceremonia, y sin naturaleza, no hay legado que preservar.

En su trayecto por la zona de Las Yungas, donde hacen una pausa antes del retorno, más de un centenar de lagunas se convierten en espejos que no solo reflejan sus cuerpos exhaustos, sino siglos de armonía ecológica. Estas aguas sagradas abastecen a poblaciones enteras y resguardan especies únicas en el planeta. Su fragilidad es tan evidente como los pies descalzos que pisan la tierra en silencio al volver.

Y el entorno da señales. Algunos peregrinos cuentan que ya no encuentran tantas palmas como antes. Que el bosque parece cansado. Por eso, esta práctica trasciende la fe: es también un acto de conservación, una relación viva entre el ser humano, la tierra y lo espiritual.

Ese vínculo fue reconocido oficialmente el 2 de febrero de 2012, cuando el Ministerio de Cultura declaró esta tradición como Patrimonio Cultural de la Nación.